sábado, 25 de marzo de 2023

 Después de la moción de censura

Sólo han pasado tres días

¿Mascarada, circo, astracanada, ópera bufa, falta de respeto?¿Paso al frente, ejemplo de coherencia, grito valiente? ¿Un cóctel con todo esos ingredientes y los que cada uno de nosotros quiera añadirle? Prejuicios, prejuicios de uno y otro signo, que no llevan a ninguna parte. La vida sigue, las elecciones se acercan y nadie está hoy en condiciones de predecir qué acontecimientos van a ser tan influyentes que acaben decidiendo quién va a gobernar Ayuntamientos y Comunidades Autónomas; menos aún quién llegara a La Moncloa en invierno.

Por eso prefiero limitarme a poner de manifiesto algunos detalles que me han llamado la atención en el desarrollo de la moción.


¿Ausente o desaparecido?

¿Ha acertado el Sr. Núñez Feijóo haciéndose invisible? No hay forma de saberlo. Ni ahora ni después de conocerse cuántos votos haya obtenido su Partido en las tres elecciones que se avecinan. Pase lo que pase, los analistas que los examinen, sacarán sus conclusiones que serán meras especulaciones. No obstante:

  • La decisión de estar ausente del espectáculo le ha ahorrado el mal rato de estar de convidado de piedra en la tribuna de invitados. Eso es obvio, pero ¿qué habría hecho Isabel Díaz Ayuso en su lugar? Yo la imagino desafiante en primera fila, aferrada a la baranda, interviniendo en el debate con su mera presencia. Dos personalidades diferentes, dos estrategias distintas. No ha pasado, pero es imaginable.
  • Dª Cuca Gamarra, la perfecta segunda, programada para eso, para ser segunda, fiel intérprete de quien sea el número uno, afirmó seria, tajante según su costumbre, que se abstenía "por respeto" al candidato. ¿Seguro? ¿Y cómo es posible respetar a quien no se conoce? Porque lo cierto es que su jefe anunció la abstención antes de saber quién iba a ser el candidato elegido. Acaso la clave sea otra: si don Alberto ha dicho que cada barón regional o municipal es dueño y señor de diseñar los pactos que les convengan con Vox, la abstención podría ser la forma de no condicionar esos acuerdos ni a favor ni en contra. Que esto mismo sea un acierto o un error, ya se verá.

En cualquier caso el recorrido político nacional de Núñez Feijóo podría jugarse a una sola carta: su triunfo en las generales de invierno. No tendrá segundas oportunidades. (Y no debería estar tan seguro de que todo a su alrededor juegue a su favor. Recuerde a Pablo Casado y el modo en que fue abandonado).


¿Ha nacido una estrella?

Contundente, magnífica de fondo y de forma, la intervención de Yolanda Díaz, ha sido su puesta de largo como pareja de baile de Pedro Sánchez en el inmediato futuro. ¿Algo que objetarle? Por supuesto.

  • Lo que el candidato le recomendó: concrete, resuma y no se alargue tanto porque el oyente no suele ser capaz de mantener la atención durante tanto tiempo.
  • Precisamente su brillantez tiene que haber disparado las alarmas de las que deberían ser sus aliadas y que ahora podrían verse como rivales. El problema es que la pareja Belarra/Montero controla en buena parte el aparato, la organización que Yolanda Díaz necesita si quiere ser la líder indiscutible a la izquierda del PSOE. Y todo eso pese a que las tres sepan que la fragmentación de ese espacio daría una ventaja impagable a la alternativa conservadora.

No fue el día de Sánchez. 

  • No, no lo fue. Plúmbeo, reiterativo, interminable, aburrió a propios y a extraños. Tamames se lo echó en cara, lo que, en sí mismo, es irrelevante, aunque fuera cierto, que lo fue.
  • Empezó tratando al candidato con guante de seda. La estrategia era comprensible: Tamames no era la pieza a abatir. Consecuentemente, trató en todo momento de meter en el mismo saco a Abascal y al ausente Feijó y a zurrarles a los dos exhibiendo sus propios logros. Una y otra vez, y otras varias más. 
  • Lo cierto es que ni son iguales, ni está claro que lo mejor sea tratarlos como hermanos gemelos. Más aún, cualquier cosa que abra una zanja entre ambos debería beneficiar las expectativas del PSOE.
  • Menos pesado resultó en las réplicas aunque siguió erre que erre reiterando sus logros una y otra vez. En resumen: al margen de los aciertos de Yolanda y de lo que luego diera de sí la intervención de Patxi López, el Presidente del Gobierno perdió una ocasión de noquear a sus contrincantes principales, PP y Vox.

Simetría parlamentaria: Abascal y Patxi López

Trato en paralelo los parlamentos de Santiago Abascal y de Patxi López porque, descontando la abismal diferencia ideológica entre ambos, han sido dos buenas muestras de coherencia política. Cada uno en su género han sido ejemplares, en el sentido de modelo para sus seguidores. 

Uno y otro habrán sido vistos como un paladín o como un indeseable según la óptica del oyente, pero cada uno de ellos, examinado desde sus coordenadas teóricas, no desde la del oyente, han sido modélicas. No importa cuáles sean las preferencias políticas de mis lectores, les sugiero que traten de examinarlas sobre ese prisma: desde los presupuestos políticos de referencia y no desde sus preferencias personales.

Santiago Abascal, contundente, acompasando gesto y texto, dominando el hemiciclo al que no perdió la cara en ningún momento, ofició como telonero del candidato cuando, en realidad era su mentor, su lazarillo, su padrino y lo que quieran añadir por su cuenta.

Desgranó con notable lógica interna y con evidente claridad el argumentario básico de su formación y transmitió convicción en lo que decía.

Más que probablemente, el líder de Vox trataba de minimizar el desastre que debió dar por supuesto que se avecinaba desde que la palabra pasara a su sorprendente candidato; como así fue, porque Tamames, a medio camino entre la conferencia académica, las memorias del abuelo y las ocurrencias de quien algún día fue el l’enfant terrible de la izquierda, se quedó a años luz de su predecesor.

La intervención de Patxi López puede haber resultado insoportable para la oposición pero estuvo muy por encima de la de su jefe de filas.

