sábado, 12 de noviembre de 2022

 Españolas que dejaron huella (I)

Todo empezó hace una eternidad

Cansado de escribir semana tras semana de chinchorrerías más o menos políticas y haciendo caso al muy moderado lamento de una buena amiga, voy a tomarme un respiro y dedicar tres sábados a comentar vidas y milagros de un pequeño y selecto grupo compatriotas nuestras que desde lejanísimos tiempos dieron que hablar.

Mujeres que en tiempos nada propicios para sus hazañas demostraron que la inteligencia, la perseverancia y el valor derriban murallas y, además, no son patrimonio de éste o aquél modo de pensar, ni atributo del Siglo XXI. Extraordinarias… Pero escasas. Son la prueba de que la afirmación de que "siempre hemos sido todos iguales" es falsa.

Aquí están: reinas, viajeras, intrigantes… Incluso una adelantada en practicar la autodeterminación de género, ocuparán esta primera entrega que concluye antes de lo que suele denominarse "Edad Contemporánea".


Aquellas Reinas del Medievo

¡Qué escasas y qué poco conocidas! ¿Recuerdan el dicho leonés de que "antes de que Castilla tuviera Leyes, León tuvo veinticuatro Reyes"? Para ser exactos, veintiún Reyes y tres Reinas, dos de las cuales, Sancha II y Dulce I, allá por sigo XIII, tuvieron que compartir trono y desdichas durante el parpadeo duró su reinado al alimón. La tercera, Doña Urraca I, luchó, penó, soportó algaradas y guerras intestinas de tal calibre, que le valieron el apodo de "La Temeraria".

Una Reina más en Navarra, Blanca, a caballo entre los siglos XIV y XV, mujer más dada a misas que a aventuras militares o políticas, y otra más en Aragón, Petronila I, tampoco muy conocida, aunque apuntemos en su haber la incorporación del Condado de Barcelona a la Corona de Aragón, cuando tras enviudar del Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, abdicó reino y condado en Alfonso II de Aragón. No sé si es apreciada o no en ERC.

Castilla, en línea con los demás reinos cristianos, tampoco tiró la casa por la ventana: Berenguela I, que reinó entre los siglos XII y XIII, fue una dama cuyo nombre se barajó como posible cónyuge de lo más granado de las cortes europeas. Su matrimonio final con Alfonso IX fue primero autorizado por un Papa y anulado después por el siguiente. El lazo de consaguinidad era el mismo en uno y otro papado, supongo, pero el Derecho Canónico es a veces sensible a los intereses geoestratégicos. 

Tuvo Castilla otras dos Reinas (¿o fueron tres?), pero de esas dos (o tres) hablaremos enseguida. En todo caso, tres entre veintidós monarcas que hubo hasta Carlos I, tampoco es para presumir de igualdad de género (cosa que a nadie se le ocurriría en aquellos tiempos).


Dos Isabeles y dos Juanas

- Isabel I de Castilla

Muy pocas figuras de nuestra Historia han sido tan estudiadas, noveladas y filmadas como la de Isabel I, "La Católica".

Llegada al trono de forma poco ortodoxa en una Castilla turbulenta, rodeada de nobles y obispos levantiscos, vencedora de una de tantas guerras sucesorias de la época, cuentan que se casó enamorada de quien se dice que sirvió de modelo a Nicolás Maquiavelo cuando escribió "El Príncipe"

Figura clave en nuestra historia no sólo por su aportación a la unificación territorial de lo que ahora llamamos España, o de su personal empuje a la aventura americana, fue el suyo un reinado lleno de claroscuros, capaz de tomar decisiones tan acertadas como el sometimiento de la nobleza castellana, la reordenación de las cuentas del Reino, o los criterios sobre nuestra política exterior, o tan discutibles como el incumplimiento de las capitulaciones de Granada, la expulsión de los judíos o la deportación de los moriscos.

-Juana De Castilla

También llamada "La Beltraneja" es la contrafigura de su tía Isabel. Reina proclamada de Castilla y de León y  reina consorte de Portugal, hubo de renunciar por tratado a todos sus títulos y señoríos, incluso a su calidad de infanta castellana hasta el final de su larga vida consumida en el exilio de Portugal.

Su confrontación con Isabel I, dio origen a una guerra civil en la que se enfrentaban dos visiones del reino: Castilla unida a Portugal o unida a Aragón. Ganó la segunda opción, ganó su tía y Juana tuvo que exiliarse.

