sábado, 29 de octubre de 2022

 La contumaz negativa a acatar la Constitución

Pensaba escribir sobre otra materia

Así era. Ayer viernes a media mañana tenía hilado el post que hoy debería haber terminado de redactar. Versaba sobre… ¡Qué más da! Tal vez lo lean dentro de una semana.

Hay ocasiones, ni ésta es la primera ni será la última, en las que la gravedad de un acontecimiento o el calado de una noticia de última hora, me llevan a dar prioridad a algo no previsto. 

Como habrán deducido del título, hoy se trata del enésimo boicot del Partido Popular a la renovación del Consejo General del Poder Judicial, órgano trascendental en la arquitectura constitucional española, elegido en su composición actual cuando el PP contaba con mayoría parlamentaria y mantenido por el mismo Partido contra viento y marea, antes por fas, luego por nefas y ayer… ¿Por qué? 

Déjenme que exprese mi opinión. Luego, que cada uno piense lo que quiera. Hay días en los que los hechos demandan opiniones inequívocas. La mía, en este caso, es nítida: el acuerdo de renovación que parecía hecho se ha roto, otra vez, por la actitud interesada del PP.


Alberto Núñez Feijóo por la senda de Pablo Casado

Hace 48 horas los miembros del Consejo estaban haciendo las maletas. Se daba por hecho que en cuestión de horas, se haría público el acuerdo que pondría fin a una situación inadmisible: casi cuatro años desconociendo el mandato constitucional de renovación de los vocales.

Parecía que la dimisión in extremis de Carlos Lesmes como señal de protesta por la incapacidad de lograr la renovación del órgano que presidía había valido para algo. Podría haberlo hecho años antes, pensábamos algunos, pero "bien está lo que bien acaba". Pues no.

Según el Presidente del Partido Popular, la firma del acuerdo era incompatible con el proyecto del Gobierno de reducir las penas previstas en el Código Penal para el delito de sedición.

Una vez más, uno de los Partidos que negociaban se escudaba en algo que no guardaba relación alguna con la materia negociada para romper las conversaciones.

Para que no haya dudas, estoy en total desacuerdo con el proyecto del Gobierno. Rebajar las penas a sediciosos es una cesión a quienes llevan en su programa la independencia de una parte de España. Creo, por otra parte, que la explotación de esa hipotética modificación, podría haber sido utilizada en campaña electoral por el Partido Popular.

Dicho esto permítanme acudir al riquísimo acervo popular para referirme a la relación entre el proyecto gubernamental y el retorno del Consejo General del Poder Judicial a la normalidad constitucional: eso es, sencillamente, confundir la velocidad con el tocino, o si me permiten la expresión, el culo con las témporas. Lo sabemos todos, lo sabe el Presidente del PP y sabe que lo sabemos.

Cierto que como dijo algún tertuliano hace algunas fechas, "en el metro no se habla del CGPJ". Es decir, que mantener la obstrucción podría no tener coste electoral ¿Y qué? ¿Quiero eso decir que si el asunto no afecta a la popularidad de un partido puede desconocerse lo que manden las Leyes?


Lo que dice la Constitución

Así de claro, así de fácil de interpretar: 

  • Artículo 122. 3. El Consejo General del Poder Judicial estará integrado por el Presidente del Tribunal Supremo, que lo presidirá, y por veinte miembros nombrados por el Rey por un período de cinco años. De éstos, doce entre Jueces y Magistrados de todas las categorías judiciales, en los términos que establezca la ley orgánica; cuatro a propuesta del Congreso de los Diputados y cuatro a propuesta del Senado, elegidos en ambos casos por mayoría de tres quintos de sus miembros, entre abogados y otros juristas, todos ellos de reconocida competencia y con más de quince años de ejercicio en su profesión.

A partir de este texto, uno puede sostener que los miembros del Consejo deben ser elegidos siempre y sólo por los Jueces; es razonable, o, al menos, no es ninguna barbaridad. Otro, en cambio, es muy libre de pensar que el órgano de gobierno no es lo mismo que la función judicial y que de la misma manera que para ser Ministro de Defensa no hace falta ser General, ni Médico para dirigir un hospital, no hay por qué poner, necesariamente, a los jueces a controlar a los jueces y elegidos, además por los jueces.

Así que puede mantenerse el actual sistema de elección o cambiarse, pero de lo que no hay ninguna duda es de que los miembros del Consejo son nombrados por un período de cinco años. No hacerlo es incumplir la Constitución; ésa que con tanta frecuencia sacan a pasear los responsables, en este caso, de su flagrante incumplimiento.


Un primer resumen

Y como llueve sobre mojado, como cada vez que ha estado a punto de conseguirse un acuerdo, los negociadores del PP han salido con alguna martingala para mantener la situación de privilegio (en el CGPJ sigue habiendo, por descontado, una mayoría de vocales del PP que se habría esfumado de haberse respetado el plazo de los cinco años que establece la Constitución) tengo que pensar que el Consejo sólo se renovará cuando el resultado de unas elecciones futuras vuelva a dar mayoría parlamentaria al PP, momento en el que, tal vez, sólo que tendrían que cambiar sus vocales caducados por sus candidatos recién estrenados.

Pero ¿Y si las próximas elecciones tampoco las gana el PP? ¿Vamos a tener el mismo Consejo hasta su consunción por sucesivos decesos de sus miembros? ¿Verdad que alguien puede caer en la tentación de explorar otro camino que puede ser arriesgado, pero que podría terminar con el bloqueo sin final que ahora vivimos? Por ejemplo, elegir a los vocales que corresponden a las Cámaras por mera mayoría absoluta y no por por 3/5.