  • Cuando llegó su turno el debate ya estaba maduro, Todos habían hablado, incluyendo a los dos grandes de la derecha y a sus actuales y quizás futuros aliados a su izquierda. Sabía, por tanto a qué atenerse.
  • Y aprovechó la ocasión para despacharse a gusto. Tamames ironizó después sobre su tono mitinero y le advirtió del riesgo de infarto que corría por su acalorada intervención. ¡Claro que era un mitin, como los de todos los demás, salvo el del propio candidato que no tenía ninguna participación electoral a la vista!
  • Fue, como digo, el contrapunto a la primera de todas las intervenciones, la del Sr. Abascal. Alfa y omega de la moción. Pero, ojo, los que defiendan el tono, el fondo y la forma de uno deben aplicar el mismo criterio al otro. Están en las antípodas, pero eso no quita ni pone legitimidad a ninguno: ideas opuestas, métodos semejantes, como tantas veces hemos visto. Siéntanse, pues, como lo que son, demócratas maduros. Luego no olviden votar según sus preferencias.

Un curioso agujero negro

La izquierda, por sistema, suele echar en cara a la derecha que carece de programa y que su única cantinela es amagarle la siesta al oyente agobiándole con la catástrofe inmediata que se va a llevar por delante vidas y haciendas de la entera totalidad de la ciudadanía.

La socialdemocracia y todo lo que hay a su izquierda se supone que defienden la esencia del Estado social; además de otros flecos, se apoya en el consabido trípode de educación y sanidad pública, y sistema público de pensiones. Añadan la articulación de un modelo de fiscalidad redistributiva y tendrán el esqueleto del edificio.

Frente a ello, no es cierto que el universo conservador carezca de ideas. Claro que la derecha tiene programa; programa, hoja de ruta y medios para poner en práctica uno y otra ¿Por qué la izquierda niega la evidencia?

Todos los partidos conservadores del mundo nadan en dirección contraria a la descrita hace un par de párrafos: abogan por una menor fiscalidad, por la sanidad y la enseñanza privada y por los planes privados de pensiones. Esos son los objetivos finales, aunque por el camino se articulen sistemas híbridos de los que en España tenemos muy buenas muestras: centros de enseñanza concertados, hospitales privados a los que la sanidad pública deriva enfermos y recursos, y defensa cerrada de la alternativa al incremento de ingresos de la Seguridad Social: la reducción de las pensiones, "si fuera necesario".

También me llama la atención el cuidado que tiene la derecha en no darle demasiada publicidad a sus intenciones: ni uno solo de los Partidos conservadores de la Europa continental osa desmarcarse de las premisas del Estado Social. En Europa, claro, que en los Estados Unidos es al revés: se presume de ortodoxia republicana cuando se objeta cualquier intento de establecer como obligatorio, por ejemplo, un amago de sanidad pública.


Y para terminar, hablemos del candidato

Don Ramón, al final de su camino, ha tenido su postrer momento de gloria. Ha sido el centro de la atención del país durante día y medio. Ha dicho lo que le ha venido en gana y, si es sincero consigo mismo, debería reconocer que ha sido tratado con una más que razonable dosis de tolerancia y cortesía parlamentaria. Más que la que él ha tenido con sus oponentes.

No voy a reiterar ni sus datos biográficos, ni sus frecuentes derivas ideológicas. Me contento con ceñirme a sus propias ocurrencias. Me llegan en estos días tantos remitidos por las redes sociales que ni siquiera necesito la hemeroteca. Veamos:

  • "Como dijo Raymond Carr, 1934 fue el verdadero comienzo de la Guerra Civil". ¡Hay que ver! Cuarenta años hablando de "El Régimen del 18 de Julio del 36" y resulta que todo había empezado dos años antes. ¡Y el general Franco sin enterarse! Su país en plena guerra y él tardó dos años en tomar partido y ponerse al mando! Gracias, no obstante a Tamames y a Raymond Carr, todo  ha quedado aclarado. Qué batallas tiñeron de sangre el suelo español durante esos dos años, sigue siendo un misterio.
  • "Hay que dejar la Historia para los historiadores". No sé dónde ni cuándo oí por primera vez el dicho de que "los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla". Le haré el favor de creer que no era ésa la intención del candidato. Pero, por otra parte ¿A qué historiadores se refiere? ¿Raymond Carr, Gabriel Jackson, Salas Larrazábal, Ricardo de la Cierva? ¿Américo Castro o Claudio Sánchez Albornoz? Incluso ¿Oswald Spengler o Arnold J. Toynbee? Y, para terminar: cuando los historiadores hayan terminado de escribir sus libros ¿nos dejará que los leamos según nuestro criterio o será él quien nos diga a quién debemos hacer caso?
  • "Señora Presidenta, deberían cambiar el Reglamento del Congreso. Las intervenciones no pueden ser tan largas". Puedo estar de acuerdo en que hay quienes cuando les dan la mano se toman el brazo. Saben que no tienen limitación de tiempo y no hay manera de que terminen. Allá ellos, don Ramón, que no por mucho vocear se ganan más votos. Parecía que usted se aburría o se cansaba o las dos cosas. Midió la duración de cada parlamento y amonestó a los que a su juicio hablaron demasiado. Todos tendemos a considerarnos a nosotros mismos el canon, pero ¿se ha preguntado qué hemos opinado los demás de sus propias intervenciones? Se quedará sin saberlo, pero de lo que no hay duda es de que nadie le dijo que había estado demasiado prolijo o un tanto conciso: dijo lo que quiso y hasta que le pareció oportuno, como establece el Reglamento. Norma que por cierto no autoriza a interrumpir al orador que está en el uso de la palabra; algo que sin duda olvidó pese a la exquisita educación que recibió en el Liceo Francés.
  • "¿Blas Piñar? ¿Cuántos jóvenes cree usted que saben quién fue?" En eso tiene  razón el profesor. Aunque si la víspera de su primera intervención les hubieran preguntado a los mismos jóvenes por Ramón Tamames habrían obtenido el mismo resultado. Lo que quiere decir que Piñar y Tamames son ejemplares de la misma era geológica.
  • Volviendo a la Guerra Civil: no, señor Tamames, los dos bandos no fueron iguales. Ni en esa guerra, ni en ninguna. Puedo aceptar algo que no dijo, que en cualquier guerra sólo hay dos bandos, el malo y el peor, pero hasta en la maldad hay grados, y la historia suele reservar el papel de "peor" al agresor. A Hitler en el 39, a Stalin en Hungría, a Putin el año pasado en Ucrania, a Franco en el 36 en su país. Porque de la postguerra… Mejor no hablamos ¿verdad?

¿Y ahora qué?

Pues que la vida sigue. De momento, todos los Partidos se declaran vencedores. Como de costumbre. O sea, que no parecen haberse enterado de que el espectáculo fue televisado en directo.