Por cierto: no hay ninguna prueba de que Juana I fuera hija de Don Beltrán de la Cueva, pero ¿qué más da eso?

Juana "La Loca"

¿Otra Juana de Castilla? De Castilla y de mucho más: y de Aragón y de Navarra, y señora de Vizcaya. Sobre su cabeza se ceñían más coronas que sobre ninguna otra antes que ella en esta parte del mundo. Tal vez pueda ser considerada la primera Reina de España.

Juana I de Castilla, nunca reinó porque primero su padre, el astuto Fernando el Católico, luego su marido, el insufrible Felipe El Hermoso, y al final su propio hijo, el todopoderoso Emperador Carlos V, se lo impidieron. Más aún, cuando enviudó, su padre y su hijo la mantuvieron encerrada para evitarse problemas.

¿Loca? Eso ha venido diciéndose desde entonces. ¿Cómo un padre y un hijo habrían tratado así a su hija y a su madre si hubiera estado en su sano juicio? 

Pero ¿y si hubo otras razones? Porque sí, era celosa, pero también inteligente, decidida y con un carácter difícil de manejar. Añadan a eso que fue requerida para sumarse a Los Comuneros, que nunca fue religiosa hasta el punto de que su hijo ordenó que le administraran los sacramentos a como diera lugar y concédanle al menos el beneficio de la duda.

Acaso su condición de mujer le salvó la vida. Llega a ser Juan en vez de Juana y su cabeza bien podría haber terminado separada del resto del cuerpo.

- Isabel II

Triste destino el de esta desgraciada. Juguete roto en manos de sus padres, pieza menor de un juego en el que se perdía siempre, llevada contra su voluntad a un matrimonio demencial, acabó siendo actriz de su propio destino. 

Sus errores fueron tantos, tan clamorosos, tan disparatados, que fue clave para que la Monarquía dejara paso a la República. Que este cambio de régimen beneficiara o no a España, no resta importancia al mal hacer de esta Reina que bien pudiera aspirar al título de "Republicana de Honor". Pocos han hecho tanto como ella por el sentimiento republicano.

Sólo un apunte, para cerrar la saga de las Reinas: Los Borbones, en la mejor tradición hispana, sólo aportaron una Reina, la citada Isabel II. Hubo Regentas, Reinas Madres, reinas cuñadas e incluso abejas reinas, pero nada más.


Algunas mujeres notables de tiempos pretéritos

Permítanme una ojeada a páginas sueltas de nuestra historia. Quiero hablar de mujeres que hoy tendrían su sitio entre nosotros por el mero hecho de repetir lo que hicieron hace centurias. 

- La Monja Egeria (o sea, la monja viajera). 

Puede que fuera gallega o berciana, parienta colateral de Teodosio o hermana de la pareja de Prisciliano. Noble, rica y culta, en pleno siglo IV se echó al camino. Lo que vivió lo dejó escrito en su Itinerarium ad Loca Sancta. Hace 1.700 años, esta mujer de cuya muerte se desconoce fecha y lugar, atravesó el sur de La Galiay el norte de Italia; cruzó el Adriático, llegó a Constantinopla, siguió hasta Jerusalén y visitó Jericó, NAzaret y Cafarnaún; partió hacia Egipto, estuvo en Alejandría, Tebas, el mar Rojo y el Sinaí, y acabó yendo a Antioquía, Edesa  Mesopotamia y Siria desde, donde regresó vía Constantinopla. 

No, definitivamente Wagons Lit no fue el inventor del viaje aventura. Cierto que Marco Polo o Ibn Batutta llegaron más lejos y dedicaron más tiempo a sus correrías, pero eran hombres, y lo hicieron casi mil años después.

- Gala Placidia. 

No fue "española" ni en sentido amplísimo, pero la recuerdo citada en mi vieja enciclopedia de Enseñanza Primaria. ("Gala Placidia casó con Ataulfo primer rey Godo de España" ¿España en los años 400? Bueno, eso decía el texto). Nació en Constantinopla hija del emperador Teodosio I y casó con el bárbaro reyezuelo invasor. Tras la muerte violenta de Ataúlfo, fue de mano en mano, de godos a romanos, viceversa y vuelta a empezar, hasta su muerte a mediados del Siglo V.

¿Qué pinta aquí? Nada, salvo recordarme alguna mañana recitando como un loro textos aprendidos de memoria cuando aún no apuntaba la adolescencia.

-María Pacheco.