Sólo es mi opinión, pero los datos que están a nuestro alcance y una cierta capacidad de argumentar me llevan a decir, que condicionar el acatamiento de una obligación constitucional a que el Gobierno haga lo que yo le diga en asuntos que nada tienen que ver con lo que estoy obligado a hacer, pueden llamarlo como quieran: yo lo llamo chantaje. Recuerden lo que se le ha ido pidiendo al Gobierno: que no intervenga Pablo Iglesias, que rompa con éste o aquél Partido, que se adopte el modelo de elección que diga el PP, que deje el Código Penal como está. Unas cosas son razonables, otras no tanto pero ¿algo que ver con lo de renovar el Consejo cada cinco años?


Quién manda en el Partido Popular

Ésta es la pregunta que me ronda desde que el azar, algún duende travieso, o la mera lógica me ha llevado a poner en secuencia temporal estas tres declaraciones

  • Cuca Gamarra. No es una advenediza; es la número 2 del PP, tiene experiencia y está tan cerca de Feijóo como para saber lo que tiene que decir ante ciertas preguntas. No es literal, pero cuando se le planteó el por qué estaban a punto de acordar el nuevo Consejo con el PSOE y, al mismo tiempo ponían el grito en el cielo por el proyecto gubernamental de aguar las penas por sedición, vino a decir que son dos temas que no tienen nada que ver y el PP defiende en cada caso lo que cree que es justo. Como tiene que ser, Dª Cuca. Lástima que dos días después las cañas se volvieran lanzas.
  • Isabel Díaz Ayuso. A la pregunta de si ella  había tenido algo que ver con el cambio de postura de su Presidente, contestó, muy en su línea "he dicho lo que tenía que decir, donde lo tenía que decir". Que cada uno interprete lo que le venga en gana, pero oigan antes a Don Alberto y saquen sus conclusiones.
  • Alberto Núñez Feijoo. No sin lamentarse de lo mal que se sentía porque en España no se alcanzaran acuerdos de estado, vaticinó que en un futuro (no precisó cómo de lejano) Habrá acuerdos entre este PP y otro  PSOE. ¡Ay don Alberto! que los dioses le sean propicios, y no le toque ver acuerdos entre este PSOE y otro PP.

Tomadas pues en consideración la interminable lista de excusas esgrimidas por los sucesivos Presidentes conservadores que durante cuatro años han mantenido al CGPJ fuera de la Ley, sólo se me ocurren dos cosas

  • Primera: Como es obvio que el PSOE se resiste a que sea el PP quien fije la línea política del Gobierno, quizás porque no olvida quién ganó las últimas elecciones, o lo que busca el PP es mantener sine die su actual y confortable mayoría en el Consejo, o lo que es peor, de lo que se trata es de que está dispuesto a cualquier cosa antes de llegar a algún acuerdo con el okupa de la Moncloa no vaya a ser que Abascal y su bancada vuelvan a llamar a su Partido "el PP sanchista", como oímos hace un par de días. 
  • Segunda: Hoy podría haber comenzado la corta andadura de Feijóo por la senda de Casado. Si lo que se oye por ahí sobre el papel de la Presidenta madrileña en el desafuero del Consejo es cierto, si Don Alberto no llega a la Moncloa al primer intento, no lo hará jamás. Habrá perdido Galicia, le habrá hecho un flaco favor al Poder judicial y le habrá puesto a Dª Isabel la alfombra roja que la lleve a su penúltimo sueño: liderar a los conservadores españoles.






sábado, 22 de octubre de 2022

 El largo ocaso del Reino Unido

El crepúsculo imperial

Una de tantas versiones de "El imperio más grande que vieron los siglos", el británico, decae desde hace algo más de ciento veinte años. Los que van desde la muerte de la Reina Victoria hasta esta mismísima mañana. Como todos los Imperios, como todas las civilizaciones, su declive empezó en el preciso instante de alcanzar la cumbre de su poderío. Luego… Los grandes tardan en morir y a veces incluso en ser enterrados, pero acaban por dejar paso a otros.

Es bien cierto que los últimos años no están siendo un camino de rosas para el Reino Unido. No, no hablo de las peripecias de la Real Familia; desvaríos no tan excepcionales aunque hayan servido para dar de comer a tanto editor de revistas de peluquería. Mucho más tiene que ver con que su clase política no esté a la altura de las exigencias del momento. Si bien en este punto, el déficit de liderazgo empieza a ser alarmante en todo el mundo occidental.

Más allá de los sueños crepusculares de los nostálgicos, lo cierto es que los restos del Imperio Británico se desmoronan. Y para evitarlo no ayuda que el Partido Conservador sea incapaz de encontrar figuras que retomen la senda de líderes como Winston Churchill o Margaret Thatcher, grandes ambos a su modo, aunque yo no hubiera votado a ninguno de los dos. 

Para ser justos hay que reconocer que también el Partido Laborista lleva demasiado años en dique seco. Con recordar que Tony Blair, el lacayo del segundo de los Bush, ha sido la mayor lumbrera que ha dado su Partido en la última mitad del Siglo XX, está todo dicho.