Antes de que termine el mes la actualidad nos habrá regalado algún motivo para olvidar lo que pasó ese día y medio de hace tres jornadas. Por ejemplo la iniciativa de Dª Isabel de desmarcarse tan clarísimamente de Vox en la Comunidad de Madrid, que hasta don Alberto debe de haberse enterado mientras estaba en Bruselas hablando mal del Gobierno de su país. 

Analistas y tertulianos seguirán exprimiendo el limón, de algo hay que hablar, y tratarán de aventurar pronósticos sobre los efectos de la moción fracasada en las próximas elecciones. Ganas de marear la perdiz. Los Estados Mayores de los Partidos habrán sacado sus propias conclusiones y tratarán de plasmarlas en tácticas y estrategias. Crean lo que crean, lo imprevisible acabará dominando tanto cálculo.

Las cosas siguen igual que antes de que Santiago Abascal anunciara sus intenciones. Tal o cual detalle podría tener algún recorrido, las consecuencias a medio plazo de la abstención de Feijóo, el peso real que permitan tener a Yolanda Díaz en la articulación de la izquierda del PSOE, la reducción de las tensiones en la coalición gobernante… ¡Quién sabe!

De lo que no hay ninguna duda es de que el candidato seguirá siendo un poco más viejo y más irrelevante cada día. 






sábado, 18 de marzo de 2023

 Crónica del futuro inmediato

Una moción primaveral

Daba yo vueltas a mi magín buscando tema para esta mañana de sábado, cuando una divertida charla con mi viejo amigo Pepe Palma, me iluminó el camino: dejaría para otra ocasión el escribir sobre asunto tan serio como los trajines de los dineros en Can Barça, el rasgado de vestiduras de su mandamás el señor Laporta, las caras de auténtica sorpresa de inocentes deportistas como Gerard Piqué y la creciente ola de voluntarios para sumarse al españolísimo deporte de dar lanzada a moro muerto.

Hoy, a las puertas de la primavera, aupado en los prematuros sofocos de la segunda o tercera ola de calorines tempraneros, me pide el cuerpo divagar sobre lo que nos deparará el inmediatísimo futuro. A saber, qué habrá ocurrido cuando se apague la perorata del último de los oradores en los turnos de palabra de la segunda moción de censura orquestada por Vox.

Déjenme que, por una vez, y en contra de mi costumbre, oficie de profeta de andar por casa.


Matar moscas a cañonazos

Los Padres de la Constitución buscaban la estabilidad gubernamental como algo deseable; abominaban de los jueguecitos parlamentarios que sacrificaban Gobiernos en aras de políticas pequeñas. 

Por eso diseñaron lo que suele llamarse "Moción de censura constructiva". Un mecanismo que para que funcionara tenía que conseguir no sólo una mayoría de votos contra el Gobierno en el poder, sino apuntalar la sucesión a favor de un candidato que pudiera demostrara que contaba con un programa solvente, y una mayoría de apoyos parlamentarios suficientes como para poder aplicar el programa que había presentado.

Candidato, programa y votos suficientes para sacar adelante a ambos ¿Sí? Pues no: El Sr. Abascal repite a quien quiere oírle que el papel de Tamames es, nada más, convocar elecciones generales, o sea que si de programa, nada, y de votos a favor, menos, tengo la duda de en qué estaba pensando, en realidad, el que tuvo la ocurrencia.

No dudo de que habrá quien ccaiga en la cuenta de que cuando los padres de la Constitución hablaban de estabilidad, Don Pedro Sánchez no había cumplido siquiera sus primeros seis añitos, así es que no sabían lo que se nos venía encima. O dicho de otra forma, siendo don Pedro inestabilidad en estado químicamente puro, cualquier método para alejarlo del sillón, o, al menos, para incomodarlo, debería se entendido como un paso adelante.

Eso por no hablar de la pertinencia de dejarse oír apenas un par de meses antes de empezar a votar en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas. Cierto que luego, como está demostrado, resulta que las urnas las carga el diablo, y que hasta que termina el recuento no hay manera de saber si la estrategia fue buena o mala, o si, siendo buena, el votante no estuvo a la altura y acaba encumbrando a quien menos esperas.

Por otra parte, sólo una de las cinco mociones celebradas hasta ahora ha servido para cambiar un Gobierno, precisamente la encabezada por Sánchez, así que ¿por qué escandalizarse de que por segunda vez lo intente Abascal?


¿Aciertos, desaciertos, o cuarto y mitad de cada?

  • ¿Es un acierto o un error comparecer ante el Parlamento con un candidato en vías de momificación que, además, blasona de estar en desacuerdo frontal con algunos de los dogmas de quien lo patrocina? Me parece que no cuadra, pero ya se verá. En todo caso, recuerden: Ramón Tamames defiende el matrimonio homosexual y el aborto, no niega la violencia machista, no está por la labor de ilegalizar independentismos y, lo que es peor, confiesa sin ruborizarse que Pedro Sánchez no le cae mal. No es el único. Lo raro es que quien lo presenta a candidato es Vox.
  • ¿Hasta dónde es creíble que si don Ramón resultara elegido se limitaría a convocar eleciones generales cuando don Santiago le dijera? No parece posible que ocurra, pero si Tamames acabara de Presidente de Gobierno, es decir, si reuniera tras él una mayoría suficiente de apoyos, él y sólo él sería el competente para adelantar elecciones o para mantener el calendario electoral previsto. Él, que aspiró a la Secretaria General del PCE; él, que fue candidato por el mismo Partido a la Alcaldía de Madrid.
  • ¿En qué longitud de onda deberán emitir Abascal y Tamames en sus respectivas intervenciones para no dejar la sensación de que sólo podrá votarse a uno o a otro, pero jamás a los dos bajo la misma bandera? Lo de menos es si Tamames va hablar desde la Tribuna, desde una silla gestatoria, o desde el púlpito de La Almudena. El problema es que al final hay que votar, y puede resultar complicado decidir qué se vota cuando el candidato y el padrino uno dice negro y el otro blanco.

