sábado, 27 de noviembre de 2021

 Un otoño neurasténico

El riesgo de engancharse a cualquier telediario

Camino del invierno, España tirita bajo los efectos de otra DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos, por si no estaban al tanto) que sobrepasa con mucho lo estrictamente meteorológico.

No importa de qué se trate, el o la locutora del telediario encadena penas y desgracias que podrían terminar con el apetito de cualquiera; así que o cambian el horario de las noticias, o lo hacemos los televidentes con el de nuestras comidas.

Vean:

El pasado que se resiste a ser sólo eso, el pasado

¿No les parece que hablar de memoria histórica es retórico y un tanto redundante? No hay Historia, con mayúscula, sin historias con minúscula, o sea, sin memoria individual y colectiva; pero ¿cuándo llega el momento de circunscribir los debates sobre el pasado al ámbito académico? ¿A partir de cuándo los que ahora vivimos dejamos de considerarnos herederos directos de ganadores o de perdedores?

En tanto alguien decide sobre lo que acabo de preguntar, tan improcedente me parecería hacer bandera política del derecho a reparación de los herederos de Dª Juana la Beltraneja, como tratar de pervertir un principio que es santo y seña de la democracia: la irretroactividad de las Leyes Penales.

El franquismo, consecuente con sus principios, se lo saltó a la torera y persiguió a los españoles por  las haber hecho cosas años antes de que se hubieran promulgado las Leyes que las prohibían, es decir, cuando eran conductas legales. Tratar ahora de enmendar la amnistía de la transición es caer en lo mismo, por mucho que se invoquen nebulosos principios de Derecho Internacional.

Tome nota el Gobierno de que imputar la idea a una parte minoritaria del Ejecutivo no disminuye la responsabilidad colegiada de quien adopta el acuerdo, que es, desde luego, el Gobierno en pleno.


¡Que ardan las calles!

Eso he oído gritar a una gaditana. Cádiz echa humo y uno puede llegar a entender que la suma de tantos factores es, al final, material inflamable: tasas de paro insoportables, desindustrialización creciente, resaca de la Covid, negociaciones colectivas empantanadas, pero…

  • La huelga, legítima donde las haya, se convocó al término de la segunda reunión de la mesa negociadora. ¿No es un poco pronto?
  • Mientras los sindicatos demandaban acomodar los incrementos salariales a la inflación, la patronal pretendía recortar beneficios adquiridos. Como en la pretransición ¿Es que nadie es capaz de pensar un poco antes de empezar a hablar?
  • La legitimidad de una huelga no ampara la quema de contenedores ni el bloqueo de vías de comunicación. ¿Es que la futura candidata a Presidenta de Gobierno desconoce algo tan elemental o cree que somos los demás los que no sabemos distinguir?
  • No hay nada que oponer a que los estudiantes se solidaricen con quien mejor les cuadre pero ¿en qué les afectaba el conflicto del metal, en el incremento salarial o en la intención patronal de suprimir el plus de toxicidad? (Salvo que consideren insuficiente lo de pasar de curso con suspensos y estén reivindicando el derecho a ser Doctores en Ciencias Exactas sin haberse matriculado). 
  • Todos, tenemos derecho a exponer nuestras ideas, y a ser partidarios de unos o de otros pero ¿es de extrañar que si un Alcalde agite los ánimos como si siguiera siendo activista callejero, muchos se queden perplejos?
  • Leo que Vox había manifestado su apoyo a las reivindicaciones de los huelguistas gaditanos. Nada que oponer, pero ¿por qué me viene a la cabeza que Marine Le Pen también apoyaba a los "chalecos amarillos"? ¿Cuanto peor, mejor?

Al final, se logró un acuerdo, aceptando ambas partes olvidarse de lo más duro de sus posiciones; como de costumbre, como siempre que te sientas a negociar con necesidad de llegar a un acuerdo.

Cundirá el ejemplo, ya lo verán, y tendremos más conflictos en muy poco tiempo. Por ejemplo, el de los campesinos (agricultores, más bien, que lo de campesino está cerca del viejo concepto de "bracero", que poco pinta en este conflicto triangular entre productores, intermediarios y Gobierno).