Un década de infortunios para el vetusto Partido Conservador

  • David Cameron, la joven promesa que alcanzó el poder en 2010, apenas aguantó seis años en el poder. Precedido por su aura juvenil y por su presunta moderación, asumió el enorme riesgo del referéndum sobre la independencia de Escocia en 2014 y ganó, pero, contra todo pronóstico, dos años después, repitió la jugada con Europa como tema de consulta y el pueblo británico decidió abandonar la Unión. Como tantos otros, aprendió en carne propia que los referéndums son una herramienta de alto riesgo.
  • No obstante, es evidente que la euforia de los vencedores no estaba justificada. En junio de 2016, dimite Cameron. Teresa May, la sucesora circunstancial del perdedor, no fue sino un ave de paso, un mero eslabón de una cadena que llevaba a otra aventura de la que aún no conocemos el último episodio.
  • Dar la espalda al continente, explotar el orgullo de volver a verse aislados del resto de Europa, fue la gran baza que llevó en volandas al Poder a Boris Johnson, al gran histrión que manipuló el sentimentalismo de los votantes de mayor edad y de las gentes del interior. Y empezó el carnaval: mentiras, juergas, más mentiras, algún escándalo sexual de cierto colaborador, vicisitudes crecientes en la economía… y tras el grotesco mutis de Donald Trump, su gran valedor, su propio Partido optó por tirarlo por la  ventana. El 6 de septiembre de este año, Johnson cedió su inquilinato de Downing Street  a Liz Truss.

Las desgracias nunca vienen solas

  • Dos días después de la caída de Johnson, fallecía Isabel II, la soberana y líder suprema de la Iglesia de Inglaterra más longeva de la que se tiene noticia. Su asombroso camino hasta la tumba tenía un cierto tufillo a mojama real, un canto al pasado, una elegía a la gloria apolillada, un aroma a peluca empolvada, un símbolo de glorias arcaicas; era el canto del cisne, el penúltimo estertor de un esplendor que se apagaba sin remedio.
  • Es pronto para asegurarlo, pero es más que posible que su sucesor, su primogénito, Carlos III, tenga serias dificultades para mantener la cohesión de este extraño conglomerado político que atiende al pomposo nombre de Commonwealth. 
  • India, Canadá y Australia, pero también Tuvalu, Belice o Maldivas, son algunas de la larga lista de naciones, más o menos un tercio de la población del Planeta, que forman parte de una Comunidad que gobernó el mundo hace no tantos años. 
  • No es lo que fue, ni siquiera lo que quiso ser, pero la desbandada no ha hecho más que empezar. Irlanda, Zimbawe, Jamaica… Tres gotas en un mar, pero todo un sintoma. Canadá mira más al Sur de su frontera que al este del Atlántico; Australia o Nueva Zelanda, están más pendientes de Pekín que de Londres. Como dijo el poeta "cualquier tiempo pasado fue mejor."
  • Pese al entusiasmo con que muchos querrían haber resucitado la vieja institución tras la tormenta del brexit, lo real es que el comercio entre el Reino Unido y el resto de la Commonwealth apenas supera el 10% del total, frente al más del 60 % de transacciones entre las Islas y la Unión Europea, incluso después de la marcha.
  • Se mire por donde se mire, los fastos admirables del adiós a Isabel II cierran una era.

Incierto se presenta el reinado de Carlos (Como el de Witiza, pero en inglés)

  • Tantos años esperando y ahora resulta que el Trono quema. Muere mamá, pese a los optimistas que llegaron a dudarlo, pasan las exequias, y apenas estrenado su reinado, no hay respiro. Ni siquiera le dejan tomar posesión. Se marcha el Premier peor peinado de la historia, ocupa supuesto una tal Liz no se qué y ni tiempo le dan para ser coronado y dedicarse luego a reinar, o sea, eso creía, a inaugurar museos.
  • Llegó doña Liz y sin tiempo siquiera para tirar al contenedor las botellas con las que brindaron los suyos por su triunfo, empezaron a sonar a su alrededor campanas funerarias.
  • Acaso recordando el empuje, el arrojo y la falta de complejos de Miss Thatcher, anunció a bombo y platillo una bajada generalizada de impuestos a las clases pudientes y algún que otro recorte en las prebendas, las que quedan del Estado de Bienestar. 
  • Los Mercados, o sea, ¡¡Los Mercados!! es decir, no los sindicatos, ni los Laboristas, ni la conjura judeo masónica, ni los comunistas, ni siquiera los ecologistas, sino las grandes corporaciones, los fondos de inversión, los fondos de pensiones, se tiraron a la yugular de la recién llegada y le dieron tal meneo a la Libra Esterlina y a la Bolsa de Londres, que el Banco de Inglaterra tuvo que acudir al quite.
  • ¿Resultados? Ministro de Economía al paro, conciliábulos en los sotanillos del Partido Conservador para desalojarla de su puesto apenas seis semanas después de haberla elegido ellos mismos para salvar el caos que don Boris les había dejado… y, por si algo faltara, el miércoles los ciudadanos se enteran de que la inflación supera el 10 %. Ellos que tienen petróleo y no necesitan del gas putinesco. Otro paso más y dimite, no se sabe bien por qué, la recién nombrada Ministra del Interior. Como dicen los clásicos "mal se le está poniendo el ojo a la gorrina".
  • Y tanto: por muy valentón que sonara aquello de "soy una luchadora", se ve que una cosa es luchar y otra ganar. Otro día más y el jueves, hace un par de días, la efímera Premier, entró en la galería de retratos. El más fugaz paso por Downing Street que recuerdan las crónicas. Tal vez con algo de suerte, su efigie termine adornando alguna sala de El Museo de Cera, entre Jack The Ripper y Victoria Beckham. 

El partido  Conservador n la encrucijada

Una somera reflexión sobre todo este folletín, sigue poniendo de manifiesto que a tirones, como los viejos cacharros, los mecanismos funcionan. 

El Parlamento está ahora en manos conservadoras, pero las encuestas, desde la etapa de Boris Johnson, hablan de una creciente mayoría laborista, descomunal según los últimos sondeos. Sólo un suicida se arriesgaría a adelantar las elecciones, así es que no hay más remedio que buscarle sucesor a la recién dimitida. Algo que se intenta solventar en una semana.