Nació (Granada en 1496 - Oporto en 1531). María López de Mendoza y Pacheco, fue la esposa del comunero Juan de Padilla. Tras la decapitación de su marido, asumió el mando de la sublevación de las Comunidades de Castilla hasta la capitulación de Toledo ante Carlos I. Ya viuda mantuvo la resistencia nueve meses después de la batalla de Villalar. Una demostración de hasta qué punto el ardor guerrero no depende tanto de la fuerza física como de las convicciones ideológicas y de la fortaleza mental.

Tuvo un final amargo. Perdida toda esperanza, huyó disfrazada en la noche con su hijo de corta edad y se exilió en Portugal Nunca logró el perdón real y vivió en Oporto hasta su muerte a los 35 años de edad. Allí fue enterrada, ante la negativa de Carlos I a que sus restos se trasladasen a Olmedo.

Me pregunto si al hilo de la Ley de Memoria Histórica sus herederos podrían reclamar sus restos.  

- La Princesa de Éboli. 

Cambio de tercio: ésta es la historia de una mujer extraordinaria; una fascinante cortesana, puede que en el doble sentido de la palabra, intrigante, maniobrera, hermosa, inteligente, ambiciosa y… dicen que bastante desinhibida. ¿La imaginan en la cabeza de las manifestaciones del Día de la Mujer? ¿Qué colores llevaría su bandera?

Ana Hurtado de Mendoza de la Cerda y de Silva y Álvarez de Toledo (1540-1592) por apellidos que no quede, era duquesa de Francavilla, princesa de Mélito, condesa de Aliano y Marquesa de Algecilla, por derecho propio, y princesa de Éboli, duquesa de Estremera, duquesa de Pastrana, y marquesa de Diano por su marido Ruy Gómez de Silva, noble portugués y valido de Felipe II. En su juventud dio en creerse monja, fundó un convento del que se hizo nombrar Priora y trató de corregir la regla de Teresa de Jesús a su entera conveniencia. Teresa se llevó a las monjas y ahí terminó la aventura mística. 

El cuarteto Ana Hurtado de Mendoza, Felipe II, Juan de Escobedo y Antonio Pérez, las intrigas, las estocadas, los amores cruzados y los secretos desvelados, que les debemos, son un manantial inagotable de leyendas. 

Encarcelada por orden de un Felipe II vengativo, privada de la tutela de sus hijos y de la administración de sus bienes, acabó sus días recluida de por vida en su Palacio Ducal, en Pastrana donde siguen conociéndola por "La puta". 

Sin lugar a dudas fue la mujer más influyente del Siglo XVII en España.

- La Monja Alférez. 

Y, para terminar, de una Grande de España a una singular aventurera, tal vez transexual, o travestida, o quién sabe qué. En caso de dudas, pregunten a Dª Irene Montero, experta, dicen, en este resbaladizo terreno. 

Catalina de Erauso y Pérez de Galarraga (1585 o 1592 - 1650) monja, militar y escritora fue un personaje legendario y controvertido del XVII. 

Internada en un convento a los 4 años, tuvo que ser trasladada a otro más estricto por su indisciplina. A los 15 años se escapó disfrazada de hombre y anduvo huyendo por toda España hasta que cruzó los mares y siguió sus aventuras en Venezuela, Colombia, Perú, México… 

Su físico nada femenino le ayudaba en su engaño. A su paso, grescas, muertes, robos, duelos, hazañas bélicas, crueldad inusitada con los indígenas, ascensos militares, refugios en sagrado, condenas a muerte eludidas por la alegación "in extremis" de su condición de mujer etc. 

Logró la protección de cierto obispo y fue devuelta a España. La recibió Felipe IV le mantuvo su graduación de Alférez, le permitió emplear su nombre masculino y le concedió una pensión por sus servicios a la Corona. Incluso la recibió Urbano VII que la autorizó para continuar vistiendo de hombre (¿?).

En 1630se instaló definitivamente en México. La tradición cuenta que murió transportando una carga en un bote.  Nada se sabe su verdadera tendencia sexual. De sus memorias no se deduce atracción alguna por hombres ni por mujeres. 


En resumen

Ésta ha sido mi selección para algo más de doce siglos de historia. Podría haber hecho otra lista, más larga, más corta, diferente por completo, pero el resultado sería el mismo: Ya fueran vencedoras o vencidas, heroínas o pícaras, seguiríamos hablando de un pequeño grupo que entraría en ese dicho que jamás he entendido: "la excepción confirma la regla". Yo creo que la excepción sólo demuestra es que la regla no era absoluta.













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