O el de los transportistas, sobre el que, de entrada hay que decir que no es una huelga sino un cierre patronal y que algunas de sus reivindicaciones no van dirigidas al Gobierno sino a sus propios clientes, lo que lo hace peculiar y sospechoso, al mismo tiempo. Pregúntese qué Partidos jalean a los dueños de los camiones, ya verán.

Y, para terminar, policías y guardia civil, salen a la calle no para perseguir a los malos sino para demandar más seguridad para ellos y para nosotros. O sea, que no quieren que se toque la normativa actual de seguridad ciudadana. Casado pide a los suyos que se dejen ver en las manifestaciones de las fuerzas del orden. Los obispos, por el momento no se han pronunciado. Crean ustedes lo que quieran, pero los manifestantes y sus palmeros están en su derecho. Y yo en creer que detrás de tanta movilización hay mucho más que reivindicaciones laborales.


Todos contra todos y si están cerca, con más motivo

¡Qué semana!

  • Al hilo del conflicto gaditano, podemitas y sociatas anduvieronn a la greña en el seno del Gobierno de Coalición. Una tanqueta policial y su uso es motivo suficiente para que la Vicepresidenta 2ª pretenda poner firme al Ministro del Interior. ¿Ha empezado ya su campaña? ¡Mujer, que faltan dos años todavía!
  • Las dos versiones del secesionismo catalán (Independencia ya o Independencia cuando toque) se enfrentan por los Presupuestos del Estado y por los de Cataluña. En este contexto tal vez se entienda mejor la insumisión de Pere Aragonés ante un sentencia del Tribunal Supremo que confirma lo dicho por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. ¡Dice que es intolerable la injerencia judicial en Cataluña, cuando ha sido él quien ha recurrido!
  • Casado y García Egea vs Cayetanas e Isabeles. Dejo que sean los lectores quienes etiqueten las tendencias de cada pareja, e, incluso, los aliados o mentores que puedan estar detrás de unos y otras. Mientras tanto, voces sensatas dentro del PP advierten de los riesgos electorales de las broncas familiares. 
  • Hablando de Pablo Casado: ¿Mala suerte o confusión entre Franco Bahamonde y Franco Battiato? De la docena escasa de templos en los que se honró la memoria del General Franco, tuvo que entrar en uno de ellos, bien adornado, por cierto, por banderas preconstitucionales, para cumplir con el precepto dominical. No es lo más afortunado, salvo que sea deliberado; y en ese caso, tampoco.

Los extraños compañeros de viaje

Ya decía un tal López Rodó que la política hacía extraños compañeros de cama: 

- En Andalucía, Vox vota con Unidas Podemos y socialistas contra los presupuestos de PP y Ciudadanos.

- En Cataluña, JxCat vota con PP, Ciudadanos, Vox y PSOE contra la propuesta de ERC que, a su vez,  se apoya en los Comunes. 

- ¿Y en la Carrera de San Jerónimo? Bildu, PNV y ERC apuntalan al Gobierno, mientras suman votos contra el proyecto Vox, PP, C’s ¡Y JxCat y la CUP! 

Visto lo visto ¿quién se siente moralmente respaldado para criticar las alianzas de los demás? 


Una buena noticia: algo se mueve en la España profunda

A la convocatoria de Núñez Feijóo, líder galleo del PP, acuden Presidentes de Comunidades Autónomas que tienen problemas y falta de soluciones comunes, sea cual sea su color político.

  • Se esperan ríos de dinero procedentes de allende nuestras fronteras. Al final, ya lo verán, será menos de lo que hubiéramos querido, pero es una buena ocasión para corregir defectos enquistados.
  • Todos los asistentes coinciden en que el excesivo peso del criterio poblacional, a la hora de financiar Autonomías perpetuaría el desequilibrio; incluso lo aumentaría: sanidad, educación, transporte, digitalización, servicios sociales comportan programas más costosos en cualquiera de las dos mesetas que en los aledaños de Madrid, Barcelona, Bilbao.
  • Me ha parecido ver suficiente nivel de complicidad entre responsables de distinto signo, como para valorar positivamente este ejemplo de transversalidad. Más aún si puedes detectar una sospechosa displicencia al respecto en Génova y en Ferraz. 
  • Un lástima, porque podría haber sido el primer paso de un larguísimo camino: el que llevara a los grandes pactos de Estado que España necesita mucho más que andar partiéndose la cara por quién es el inquilino de La Moncloa.

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