Pero… No es tan sencillo. ¿Quién pesa más en el Partido, los despachos, el grupo parlamentario o las bases? Los candidatos preferidos de los dos últimos son tan distintos que si la balanza se inclinara por las bases, aún podríamos ver la testa despeinada del gran bufón, de nuevo en el poder. 

Hasta las elecciones, se entiende, y teniendo en cuenta que cerca del 60 % de los votantes creen ahora que abandonar la UE ha sido un error monumental, presentarse a elecciones con Boris Johnson a la cabeza, no parece la mejor idea. Así que ¿quién sabe lo que nos depara el futuro inmediato?

Un resbalón madrileño

Esta vez Dª Isabel no ha andado muy lista. Se precipitó, eso es todo. Ni tan grave, ni tan infrecuente, que ya se sabe que quien mucho habla, mucho yerra. Así que Dª Isabel (me refiero no a la difunta soberana sino a la muy viva Presidenta madrileña) se arranca por peteneras y proclama que Liz Truss "es mi modelo".  Me queda la duda de qué quería decir exactamente ¿trata de emular a la atolondrada Premier británica en eso de bajarle impuestos a los ricos, o es que rumia su propia dimisión? 

Allá cada uno con sus manías, pero, entre ustedes y yo, visto lo visto, más motivos tendría doña Liz para admirar a la Presidenta Madrileña que al contrario: ahí tenemos a la Doña poniendo en jaque cada día no sólo al Presidente del Gobierno, sino, lo que no deja de ser asombroso, al de su propio Partido, sea el que fuere. O sea que no, que no hablaba de dimitir, sino de lo otro.



sábado, 15 de octubre de 2022

 VIVA 2022

La fiesta de Vox

El pasado fin de semana, 8 y 9 de octubre, Vox ha celebrado en Madrid su VIVA 2022, reedición del mismo evento que tuvo lugar el año pasado por estas fechas.

El lema de este año, "La Historia que hicimos juntos", daría para jugosos comentarios sobre qué entiende Vox por Historia de España, cómo vuelve a reinterpretarse el pasado y en qué medida esas nuevas versiones, muy viejas en realidad, sobre nuestro país, se convierten en una herramienta de combate al servicio de tesis políticas muy concretas. 

(Como dicen que dijo Abascal a propósito de la interpretación histórica de cierto autor cuyo nombre no viene al caso "No sé, ni me importa, si lo que dice es cierto o no, pero me gusta, coincide con lo que pienso y es lo que nos conviene").

Tal vez en algún momento valga la pena retomar este asunto. En todo caso, usar una versión sesgada de lo que ocurrió siglos atrás por un interés político actual es tan viejo como el mundo. Quien tenga interés por el tema, que acuda a "Las guerras del Peloponeso" de Tucídides.

El sábado y el domingo pasaron muchas cosas en VIVA 2022. Cosas que desencadenaron reacciones pasionales en las redes sociales, desde el aplauso enfervorizado al insulto airado. Como siempre, por otra parte. Veamos algunas.


Referendums a la carta

Hasta ocho referendos anunció Santiago Abascal. Vox cuenta en sus filas con juristas suficientes como para saber que las condiciones para celebrar consultas populares vinculantes son prerrogativa del Ejecutivo, así es que no le dolieron prendas a los oradores para asegurar que esa batería de referendos se llevarían a cabo cuando ocuparan La Moncloa (en solitario o en coalición es algo que no aclararon y que yo me pregunto).

  • Soberanía energética. Más allá de la retórica y por encima del loable intento aparente de lograr una cierta autarquía energética, lo que esconde la propuesta es una toma de posición en la alternativa energía nuclear vs fuentes renovables. Países tan poco sospechosos de autoritarismo como Alemania o Francia apoyan la energía nuclear, pero ¿Qué problema hay en incrementar hasta donde sea posible el peso de las energías eólicas o fotovoltaicas en demérito del carbón, los hidrocarburos o el uranio? 
  • Inmigración. Cualquiera que siga con atención el transcurrir de Vox desde sus famosas 100 medidas hasta hoy, sabe qué esconde esta segunda consulta. Por si hubiera duda, he aquí dos joyas que dejó Abascal en una de sus encendidas arengas: "No necesitamos miles de ilegales para pagar pensiones". "Ningún 'mena' que roba, agrede o viola en la Casa de Campo aporta nada". ¿Datos al respecto? ¿Quién los necesita?
  • Educación. Argumentario previsible pivotando sobre la libertad de los padres que lleva en su médula el objetivo de que sea el dinero público el que pague la cuenta del centro privado que cada uno elija. Así pues, financiación pública para la enseñanza privada y cheques escolares indiscriminados, o sea, regresivos. ¿Enseñanza pública de calidad? Eso es comunismo revolucionario
  • Igualdad. Acorde con el recurrente discurso de que la legislación protectora de la mujer discrimina al hombre, fomenta el abuso de las mujeres y sobre protege a quien nada necesita, propone la erradicación de todo rastro de legislación "feminazi" y la vuelta a los vetustos valores de toda la vida. Ni una palabra sobre la evidencia de que por cada hombre muerto por su pareja hay alrededor de 500 feminicidios.
  • Ilegalización de los Partidos independentistas. Innecesaria cualquier aclaración  respecto a su contenido. El posible referéndum no afectaría a la Constitución como tal, sino a la Ley de Partidos vigente. Hoy, pensar no delinque. Por eso es legal ser independentista, como lo es ser republicano. Son las formas de defender cualquiera de esas ideas o sus contrarias las que pueden llevar a una formación política a su ilegalización. ¿Recuerdan a Herri Batsuna? No se la condenó por secesionista sino por asociación con banda armada. La propuesta de Vox es justo la contraria: disentir es delito.
  • Agua. Vox ha modulado su propuesta incial: en las 100 medidas programáticas, en la 34 en concreto, prometía un Plan Hidrológico. Sonaba bien, aunque no se precisaba el contenido del plan. Ahora se habla de plebiscitar no se sabe muy bien qué, aunque si se lee la propuesta presentada ya al Parlamento Andaluz, puede tenerse la impresión de que en la pugna entre el respeto y cuidado de los espacios naturales como Doñana y las exigencias de la agricultura de regadío, se opta por lo segundo. 
  • Supresión de subvenciones a Partidos y Sindicatos. No tengo base para asegurarlo pero tiendo a pensar que el resultado del posible referéndum no habría de tener efectos retroactivos, o sea que Vox no tendría que devolver al Estado las cantidades que viene cobrando como Partido desde que obtuvo su primer escaño en el Parlamento.
  • Soberanía de datos. Entiendo y comparto la inquietud de Vox por el uso y el abuso que los gigantes tecnológicos del universo mundo pueden hacer y hacen de nuestros datos personales. Lo que no se me alcanza es cómo cabe pensar que el resultado de un referéndum puede lograr lo que nadie hasta ahora ha conseguido. ¿Recuerdan que hace más de treinta años dos adolescentes norteamericanos entraron en el ordenador del Pentágono desde el terminal de su casa? Desde ese día me di por perdido

