sábado, 15 de octubre de 2022

 VIVA 2022

La fiesta de Vox

El pasado fin de semana, 8 y 9 de octubre, Vox ha celebrado en Madrid su VIVA 2022, reedición del mismo evento que tuvo lugar el año pasado por estas fechas.

El lema de este año, "La Historia que hicimos juntos", daría para jugosos comentarios sobre qué entiende Vox por Historia de España, cómo vuelve a reinterpretarse el pasado y en qué medida esas nuevas versiones, muy viejas en realidad, sobre nuestro país, se convierten en una herramienta de combate al servicio de tesis políticas muy concretas. 

(Como dicen que dijo Abascal a propósito de la interpretación histórica de cierto autor cuyo nombre no viene al caso "No sé, ni me importa, si lo que dice es cierto o no, pero me gusta, coincide con lo que pienso y es lo que nos conviene").

Tal vez en algún momento valga la pena retomar este asunto. En todo caso, usar una versión sesgada de lo que ocurrió siglos atrás por un interés político actual es tan viejo como el mundo. Quien tenga interés por el tema, que acuda a "Las guerras del Peloponeso" de Tucídides.

El sábado y el domingo pasaron muchas cosas en VIVA 2022. Cosas que desencadenaron reacciones pasionales en las redes sociales, desde el aplauso enfervorizado al insulto airado. Como siempre, por otra parte. Veamos algunas.


Referendums a la carta

Hasta ocho referendos anunció Santiago Abascal. Vox cuenta en sus filas con juristas suficientes como para saber que las condiciones para celebrar consultas populares vinculantes son prerrogativa del Ejecutivo, así es que no le dolieron prendas a los oradores para asegurar que esa batería de referendos se llevarían a cabo cuando ocuparan La Moncloa (en solitario o en coalición es algo que no aclararon y que yo me pregunto).

  • Soberanía energética. Más allá de la retórica y por encima del loable intento aparente de lograr una cierta autarquía energética, lo que esconde la propuesta es una toma de posición en la alternativa energía nuclear vs fuentes renovables. Países tan poco sospechosos de autoritarismo como Alemania o Francia apoyan la energía nuclear, pero ¿Qué problema hay en incrementar hasta donde sea posible el peso de las energías eólicas o fotovoltaicas en demérito del carbón, los hidrocarburos o el uranio? 
  • Inmigración. Cualquiera que siga con atención el transcurrir de Vox desde sus famosas 100 medidas hasta hoy, sabe qué esconde esta segunda consulta. Por si hubiera duda, he aquí dos joyas que dejó Abascal en una de sus encendidas arengas: "No necesitamos miles de ilegales para pagar pensiones". "Ningún 'mena' que roba, agrede o viola en la Casa de Campo aporta nada". ¿Datos al respecto? ¿Quién los necesita?
  • Educación. Argumentario previsible pivotando sobre la libertad de los padres que lleva en su médula el objetivo de que sea el dinero público el que pague la cuenta del centro privado que cada uno elija. Así pues, financiación pública para la enseñanza privada y cheques escolares indiscriminados, o sea, regresivos. ¿Enseñanza pública de calidad? Eso es comunismo revolucionario
  • Igualdad. Acorde con el recurrente discurso de que la legislación protectora de la mujer discrimina al hombre, fomenta el abuso de las mujeres y sobre protege a quien nada necesita, propone la erradicación de todo rastro de legislación "feminazi" y la vuelta a los vetustos valores de toda la vida. Ni una palabra sobre la evidencia de que por cada hombre muerto por su pareja hay alrededor de 500 feminicidios.
  • Ilegalización de los Partidos independentistas. Innecesaria cualquier aclaración  respecto a su contenido. El posible referéndum no afectaría a la Constitución como tal, sino a la Ley de Partidos vigente. Hoy, pensar no delinque. Por eso es legal ser independentista, como lo es ser republicano. Son las formas de defender cualquiera de esas ideas o sus contrarias las que pueden llevar a una formación política a su ilegalización. ¿Recuerdan a Herri Batsuna? No se la condenó por secesionista sino por asociación con banda armada. La propuesta de Vox es justo la contraria: disentir es delito.
  • Agua. Vox ha modulado su propuesta incial: en las 100 medidas programáticas, en la 34 en concreto, prometía un Plan Hidrológico. Sonaba bien, aunque no se precisaba el contenido del plan. Ahora se habla de plebiscitar no se sabe muy bien qué, aunque si se lee la propuesta presentada ya al Parlamento Andaluz, puede tenerse la impresión de que en la pugna entre el respeto y cuidado de los espacios naturales como Doñana y las exigencias de la agricultura de regadío, se opta por lo segundo. 
  • Supresión de subvenciones a Partidos y Sindicatos. No tengo base para asegurarlo pero tiendo a pensar que el resultado del posible referéndum no habría de tener efectos retroactivos, o sea que Vox no tendría que devolver al Estado las cantidades que viene cobrando como Partido desde que obtuvo su primer escaño en el Parlamento.
  • Soberanía de datos. Entiendo y comparto la inquietud de Vox por el uso y el abuso que los gigantes tecnológicos del universo mundo pueden hacer y hacen de nuestros datos personales. Lo que no se me alcanza es cómo cabe pensar que el resultado de un referéndum puede lograr lo que nadie hasta ahora ha conseguido. ¿Recuerdan que hace más de treinta años dos adolescentes norteamericanos entraron en el ordenador del Pentágono desde el terminal de su casa? Desde ese día me di por perdido