Lo que estará pasando en cada casa

Dejando de lado el poco trascendente discurrir de estas horas en la sede de Ciudadanos, si es que siguen conservando algún lugar donde reunirse, y por no hablar tampoco de formaciones periféricas que a sí mismas se llaman nacionalistas ¿No les gustaría saber por dónde señala la aguja de marear en los Partidos afectados? Imaginen:

  • Vox: Si yo estuviera en el lugar de cualquiera de las cabezas pensantes del Partido, cosa más que improbable, me vería obligado a espantar algunas  las dudas que la molesta realidad me habrían asentado en la conciencia: ¿Tiene sentido votar a favor de nuestro candidato? ¿No sería mejor votar contra quien tan lejos está de nuestro programa? ¿Seguro que esta maniobra sirve para algo? ¿Y si me abstengo? ¡No, no puedo dejar colgado a Santiago, pero es que votar a favor de Tamames…! Pero si voto en contra es peor… Conciencia perpleja, en resumen: esa actitud neurasténica de novicia escrupulosa que llega a creer que haga lo que haga, una cosa o su contraria, pecará y se condenará.
  • Partido Popular: Íntimamente convencidos de que el pagano del entuerto ha de ser el sufrido Partido que preside el muy precavido Alberto Núñez Feijóo, al cabo de la calle de que si las cosas no cambian el saldo final de la moción es un baloncito de oxígeno para el maquiavélico Pedro Sánchez, digo yo que algún asomo de duda les quedará respecto a qué hacer el 22 por la tarde. Descartada de plano la opción de apoyar la mascarada (sería tanto como entrar a formar parte de la cofradía de Abascal), ¿qué es menos malo, abstenerse, o sea ponerse de perfil, o sea, ni chicha ni limoná, o sea, "a mí que me registren", o sea, otra vez "la derechita cobarde", o sea "a los tibios los vomitará Dios", o votar contra Abascal? ¿Votar en contra para que los tilden de "casadistas", votar en contra de quien, si Dios no lo remedia y no suele hacerlo, vamos a necesitar de socio en media docena de Autonomías y, claro, en La Moncloa? ¿Votar lo mismo que el malvado Sánchez? ¡Con lo tranquilo que estaba usted, don Alberto, allá en su tierra!
  • Unidas Podemos. ¡Qué cosas! Ha sido conocerse la fecha del sarao y ya hemos oído a Doña Ione pidiendo (creo que fue "pidiendo" y mira que me extraña, con lo que le gusta exigir) al Presidente del Gobierno del que forma parte, que le diera "a las Ministras de Unidas Podemos" la oportunidad de intervenir en el debate de la moción. Hay dos cosas que me llaman la atención: la primera es que reclama el uso de la palabra sólo para las ministras, y no para los ministros de su propia formación. O sea que tal parece que ser hombre en Unidas viene a ser lo mismo que haber nacido mujer en Afganistán. La segunda, llámenme malpensado si quieren, es que a estas alturas del partido, oliendo ya a campaña, tengo la absoluta convicción de que lo que quiere la Srª Belarra es dar cumplida cuenta del poco aprecio que conserva por el Presidente que encabeza ese Gobierno gracias al cual ella puede conseguir algo de audiencia. Moraleja: ni la Belarra, ni la Montero, ni demás compañeras ministras de Unidas, hablarán ni el martes ni el miércoles; ya lo verán.
  • Partido Socialista. De fiesta. Otra moción más abocada al fracaso; otra ocasión más para recordarle a la ciudadanía cómo aprovechar el mismo juguete para llegar a La Moncloa; otra ocasión más para tomarse el trámite en serio y dejar constancia de un par de cosas, por ejemplo, quién es el Presidente, quiénes son sus socios y en qué se diferencian unos de otros. Por ejemplo, para sugerirle al votante que no se olvide de este esperpento que nos espera cuando tenga que ir a votar. Por ejemplo para escenificar en qué consiste el parlamentarismo, cómo tratar desde la tribuna a amigos y a quienes no lo son, y, en definitiva, aprovechar una ocasión que no se ha buscado para lucir diferencias. Y, por si fuera poco, alguien le regala el texto del discurso del candidato con tiempo suficiente para preparar la contestación.

En resumen, no necesariamente compartido con mis lectores

  • El miércoles, lo que queda de Ciudadanos se queda como estaba: imposible lograr que un Partido en coma salga del evento a banderas desplegadas.
  • Más pronto que tarde rodará alguna cabeza en VOX. No importa de quién haya sido la idea, va a saldarse con un fracaso: el surrealismo y la política casi nunca van de la mano. Alguien tendrá que dar explicaciones del por qué la decisión de plantear la moción contra toda evidencia y, más aún, a quién se le ocurrió la elección del candidato.
  • El PP. Depende de cómo se mueva, puede ganar espacio por su derecha, no empeorar las perspectivas por su izquierda, e, incluso, dejar intactas sus opciones para cuando toque elegir pareja de baile para reeditar gobiernos de coalición. Eso si acierta en todas las teclas a tocar. En caso contrario… Antes de descorchar cava y cortar turrones, Don Alberto a Galicia y Dª Isabel a Génova.
  • El PSOE. Sólo tiene que cuidar su cuarto de atrás. El peligro, de llegar de alguna parte, vendría de la absoluta necesidad de pantalla que padecen como dolencia crónica "las ministras de Unidas Podemos" (A la Belarra, ni vino ni jarra). El resto… El resto se lo tendrá que ganar Sánchez en el tiempo por venir, porque en las últimas semanas, la coalición ha perdido fuelle, diga el CIS lo que diga.




sábado, 11 de marzo de 2023

 Truhanes y señores

Un par de truhanes o más

Un diputado socialista, una mano de empresarios de tres al cuarto, algunas damas de la noche, cuarto y mitad de sustancias flipantes, caspa, mucha caspa, peste rancia de cuando Pajares y Esteso eran la modernidad, y ya tenemos el enésimo escándalo de corrupción en todas las pantallas. Los periodistas y, tras ellos, el público hablan y no paran de "El caso Mediador". 

El Partido Socialista presume de haber actuado con rapidez y contundencia, "sin contemplaciones"; la oposición en vísperas de campaña, con cierto olor a urnas en el ambiente, se relame de gusto mientras el ciudadano, atónito, verifica el funcionamiento de su receptor porque no termina de dar crédito a lo que aparece en pantalla. Los voceros del Gobierno están todos de acuerdo en que el asunto es… ¡Repugnante! La unanimidad huele a consigna para cofrades, aunque sí, algo repugnantito sí que es.

¿De verdad estamos ya en el siglo XXI? ¿Seguro que de ésta no nos echan a patadas no ya de la Unión Europea, sino, de cualquier otro organismo internacional, incluida la UEFA, la FIFA y la Unión Ciclista Internacional?