El gran tema ausente, el referéndum nº 9 que cabría esperar, el la recentralización del Estado, no aparece por ninguna parte. Había sido una constante en toda la trayectoria de Vox y, sin embargo, no he leído nada al respecto. ¿Tendrá algo que ver con un cambio de estrategia a partir de las elecciones en Castilla León?


Dime con quién andas…

He releído la Constitución y la Declaración Universal de Derechos del Hombre y del Ciudadano y no he encontrado en ninguno de ambo textos el derecho a tener amigos escasamente presentables; y creo que es una laguna lamentable.  Vox, por tanto, puede invitar, codearse, apandillarse con quien le venga en gana.

De acuerdo con el refrán, los amigos te retratan. VIVA 2022, ha recibido la visita, el mensaje televisado y los apoyos explícitos de personajes bien conocidos e identificables que permiten terminar el refrán que he dejado en puntos suspensivos.

  • Mateusz Morawiecki Primer Ministro polaco poco amigo, dice Bruselas, de la independencia judicial, Víctor Orban su colega húngaro tan próximo al benefactor de Europa Vladimir Putin, Giorgia Meloni reciente ganadora de las elecciones legislativas italianas y, por encima de todos, el único, el inimitable, el nunca bien denostado Donald Trump. Todos han jaleado la trayectoria de Vox. Están en su derecho, ellos y quienes han recibido sus aplausos.
  • Espero no obstante por nuestro bien, que al líder de Vox  no le dé por imitar las hazañas de algunos de ellos. No me gustaría ver hordas de fanáticos asaltando las Cortes a la caza de opositores al Sr. Abascal, si algún día, después de haberse sentado en la Moncloa, la ciudadanía vuelve a mandarlo a su casa.

Vox y el fascismo

Imagino a alguno de mis lectores moviendo disgustados la cabeza cuando lean lo que estoy a punto de escribir. Qué le vamos a hacer, a otros les habrá desagradado lo dicho hasta ahora. 

Lo que quiero decir es que no comparto algunas de las críticas que he leído en las consabidas "redes sociales": Vox no es un Partido fascista, salvo que el término se use como insulto y no como definitorio de una determinada forma de ser y hacer en política. 

En enero y febrero de 1919 dediqué una batería de cinco posts para analizar a la formación de la que estamos hablando. Transcribo una pequeña parte lo que dije entonces, advirtiendo que, visto en perspectiva, comparando el batiburrillo de los "8 referendos 8"  con algunas de las proposiciones de las "100 medidas", noto a Vox más moderado. 

¿Qué es Vox?

  • Una escisión por la derecha del Partido Popular, nacida del desencanto por la titubeante marcha del último Gobierno popular. 
  • Una formación autoritaria defensora de un nacionalismo nostálgico, cuyas raíces doctrinales se hunden en el nacionalcatolicismo del período franquista. 
  • Es reaccionario, en el sentido literal de la expresión, en la relación entre sexos; abomina de la deriva del movimiento feminista y parece dispuesto a volver a un modelo de relaciones entre hombres y mujeres ya superado en la mayoría de los países occidentales.
  • Defiende un modelo de estado centralizado lo que en sí mismo no es ni bueno ni malo. 
  • Se muestra absolutamente contrario a la inmigración de origen islámico hasta el punto de considerar en pie de igualdad al terrorista y al inmigrante ilegal. 
  • Programa medidas de corte neoliberal populista en el terreno económico. 
  • Más o menos explícitamente es euro escéptico en línea con los Gobiernos menos dispuestos a trabajar por la construcción europea. 

¿Es esto fascismo? Por suerte para España, no. El fascismo o el nacionalsocialismo son otra cosa. Si tienen dudas, relean la historia reciente, incluso la nuestra.





sábado, 8 de octubre de 2022

 Unos presupuestos para el debate

Proyecto listo para su discusión

A su debido tiempo, tercera semana de octubre, el Gobierno de coalición dio por concluida su deliberación interna y anunció la remisión al Parlamento del proyecto de la Ley de Presupuestos Generales el Estado. Los terceros de la legislatura, lo que rompe los agoreros pronósticos que daban por seguro no ya que no superarían el trámite parlamentario, sino que ni siquiera saldrían de la Moncloa.