El gran tema ausente, el referéndum nº 9 que cabría esperar, el la recentralización del Estado, no aparece por ninguna parte. Había sido una constante en toda la trayectoria de Vox y, sin embargo, no he leído nada al respecto. ¿Tendrá algo que ver con un cambio de estrategia a partir de las elecciones en Castilla León?


Dime con quién andas…

He releído la Constitución y la Declaración Universal de Derechos del Hombre y del Ciudadano y no he encontrado en ninguno de ambo textos el derecho a tener amigos escasamente presentables; y creo que es una laguna lamentable.  Vox, por tanto, puede invitar, codearse, apandillarse con quien le venga en gana.

De acuerdo con el refrán, los amigos te retratan. VIVA 2022, ha recibido la visita, el mensaje televisado y los apoyos explícitos de personajes bien conocidos e identificables que permiten terminar el refrán que he dejado en puntos suspensivos.

  • Mateusz Morawiecki Primer Ministro polaco poco amigo, dice Bruselas, de la independencia judicial, Víctor Orban su colega húngaro tan próximo al benefactor de Europa Vladimir Putin, Giorgia Meloni reciente ganadora de las elecciones legislativas italianas y, por encima de todos, el único, el inimitable, el nunca bien denostado Donald Trump. Todos han jaleado la trayectoria de Vox. Están en su derecho, ellos y quienes han recibido sus aplausos.
  • Espero no obstante por nuestro bien, que al líder de Vox  no le dé por imitar las hazañas de algunos de ellos. No me gustaría ver hordas de fanáticos asaltando las Cortes a la caza de opositores al Sr. Abascal, si algún día, después de haberse sentado en la Moncloa, la ciudadanía vuelve a mandarlo a su casa.

Vox y el fascismo

Imagino a alguno de mis lectores moviendo disgustados la cabeza cuando lean lo que estoy a punto de escribir. Qué le vamos a hacer, a otros les habrá desagradado lo dicho hasta ahora. 

Lo que quiero decir es que no comparto algunas de las críticas que he leído en las consabidas "redes sociales": Vox no es un Partido fascista, salvo que el término se use como insulto y no como definitorio de una determinada forma de ser y hacer en política. 

En enero y febrero de 1919 dediqué una batería de cinco posts para analizar a la formación de la que estamos hablando. Transcribo una pequeña parte lo que dije entonces, advirtiendo que, visto en perspectiva, comparando el batiburrillo de los "8 referendos 8"  con algunas de las proposiciones de las "100 medidas", noto a Vox más moderado. 

¿Qué es Vox?

  • Una escisión por la derecha del Partido Popular, nacida del desencanto por la titubeante marcha del último Gobierno popular. 
  • Una formación autoritaria defensora de un nacionalismo nostálgico, cuyas raíces doctrinales se hunden en el nacionalcatolicismo del período franquista. 
  • Es reaccionario, en el sentido literal de la expresión, en la relación entre sexos; abomina de la deriva del movimiento feminista y parece dispuesto a volver a un modelo de relaciones entre hombres y mujeres ya superado en la mayoría de los países occidentales.
  • Defiende un modelo de estado centralizado lo que en sí mismo no es ni bueno ni malo. 
  • Se muestra absolutamente contrario a la inmigración de origen islámico hasta el punto de considerar en pie de igualdad al terrorista y al inmigrante ilegal. 
  • Programa medidas de corte neoliberal populista en el terreno económico. 
  • Más o menos explícitamente es euro escéptico en línea con los Gobiernos menos dispuestos a trabajar por la construcción europea. 

¿Es esto fascismo? Por suerte para España, no. El fascismo o el nacionalsocialismo son otra cosa. Si tienen dudas, relean la historia reciente, incluso la nuestra.





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