Oigo hablar del "Caso Mediador" y me pregunto si no habrá sido una treta del Sr. Bolaños,  estratega oficial del PSOE, para que, en cualquier momento, después de haber dejado que la oposición se despache a gusto, descubra que todo ha sido una broma y deje en ridículo a los que con tanta fruición se frotaban las manos.

¡Por Dios, qué cosa tan cutre! Cuatro paletos que se dejan liar con una visita al Congreso, como si fuera la Capilla Sixtina, un General retirado que puesto a esconder el presunto producto de sus fechorías, lejos de manejar empresas pantalla, ingeniería financiera, operaciones de blanqueo de capitales en las Islas Vírgenes, cuentas numeradas en Suiza, docena y media de falsas organizaciones, guarda el producto de las supuestas mordidas en su dormitorio, dentro de una caja de zapatos, o debajo de una pila de calzoncillos y camisetas de verano. ¿Pero cómo ha podido llegar a General un prenda con esas hechuras?

¿Invitaciones para el Concierto de Año nuevo en Viena? ¿Viajes en jets privados a las Maldivas de los sobornados y los sobornadores? ¡Ya! Visita turística a la Carrera de San Jerónimo, ("fíjate, esos agujeros de ahí, fueron los de Tejero") cocidito o mariscada en tasca próxima ("y si te has quedado con ganas, que te guarden ese medio centollo en un tapper y te lo llevas al hotel") y ¡Hala! a encerrarse con cuatro fulanas en un hotelito que quede a mano y a sacarse unas fotos con ellas para poder contarlo a la vuelta.

Y El Mediador, el supuesto cerebro (¿?) de la trama avisando que esto no es más que la punta de iceberg. ¿No habría forma de evitar que se sepa lo que sabe, si es que sabe algo? Que se lo cuente al juez, que encierren a quien toque, pero que nos evietn la vergüenza ajena de que esto está pasando en España

Se mire por donde se mire, insultante, bochornoso, sórdido. Lo malo no es que hayan delinquido. Lo verdaderamente ofensivo es que si esto se sabe fuera de nuestras fronteras, que se sabrá, vamos a quedar como Cagancho en Málaga. Esto es un torpedo bajo la línea de flotación de la marca España.

Todo transcurría tan a ras de tierra que el chanchullo no les ha dado ni para pringar a un mal carguillo público en la pandilla ¿Es que no saben lo que es montar una organización delictiva como Dios manda? Miren a su alrededor y tomen ejemplo: un Ministro del Interior, media cúpula policial involucrada y usted podrá tener la seguridad de que si milita en ese Partido que sabe lo que se trae entre manos, ni siquiera tendría que renunciar a su acta de diputado. 

¿No habría forma de demostrar que, en realidad, se han llevado dos o tres cientos millones, que están repartidos entre Panamá, Las Islas Vírgenes y la Banca Vaticana, que las bacanales se desarrollaban en fabulosos yates de tres cubiertas, y que, además, estaban implicados los servicios de inteligencia de Putin? Es lo menos que nos merecemos.

Aunque si le damos un cuarto de vuelta al punto de mira, como por arte de magia el bochorno se transforma en un episodio a medio camino entre el esperpento y el surrealismo; otro más de esa mugrienta saga celtíbera que suministra espectáculos vergonzantes de tanto en tanto: las aventuras erótico-festivas del mejor Roldán (o sea, el peor), las fotografías de Pedro J. en calzoncillos… Un nuevo capítulo del Celtiberia Show. 


¿Señor o Truhán?

Hay personas, personas que a veces acaban siendo personajes, que transitan por el mundo con la doble condición por la que pregunto, dependiendo de a quién interrogues. Don Ramón Tamames, es uno de ellos: no ha habido momento de su vida de ida y vuelta que no haya sido bendecido y maldecido al mismo tiempo. 

Activista universitario en los 50, militante del Partido Comunista desde el 56, miembro de su Comité Central desde el 76, diputado por el PCE en el 77 y candidato a la alcaldía de Madrid por su Partido a la muerte de Tierno Galván, abjuró del comunismo en el 81 y ocho años más tarde terminó recalando en el crepuscular CDS codeándose con los cariacontecidos huérfanos de Adolfo Suárez. En algún momento perdió la brújula y el olfato. Luego abandonó la política y se centró en sus negocios.

Ramón Tamames, alumno de Liceo Francés, técnico comercial y economista del Estado  y catedrático de Estructura Económica, fue el ensayista de cabecera de dos o tres generaciones de opositores que en su día devoramos su "Estructura económica de España" o "Los monopolios en España". Con el paso del tiempo, las cabeceras de los medios en los que escribía fueron escorando a estribor: "Triunfo", "Cuadernos para el diálogo", "El País", "ABC", "El Mundo".

Bien, pues este anciano de 91 años es el flamante candidato a la Presidencia del Gobierno de España que Vox ha presentado este 27 de febrero pasado, encabezando la segunda moción de censura que intenta Santiago Abascal.

Ninguna duda sobre la legalidad de la moción: cumple con los requisitos formales de la Constitución y, por tanto, Vox, su líder y el candidato a desbancar a Sánchez están en su derecho de presentarla y defenderla. 

Dejo para otras mentes más preclaras especular sobre qué pretende Vox, a quién beneficia y a quién perjudica este segundo intento, quién es el verdadero destinatario del ensayo, si el Gobierno o el PP, y hasta qué punto plantear una moción de censura cuando consta la absoluta imposibilidad de lograr su teórica razón de ser, tumbar al Gobierno, es ejercer un derecho o banalizar las instituciones de una Constitución que tanto presumen de abanderar.

Ni siquiera quiero extenderme sobre lo que el Presidente de Vox va diciendo por ahí de que Tamames, en el hipotético e improbable caso de que alcanzara La Moncloa, no gobernaría, sino que se limitaría a convocar elecciones generales. No habrá caso, así que nunca sabremos si don Ramón, llegado a la Moncloa habría sido tan obediente como parece suponer el sr. Abascal.

Mis comentarios sólo tratan de entretener en esta mañana de sábado a mis lectores a propósito de qué cuenta más en el saldo global de don Ramón, si su pasado o su presente. Repito la pregunta ¿Es un truhán o un señor? ¿Fue una cosa y ahora es otra? Es posible, pero ¿qué fue y qué es? 

Cuando corría delante de los grises, cuando entró en la cárcel por ser dirigente del PCE (salió muy pocos días después, por cierto, lo que en aquellos tiempos era un jalón en el currículo), cuando escribía sus críticas al franquismo, cuando hablaba en el Parlamento desde sus posiciones izquierdistas, era truhán para media España y señor para la otra media. Cuando entró y salió de Izquierda Unida, es posible que muchos de los que lo consideraban señor, lo tildaran de truhán, y viceversa. 