Buen momento para comentar algunos detalles llamativos del proyecto.

  • Dado lo que resta de legislatura y el contenido del borrador, parece bastante probable que no vendrán por este flanco los impedimentos para que el Gobierno, y, más en concreto, su Presidente pudiera agotar su mandato. Llegado el caso, la prórroga de los que ahora están a punto de discutirse no sería una anomalía escandalosa.
  • Pese a la desazón observada en algunos de los que hablaron el miércoles pasado en la sesión de control, son "los más sociales de la historia". Nuncase habían alcanzado una cifra global tan alta y nunca la parte dedicada a gasto social había llegado a tal nivel. Que la oposición los tachara de contrarios al interés general, lleva a la fácil pregunta de qué generalidad es la que se invoca para apoyar el argumento.
  • Cuestión distinta es tratar de sustraerse a la sospecha de que sus autores los han pergeñado con un ojo puesto en la ciudadanía y otro en las urnas. Año electoral el 2023, así que lo extraño habría sido encontrarse con un proyecto que estuviera en línea con las conveniencias de Vox, de Ciudadanos o del PP. 
  • Más llamativo me ha parecido la puesta en escena del anuncio del acuerdo. Don Pedro ha elegido como pareja de baile a su Vicepresidenta segunda y no a la Secretaria General de Unidas Podemos, así que doña Ione cogió carrerilla y anunció deprisa y corriendo que su Partido, el otro socio de la coalición, el que le permite seguir siendo Ministra, iba a llevar a Tribunales, no sé qué acuerdo del Gobierno del que ella es parte. Me parece que el PSOE no se ha molestado en contestarle. Bien hecho.
  • Dos de cada tres euros van a gastarse en partidas asistenciales, pensiones, ingreso mínimo vital, educación… Lo que según Espinosa de los Monteros explica que desde que llegó Sánchez al Gobierno, no conozca a ningún español que se haya beneficiado de nada, salvo los miembros del Gobierno. A saber cuál es su agenda de conocidos, se pregunta Nadia Calviño.

Así es que cunde la especie de que son cuentas amañadas para ganar las elecciones, las muchas que va a haber a lo largo del 2023. Quién sabe. ¿Serán suficientes para conservar el poder?


La sacrosante alternancia

Hay dos cosas que suelen ir unidas; una habla de la esencia misma de la democracia parlamentaria, la alternancia en el poder y la otra es una evidencia histórica: cuando la ciudadanía supera un período de angustias, sinsabores, penurias y calamidades, suele mandar a su casa a los que estaban al frente de la nación durante los malos momentos.

En cuanto a la alternancia, no en todas partes de entiende de la misma manera. México soportó durante treinta años y ciento cinco días a Porfirio Díaz; durante ese largo período unas veces fue elegido y otras… él decía que también. Hubo que levantarse en armas para que se exiliara en Francia. Desde entonces en México la no reelección es un dogma. 

Hoy, ahora, tenemos algunos otros ejemplos de hasta qué punto puede llevar el amor al puesto cuando no se tienen demasiados escrúpulos: Daniel Ortega, en tiempos luchador contra la dictadura de los Somoza, se aferra al cargo desde 1985 y Vladimir Putin, a veces por sí y ante sí, en ocasiones por tercero interpuesto, habita en el Kremlin desde hace 22 años. Cualquiera de los tres refuerza la condición de la alternancia como test de la buena salud democrática de un país. 

En cuanto al segundo aspecto, no importa que los males pasados fueran debidos a causas externas, nadie suele tomar en cuenta si el que mandaba entonces lo hizo bien, mal o regular, a catástrofe superada, cambio de caras. 

Ni de lejos es una manía celtíbera: Sir Winston Churchill fue el alma y el cerebro de la resistencia británica a la vesania nazi, pero los votantes lo sacaron de Downing Street apenas ganada la guerra. Cierto que volvió al poder de 1951 a 1955 pero no recuperó la antigua influencia y ni siquiera la concesión del Nobel de Literatura en el 53 le devolvió el amor de sus votantes.

Del otro lado del canal, otro de los héroes de la II Guerra Mundial, el General Charles De Gaulle, el líder de la Francia libre, el que sacó años más tarde sacó a su país del atolladero de Argelia, fracasó con su equivocada lectura de las realidades que subyacían bajo la conmoción del Mayo del 68: convocó un referéndum para modificar la constitución… y se vino al Refugio de Juanar, a 18 kms de Marbella a escribir sus memorias.

Y entre nosotros ¿No les parece que el pago que recibió Adolfo Suárez por la extraordinaria gestión de la salida de la dictadura fue sangrante? Estábamos al borde de la catástrofe económica, logró el acuerdo de los Pactos de La Moncloa, pero no fue suficiente. Lo cierto es que en nuestro caso, entre las fuerzas que lo empujaron estaban muchos de los que él había hecho importantes.


En resumen, cuando el pueblo deja de sufrir, cambia de gobernantes

¿Es el caso de Pedro Sánchez? Escuchó cómo el número dos del principal partido de la oposición pedía su dimisión la misma noche en la que ganaba las elecciones, lidió con la pandemia más mortífera de los últimos 100 años, soportó la crisis económica consecuente, el alza insólita de los costes de la energía y la trágica realidad de una guerra en nuestro mismo continente. Pese a todo, aunque ni él trajera los males, ni siempre diera con la tecla para salir con bien de los charcos…

  • Optó por aliarse con quien había dicho que le quitaba el sueño. Las continuas deslealtades del socio justifican aquellos temores. (¿Optó o era la única fórmula para hacer bueno su triunfo electoral?).
  • Le sobre arrogancia, se ha rodeado de mediocres, se apoya a diario en fuerzas que no por legales dejan de ser poco o nada fiables, y ha dado demasiadas veces muestras de improvisación y cambios de rumbo
  • Errores de bulto en política exterior, opacidad en la gestión de los fondos europeos y algunos recientes síntomas de insumisión interna abonan las dudas de qué darán de sí los efectos de estos presupuestos tan criticados por la oposición.
  • Dar por descontado que el riego de caudales entre quienes serán llamados a vota es garantía de éxito electoral puede ser un error de cálculo. Prefiero pensar que Pedro Sánchez lo sabe y que, por tanto, son los factores ideológicos los que han determinado la estructura básica del proyecto de Presupuestos.

Por último, volviendo a la supuesta supervivencia garantizada del Gobierno de Coalición ¿Estamos seguro de que es lo que quieren ambos socios? ¿Pueden permitírselo? Cuando estén a la vista las citas electorales ¿Van a seguir juntitos hasta el día que comience la campaña? ¿No necesitarán un período previo en el que esté claro quién es cada cuál y cómo distinguirlos?


Vidas paralelas

Porque, al final, el dilema del PSOE va a ser cómo conquistar el disputado voto centrista sin abandonar en manos de quienes están a su izquierda un voto que puede acabar perdiéndose para todos, si, como ya ha pasado otras veces, ni siquiera van a tener claro quién representa qué, Ione Belarra, Yolanda Díaz, Errejón, Garzón y lo que pueda aparecer aún.

Cierto que en el otro lado del arco ocurren cosas parecidas: Feijóo no es Casado pero ¿es suficiente? ¿La moderación es sólo una cuestión de formas o debe plasmarse en hechos concretos? 

Tampoco está tan claro si la disciplina está garantizada en el PP. Veo, vemos, pulsos por el liderazgo, baronesas y barones levantiscos, sutiles insumisiones, deseos manifiestos de notoriedad…y una asignatura pendiente: tan difícil es para el PSOE competir con UP mientras lo mantienes de socio en el Gobierno, como pregonar las diferencias con Vox y pactar con él cada día y no sólo en Valladolid.

Sin embargo, creo que el problema no es simétrico: el PP tiene bastante fácil abducir los restos del centro (si es que C’s fue alguna vez más centro que el ala izquierda del PP) lo que puede permitirle concentrar su esfuerzo en reducir el espacio electoral de Vox, aunque ello dé alguna baza que otra a la izquierda.

En último extremo, el desencanto en la izquierda suele llevar a la abstención, pero en la derecha se salda cambiando de Partido. 


¿Algún pronóstico?

¡Sólo faltaba! Faltan meses para las municipales y las autonómicas y puede ser que casi un año para las generales; ni yo ni nadie está en condiciones de pronosticar el cómo y el cuándo del fin de la guerra de Ucrania; quién sabe qué deriva va a tomar la crisis energética o con qué inflación acudiremos a votar.

Ninguna de esas variables es manejable ni desde La Moncloa, ni desde la calle Génova, así que si es cierto que según las encuestas (las encuestas, no las urnas) dicen que de celebrarse hoy elecciones generales las ganaría el bloque conservador, no es menos cierto que falta un año para contar los votos. 




sábado, 1 de octubre de 2022

 La batalla fiscal

El Fisco creó el Estado

En una semana como la que termina, no creo sorprender a nadie si dedico mi post a las  pintorescas y sorprendentes escaramuzas, relacionados con el sistema fiscal español.

Nada nuevo bajo el sol cuando se detecta el olor a urna, aroma que, como se sabe, cualquier badulaque con aspiraciones a sentarse en el Parlamento o a gobernar Municipio, Comunidad o Nación, es capaz de detectar en proporciones infinitesimales.

Lógico, que, al fin y al cabo, puede llegar a dudarse si el Estado creó al Fisco o si fue la Hacienda Pública la que parió al primer Gobierno de la historia.

Cuenta Irene Vallejo que el primer nombre propio del que hay constancia, está escrito en una tablilla de arcilla sumeria y que no es de un guerrero, ni un sacerdote, no, sino el de un contable (¿Por qué no imaginar que pudiera tratarse del tesorero del Gudea Patesi de Lagash?). A partir de ahí, los Cuestores Romanos, los Contadores del Imperio, los Ministros de Hacienda de cualquier gobierno, han sido personajes poco queridos, pero imprescindibles.

Y todos se han dedicado a su tarea aplicando teorías políticas que llevaban en su núcleo ideologías bien definidas, concepciones muy distintas del poder, de la sociedad, del modo y manera de organizarnos.

Siempre hemos malvivido con los impuestos; sólo desde hace algún tiempo oigo de tanto en tanto comentarios asombrosos que afirman que "en tiempos de Franco no pagábamos impuestos", y quien lo dice no es siquiera Obispo ni Duque sino honrado menestral o ama de casa hacendosa. Me pregunto de dónde creen que sacaría el general los dineros para pagar a maestros, curas y funcionarios, o para construir los famosos pantanos.

Hay, sin embargo, durante este interminable camino, pongamos seis mil años, una enconada batalla, una pugna a veces sangrienta por decidir quién debe aportar los dineros que el estado consume, cuánto, por qué y para qué.

Y hasta hace bien poco, es lo cierto que una de las gabelas que siempre ha traído aparejada ser poderoso es no pagar la cuenta, o pagar menos que los demás. Como, por otra parte, también desde antiguo ha habido amplias capas sociales que no tenían con qué, resultaba que al final, siempre terminábamos pagando los mismos, la "sufrida clase media", ya se disfrazara de campesina, artesana, o, incluso burguesía, cuando por encima de ella aún estaban el alto clero y la nobleza.