¿Y ahora? Creo que podría decirse lo mismo. Unos lo verán como un réprobo, un renegado y es posible que otros le den la bienvenida como el hijo pródigo que vuelve a casa.

No deja de ser llamativa la debilidad mutua de Vox por los conversos y de estos por la formación verde: eurodiputados como Herman Terch, simpatizantes como Sánchez Dragó, palmeros como Federico Jiménez Losantos, tuvieron alguna vez carnet del PCE. Luego cambiaron. Estaban en su derecho, pero ni ellos ni Vox, ni el señor Tamames deberían olvidar que todo converso es un apóstata, dependiendo del lado de la trinchera en la que esté el observador.

Volviendo a nuestro enigmático candidato: ¿Senilidad, funambulismo político, narcisismo, humorada? ¿Y qué más da? Pasará la moción, la sexta desde que está en vigor la Constitución, sus efectos serán los que sean y, dadas las circunstancias, no será don Ramón el que pueda escribir sobre ella durante mucho tiempo.

En resumen: sigo dudando de qué apelativo, truhán o señor, señor o truhán, le cuadra mejor a Ramón Tamames.


Un caso claro: Don Rafael Del Pino es un señor

Rafael del Pino Calvo-Sotelo, además de sobrino del ex Presidente de Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo, es Ingeniero de Caminos por la Politécnica de Madrid, y máster MBA por el MIT de Massachusetts, Presidente Ejecutivo de Ferrovial, miembro de varios Consejos de Administración, Patrono de la Fundación Princesa de Girona, de la Fundación Caminos, miembro de la Real Academia Española de Ingeniería, del Hong Kong-Europe Business Council, y del World Economic Forum, entre otras cosas. 

Cuando uno es, además, Presidente Ejecutivo de Ferrovial y propietario del 43 % de las acciones de la Compañía que preside, con toda probabilidad se ha ganado el derecho a que lo llamen señor. 

Cuando según la revista Forbes, se trata de la tercera persona más rica de España con un patrimonio estimado de 3.800 millones de €, no cabe duda de que es un señor, un auténtico señor. Un señor de la cabeza a los pies. "Poderoso caballero es don dinero", que proclamaba Francisco de Quevedo.

Y cuando uno es un señor, puede hacer con su dinero lo que le venga en gana sin dar cuentas al paisanaje; por ejemplo llevárselo a los Países Bajos, porque, como digo, es suyo. Al fin y al cabo, este señor vive en un país cuya Constitución ampara la propiedad privada y la economía de mercado. 

Así las cosas, recordarle a un señor que buena parte de esa fortuna tiene su origen en los beneficios obtenidos durante varias décadas de la ejecución de obras públicas pagadas con el dinero de todos sus conciudadanos, es de dudoso gusto. Propio de gentes carentes de formas sociales. Característico de los mindundis que no saben mirar a lo alto, donde están los señores.

Echarle en cara a un señor que hasta el pasado ejercicio se ha estado beneficiando de las condescendencias de la legislación fiscal de su país, hacerle ver que su compañía tributa por sus beneficios menos que muchos jubilados por su pensión es una impertinencia rayana en el insulto.

Los señores, por definición, son patriotas. Lo sabe todo el mundo. Los que más. Tanto que, llegado el caso, son capaces de sacrificar sus sentimientos en aras del amor a su patria y exiliar su dinero para que no caiga en manos de un erario público manejado por gentecillas que resultan ser incapaces de entenderles. Su heroísmo llega a veces a financiar con sus dineros las acciones de quienes se meten a salvadores de la patria. No es este el caso; no al menos por el momento; sólo lo digo para ilustrar hasta dónde puede llegar a veces el patriotismo de los señores, de "las gentes de bien" de las que habla el Sr. Núñez Feijóo.

Así que si un señor dice que se va a Holanda con su empresa en busca de seguridad jurídica, no hay que rasgarse las vestiduras ni agobiarle con reproches que no se merece; hay que rogarle que nos ilumine con sus conocimientos para saber qué debemos cambiar, qué leyes tenemos que acomodar a sus intereses, qué impuestos quiere que se eliminen para seguir disfrutando de su compañía. Y pedirle disculpas en nombre de quienes le incomodan.

Porque un señor no tiene por qué soportar las críticas de gentecillas sin categoría, apenas un mero Presidente de Gobierno elegido por los representantes del pueblo, y sus corifeos, ministros y ministras de un Gobierno de dudosa catadura moral.

Como ya se han encargado de proclamar los que le entienden, no hay que preguntarse si poner en duda la seguridad jurídica española daña nuestra imagen en el mundo, ni especular con la posibilidad de que otros patriotas traten de emulare, sino por qué un señor como don Rafael del Pino no ha tenido más remedio que tomar tan dolorosa decisión. Que los beneficios empresariales tributen menos allí que aquí no es más que una mera coincidencia.


Se acabó

Por hoy ya está bien. Habrán visto que una semana, es tiempo suficiente para que la actualidad nos ofrezca ejemplos de truhanes, de señores y de personajes que pueden ser una cosa u otra, dependiendo de quién los juzgue. Como siempre.





sábado, 4 de marzo de 2023

  Animales

La Ley de Bienestar Animal

Más tarde de lo que muchos habrían deseado, por fin tenemos en marcha el proyecto de Ley de Bienestar Animal. El texto, nacido de las mentes pensantes del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, (ya saben, Dª Ione Belarra, UP y todo eso), tiene 89 artículos, 5 disposiciones adicionales, 7 transitorias, 10 finales y una derogatoria que pretenden garantizar los derechos y bienestar de los animales de compañía y silvestres en cautividad. 

La Ley de Propiedad Horizontal tiene 24 artículos, La Ley de Caza, 53  y la de Arrendamientos Urbanos 37. Se ve que tratan de asuntos de menor importancia.

Es un proyecto polémico, excesivo para unos, escaso para otros y asombroso para la inmensa mayoría, aunque a juicio de algunos mejor sería llamarlo Ley de Mascotas Urbanas. No pretendo examinarlo exhaustivamente, pero no me resisto a comentar los puntos que me han llamado la atención, o que me han dejado perplejo, que de todo hay.