Hay excepciones, ejemplos notables pero escasos, pero, en términos generales, asumir el principio de quien más tiene más paga, es algo que no se concibe hasta que las consecuencias de la revolución francesa se expandieron por Europa entera.


Fiscalidad e ideología

No se trata de asumir que los impuestos son imprescindibles, sino de establecer, cuánto tiene derecho a necesitar el Estado, a qué va a dedicarlo, quién debe asumir el coste, en qué proporción y sobre qué fundamentos.

Ésta es una cuestión tan medular en la definición ideológica de cualquier opción política que, por sí sola, es suficiente para identificar a un Partido. Por eso es tan frecuente la discrepancia, tan difícil el acuerdo, y tan encendido el debate. Máxime cuando la práctica demuestra que ligando fiscalidad y economía, puede llegarse al mismo resultado por caminos opuestos. Lo que se debate, no es por tanto, el qué, sino el quién, el cuánto, el cómo, el por qué, el para qué.

Siempre habrá una opción política, llamémosla conservadora, que tratará de reducir la presión fiscal, disminuir el tamaño del Estado, y apoyar la iniciativa individual frente a la intervención estatal; sus oponentes, les acusarán de egoístas, de individualistas, de olvidarse de los más necesitados.

Y siempre habrá también otra corriente con igual o parecida fuerza, que defenderá la obligación del Estado de asumir las carencias que el individualismo liberal acarrea a las clases menos capaces. Más Estado, más impuestos, mayores obligaciones para quienes disponen de más medios. Es la izquierda, a la que sus contrincantes acusarán de matar el estímulo, de alimentar vagos, de despilfarrar lo que tanto cuesta ganar, de meterse a organizar tu casa.

Ahora usted está en su derecho de identificarse con cualquiera de los dos bandos y, acaso, estar de acuerdo, o no, con lo que le falta por leer.  Pisemos tierra de una vez


La presión fiscal en la UE

  • Los datos oficiales fijan la presión fiscal española por debajo de la media de la UE (47’6% del PIB en Dinamarca,  41’3 %, media de la UE, 37’5 % España) y, lo que es más significativo, por debajo de todos los países a los que tratamos de emular. Por tanto, presión fiscal y ruina nacional no son términos equivalentes.
  • Fiscalidad del rendimiento del trabajo y del capital. No tengo espacio suficiente para desarrollar el argumento, pero de lo consultado al respecto, llego a tres conclusiones: el  peso de la fiscalidad del trabajo en la recaudación es superior a la del capital, la brecha ha crecido en los últimos años, y el esfuerzo mayor, tanto relativo como absoluto, se observa en los tramos medios de la renta. En cierto sentido, en este aspecto seguimos en el medievo.

Impuestos controvertidos (que son los que están animando el cotarro)

  • Impuesto de patrimonio. Se mire como se mire, al menos en términos geopolíticos, es una excentricidad celtíbera: no hay ningún otro país miembro de la UE que lo mantenga, y solo dos en la Europa extra comunitaria: Suiza y Noruega. Dejo a quienes defienden su desaparición el argumentario. Es, por lo demás, irrelevante en términos recaudatorios: Hacienda recaudó en 2019 algo menos de 1.200 millones de euros por este impuesto, lo que supone un 0,5% del total de la recaudación. 
  • Impuesto sobre las grandes fortunas. No es más que un proyecto, pero me parece una maniobra puramente estético-ideológica: de hacerse realidad, afectaría a 23.000 contribuyentes, un 0,1% del total y Hacienda recaudaría 1.500 millones (No llegaría al 0’6 %).

¿Entonces? Como las necesidades del Estado serán las mismas con los dos impuestos, sin ellos o con uno sí y otro no, si desaparecen ambos no creo que nos hundiéramos en la miseria, pero para mantener los ingresos previstos habría que retocar algún otro, menos llamativo, menos "ideológico", al margen de que la maniobra la implementara este Gobierno o el siguiente, si es que fuera de otro color. 

Lo que quiero decir, es que incrementar en un punto o punto y medio el impuesto de sociedades o en menor proporción el IRTP, sería más eficiente en términos recaudatorios. Si, además, tratamos de "redistribuir" por vía fiscal, habría, nada más que elegir, qué tramo se retoca en uno y otro caso. Eso sí: se acabó el espectáculo.


En resumen: ha empezado la campaña electoral

  • Es evidente que quien haya elegido el momento para empezar la puja fiscal  a la baja tiene buen olfato político: ha obligado a entrar en la subasta a quienes, quizás, no lo hubieran hecho si no hubieran visto el movimiento de Juanma Moreno.
  • Una perla en el barullo: Pere Aragonés, tratando de explicar por qué no tiene previsto rebajar patrimonio, dijo (más o menos) que si Madrid le diera los millones que le está pidiendo, estaría dispuesto a sumarse a la recua de supresores. O sea que pague otro.
  • Y otra más: ¿Qué les pareció la invitación del Virrey Andaluz a que los ricos catalanes se empadronaran en Chipiona (o donde quieran, que tampoco hiló tan fino) para pagar menos? 
  • Volviendo a los de las rebajas, no se me alcanza, sin embargo, cómo piensan cuadrar el círculo los aspirantes a padres de la Patria o del Municipio o de la Comunidad, cuando en el mismo mitin que anuncien rebajas de impuestos, prometan incrementar los servicios sociales.
  • ¿Por qué será? Estos días me viene a la cabeza la tan conocida frase de Groucho Marx: "Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros".
  • Por último ¿Ya hemos acabado con el fraude fiscal? Porque tengo para mí que ganar esa pelea procuraría más fondos que ninguna de las rebajas, retoques y promesas que ahora tanto se sacan a pasear.