Animales que sí y animales que no

Primer interrogante ¿hay animales de primera y segunda división? La pregunta es meramente retórica, porque, a poco que examinemos el proyecto, llegaremos a la conclusión de que lo de las dos divisiones se queda corto. Si partimos de la premisa de que todos los animales son iguales, como se decía antes de los humanos, habría que haber esperado idéntica protección para perros, gatos y hurones, mascotas con mando en plaza, que a los orangutanes, gacelas, nécoras y cucarachas. ¿Qué delito y contra quién ha cometido el bígaro para quedar inerme ante el apetito de los devoradores de proteínas animales? ¿Por qué tiene que haber una Ley que me diga qué animal puede hacerme compañía y cuál no? ¿Y si a mí me gusta pasearme arriba  y abajo acompañado de una gallina de Guinea? 

Digo esto porque a tenor del proyecto, los toros de lidia, los animales que se comen, las cobayas y sus primos, los animales silvestres, los perros que trabajan para la policía, los de caza, los que ayudan a los pastores o las aves que se usan en cetrería, no entran bajo el manto protector de la Ley. ¡Lástima!, Aunque de escuchar a las padrinas y a los madrinos del proyecto, todo se andará; esto no ha hecho más que empezar.


Clasificaciones novedosas y nuevos organismos 

  • La humanidad ha padecido siempre manías clasificatorias. En lo tocante al mundo animal, dejando al margen las más elementales, animales grandes y chicos, comestibles y no comestibles, vertebrados e invertebrados, racionales e irracionales, a partir del siglo XVIII se llevó a cabo un encomiable esfuerzo para no dejar bicho viviente (perdón por el vulgarismo de llamar bichos a nuestros mejores amigos) sin su casilla protectora. Sin embargo una somera lectura del proyecto de Ley, nos enfrenta a nuevas clasificaciones con las deberíamos irnos familiarizando: animal de compañía, doméstico, silvestre, silvestre en cautividad, abandonado, desamparado, extraviado, identificado, utilizado en actividades específicas, utilizado en actividades profesionales, gato comunitario, gato merodeador, perro de asistencia, perro titular… Cada una de ellas con su particular y precisa definición. Utilísima herramienta del lenguaje que evita confusiones lamentables. Me pregunto cómo hemos podido vivir hasta ahora sin tener a mano la exacta diferencia entre gato comunitario y gato merodeador.
  • La furia clasificatoria no se ha quedado en el terreno de los animales. Hay también otras materias bajo su ámbito de influencia. Así, por ejemplo, las entidades de protección animal, a efectos de su inscripción en el Registro de entidades de protección animales: entidades de tipo RAC, de tipo RAD, RAS, GCOF y entidades de protección animal tipo DEF. No saben qué peso me he quitado de encima, sobre todo cuando he leído que, además, cualquiera de estas entidades puede ser, al mismo tiempo RAS, DEF, GCOF o, hasta si se le pega la gana, RAD. Lo sorprendente es que saber qué esconde cada sigla se deja para que el contribuyente curioso lo averigüe por su cuenta.
  • En cuanto a organismos de nueva planta, tomen nota de los nuevos entes que vendrán a enriquecer la frondosa burocracia española: Consejo Estatal de Protección Animal, Comité Científico y Técnico para la Protección de los Derechos de los Animales, Consejo Estatal de Protección Animal. Y junto ellos, el Sistema Central de Registros para la Protección Animal (sistema en el que se integran los registros de Entidades de Protección Animal, el de Profesionales de Comportamiento Animal, el de Animales de Compañía o el de Núcleos Zoológicos de Animales de Compañía). Doy por supuesto que cada uno de estos nuevos organismos contarán con su singular organigrama más o menos frondoso, que acabará siendo ocupado por los correspondientes gerifaltes, subgerifaltes y personal subordinado. ("— Buenas tardes, Dª Pura, ¿Y qué fue de Cacaseno, su hijo pequeño?". —"Pues muy contentos con él, Dª Urraca. Terminó la carrera de Ciencias Políticas y ahora trabaja como responsable del Departamento de Asuntos Generales en el Registro de Profesionales de Comportamiento Animal". —"¿De veras? Pues no sabe cuánto me alegro. Mi Hermógenes y yo siempre hemos comentado que ese chico llegaría lejos").

Algunas dudas (inevitables ante cualquier cambio legislativo)

Leo en el texto del Proyecto ciertos párrafos que me dejan un tanto perplejo. Es un hecho que se debe a mi incultura, pero no me resisto a comentarlos:

  • Tratándose de perros, gatos y hurones, los Centros Públicos de Protección Animal están obligados a esterilizar al animal con carácter previo a su entrega en adopción. Luego hablaremos de la adopción, pero ¿de verdad castrar a un animal es procurar su bienestar? ¿Desde el punto de vista de quién, el del humano que lo tiene encerrado en su casa o el del propio hurón? Y si castrar es beneficioso ¿no sería aconsejable extender la práctica a la población humana? Repito que será consecuencia de mi falta de formación específica pero ya me gustaría entender de qué manera beneficia Dª Ione Belarra a perros, hurones y gatos castrándolos. ¿Piensa en los animales o en sus dueños? (Perdón, perdón, perdón. Nada de dueños: tutores, responsables o lo que toque)
  • Corresponderá, dice la Ley, a los ayuntamientos la recogida de animales extraviados y abandonados y su alojamiento en un centro de protección animal. Para ello deberán contar con un servicio de urgencia para la recogida y atención veterinaria de estos animales, disponible las veinticuatro horas del día. Mi perplejidad no deriva del sentido del precepto, claro y meridiano, ni de su pertinencia, evidente, sino de si los ayuntamientos deben cumplir con este precepto antes o después de contar ya con el mismo sistema de protección aplicado a vagabundos y menesterosos pertenecientes a la especie humana. 
  • El texto cita, entre las obligaciones y prohibiciones del ciudadano que le dé por convivir con un animal de compañía, el haber superado la formación en "tenencia responsable" reglamentada para cada especie. Algo que se concreta dos o tres artículos después: "Las personas que opten a ser titulares de perros deberán acreditar la realización un curso de formación para la tenencia de perros que tendrá una validez indefinida". Mi perplejidad en este caso se desprende de verificar que a partir de ahora para tener un  chihuahua en casa se necesitará tener un diploma de haber estudiado lo que sea que se establezca, pero que, en cambio, para tener un hijo no será preciso nada parecido (como si los niños vinieran con libro de instrucciones). O sea, que, a no tardar, habrá normas regulando el tipo y duración de esos procesos de formación y academias, públicas, privadas o concertadas, donde se impartan las enseñanzas correspondientes. Y como la burocracia se alimenta a sí misma, acabará por crearse la Carrera Universitaria de Doctor en Tenencia Responsable, con sus tres ramas, perruna, gatuna y hurónica. El coste de tan laudable perspectiva, como es de esperar viendo el origen de la norma, correría a cargo del contribuyente, con o sin la creación de un impuesto especial que gravara el consumo de carne.
  • Cuestión distinta, mientras la lista de animales de compañía siga siendo la actual, es la lógica prohibición de emplear animales de compañía para el consumo humano. Si una de las obligaciones del "titular" es mantener a los animalitos integrados en el núcleo familiar, es decir, hacer del gato uno más de la familia, sería un despropósito estofar al animal y zampárselo cualquier domingo de primavera; se empieza guisando al gato y se termina sirviendo un steak tartar con el solomillo de la prima Marisa que cada día está más apetitosa. Eso sí, a partir de ahora la expresión "dar gato por liebre", podría ser considerada ofensiva para la subespecie de los gatos domésticos.

Obligaciones de tutores, responsables y/o titulares

Términos tales como dueños, amos o propietarios, han quedado proscritos, sustituidos por los que cito. Junto a estos sutiles y oportunísimos eufemismos, conceptos jurídicos con un par de milenios a sus espaldas, tutoría o adopción por ejemplo, transmutan su esencia y amparan ahora a quien tiene a un animal doméstico, o al modo al que han llegado ambos a alcanzar dicho status. En los tiempos que se avecinan habrá que reescribir los tratados de Derecho de Familia. Al fin y al cabo, ¿a quién le importa cómo se regulaba la adopción en tiempos de Cicerón?

Yendo a lo que cuenta, he aquí un somero ramillete de obligaciones y prohibiciones de los que hasta ahora se llamaban propietarios de perros o gatos:

  • Las personas, en su convivencia natural con las colonias felinas, deberán respetar la integridad, seguridad y calidad de vida de los gatos comunitarios que las integran.
  • Las personas titulares o responsables de perros deberán adoptar las medidas para evitar que la presencia de éstos pueda alterar o poner en riesgo la integridad de las colonias felinas y de los gatos comunitarios.
  • Queda prohibida la cesión o adopción de animales no identificados en los términos establecidos en esta ley.
  • La cesión gratuita de cualquier animal de compañía debe ir acompañada de un contrato de cesión en el que se declare esta condición.

Hay también una breve referencia a la obligación del tutor de evitar que el comportamiento de sus animales de compañía causen molestias a la ciudadanía, aunque tengo la impresión de que son menos contundentes estas admoniciones que las referidas a las que tratan de evitar la incomodidad de las mascotas. Por otra parte, aunque la Ley no hable de ello, hay una cierta contradicción entre cobrar por las bolsas de plástico que pidas en el supermercado y regalar bolsitas municipales para recoger los excrementos de las mascotas (gratis para el que pasea al perrito, pero sufragadas por los impuestos del contribuyente, sea tutor, padre adoptivo o responsable del perro).

Hay más, pero estos botones de muestra, junto al anuncio de subvenciones públicas para poder atender las nuevas obligaciones municipales son ejemplos de lo que significa haber entrado en la más avanzada modernidad. Así que si observa gatos en los alrededores de su domicilio, preocúpese de su bienestar, hombre, no sea cafre; si tiene perro asegúrese de que no molesta a los felinos y, por último, dé trabajo a los letrados porque contar con un contrato de cesión de hurón adulto, bien merece la pena ser reflejado en un contrato hecho con arreglo a la Ley.


El que la hace la paga

Más allá de los hechos constitutivos de delito (véase al respecto, arts. 334 y sigtes. del Código Penal), la Ley de Bienestar Animal tipifica acciones intolerables y establece las correspondientes sanciones administrativas como justo castigo a conductas inciviles. Por ejemplo:

  • Criar o comerciar con animales alóctonos. Muy bien pensado, aunque digo yo que ¿por qué utilizar el neologismo teniendo a mano, términos sinónimos como forasteros, foráneos o, ya de puestos, inmigrantes? Tal vez para, de paso, aumentar los conocimientos idiomáticos de los tutores de los animales de que hablamos.
  • Dar muerte a gatos comunitarios fuera de los casos autorizados en esta ley. Pues claro que es muy grave. Una cosa es la eutanasia de la mascota con veterinarios y papeles de por medio, y otra apiolar al minino a la brava, que a un gato que es uno más de la familia sólo puede mandársele al más allá en los mismos o parecidos supuestos que al abuelito, aunque con la pequeña diferencia de que al felino no se le puede pedir la opinión. (No, no crean que estoy sugiriendo que tampoco se le pida su parecer al anciano).
  • La cría, el comercio o la exposición de animales con fines comerciales por personas no autorizadas o la venta de perros, gatos y hurones en tiendas de animales. Métanse en la cabeza que con los animales de compañía, como con los cuñados, primos segundos o hermanos pequeños, no se debe, ni se puede, hacer negocio. Como mucho se dan en adopción, pero sin mediar precio.

Así que si alguno de mis lectores es proclive al abuso animal, allá él, pero sepa que le esperan sanciones que podrían poner en peligro una parte de su patrimonio porque las infracciones leves podrían sancionarse con hasta diez mil euros, las graves con hasta cincuenta mil y las muy graves con la friolera de hasta doscientos mil euros. Responsabilidades penales aparte, como ya dije.

No digo que lo tengan pensado, pero absténgase de venderle un pangolín a su sobrina favorita en su próximo cumpleaños, porque la broma puede resultarles más cara que arrimarle media docena de sopapos a ese vecino del cuarto que toca la batería en la terraza los fines de semana.


En resumen

  • El proyecto de Ley de Bienestar Animal aún tiene que convertirse en Ley, luego alguno de los extraordinarios hallazgos legislativos podría perderse por el camino, lo que sería una verdadera lástima, con el juego que podrían dar en manos de un humorista de raza.
  • Por lo que a mí respecta, acaso por mi condición de nacido fuera de la gran ciudad, se me hace que los autores del proyecto por mucho que hablen de los derechos de los animales, están pensando sobre todo en los caprichos de los urbanitas que los tienen a su cargo. 
  • Más de la mitad de los municipios de España tienen menos de mil habitantes. Me pregunto qué pensarán en estos lugares si les van con la murga de colonias de gatos, cursos de formación para ser titular de un perro de compañía, o sobre qué debería hacer el Alcalde de ese pueblo para estimular entre sus vecinos la adopción documentada de hurones.