sábado, 11 de marzo de 2023

 Truhanes y señores

Un par de truhanes o más

Un diputado socialista, una mano de empresarios de tres al cuarto, algunas damas de la noche, cuarto y mitad de sustancias flipantes, caspa, mucha caspa, peste rancia de cuando Pajares y Esteso eran la modernidad, y ya tenemos el enésimo escándalo de corrupción en todas las pantallas. Los periodistas y, tras ellos, el público hablan y no paran de "El caso Mediador". 

El Partido Socialista presume de haber actuado con rapidez y contundencia, "sin contemplaciones"; la oposición en vísperas de campaña, con cierto olor a urnas en el ambiente, se relame de gusto mientras el ciudadano, atónito, verifica el funcionamiento de su receptor porque no termina de dar crédito a lo que aparece en pantalla. Los voceros del Gobierno están todos de acuerdo en que el asunto es… ¡Repugnante! La unanimidad huele a consigna para cofrades, aunque sí, algo repugnantito sí que es.

¿De verdad estamos ya en el siglo XXI? ¿Seguro que de ésta no nos echan a patadas no ya de la Unión Europea, sino, de cualquier otro organismo internacional, incluida la UEFA, la FIFA y la Unión Ciclista Internacional?

Oigo hablar del "Caso Mediador" y me pregunto si no habrá sido una treta del Sr. Bolaños,  estratega oficial del PSOE, para que, en cualquier momento, después de haber dejado que la oposición se despache a gusto, descubra que todo ha sido una broma y deje en ridículo a los que con tanta fruición se frotaban las manos.

¡Por Dios, qué cosa tan cutre! Cuatro paletos que se dejan liar con una visita al Congreso, como si fuera la Capilla Sixtina, un General retirado que puesto a esconder el presunto producto de sus fechorías, lejos de manejar empresas pantalla, ingeniería financiera, operaciones de blanqueo de capitales en las Islas Vírgenes, cuentas numeradas en Suiza, docena y media de falsas organizaciones, guarda el producto de las supuestas mordidas en su dormitorio, dentro de una caja de zapatos, o debajo de una pila de calzoncillos y camisetas de verano. ¿Pero cómo ha podido llegar a General un prenda con esas hechuras?

¿Invitaciones para el Concierto de Año nuevo en Viena? ¿Viajes en jets privados a las Maldivas de los sobornados y los sobornadores? ¡Ya! Visita turística a la Carrera de San Jerónimo, ("fíjate, esos agujeros de ahí, fueron los de Tejero") cocidito o mariscada en tasca próxima ("y si te has quedado con ganas, que te guarden ese medio centollo en un tapper y te lo llevas al hotel") y ¡Hala! a encerrarse con cuatro fulanas en un hotelito que quede a mano y a sacarse unas fotos con ellas para poder contarlo a la vuelta.

Y El Mediador, el supuesto cerebro (¿?) de la trama avisando que esto no es más que la punta de iceberg. ¿No habría forma de evitar que se sepa lo que sabe, si es que sabe algo? Que se lo cuente al juez, que encierren a quien toque, pero que nos evietn la vergüenza ajena de que esto está pasando en España

Se mire por donde se mire, insultante, bochornoso, sórdido. Lo malo no es que hayan delinquido. Lo verdaderamente ofensivo es que si esto se sabe fuera de nuestras fronteras, que se sabrá, vamos a quedar como Cagancho en Málaga. Esto es un torpedo bajo la línea de flotación de la marca España.

Todo transcurría tan a ras de tierra que el chanchullo no les ha dado ni para pringar a un mal carguillo público en la pandilla ¿Es que no saben lo que es montar una organización delictiva como Dios manda? Miren a su alrededor y tomen ejemplo: un Ministro del Interior, media cúpula policial involucrada y usted podrá tener la seguridad de que si milita en ese Partido que sabe lo que se trae entre manos, ni siquiera tendría que renunciar a su acta de diputado. 

¿No habría forma de demostrar que, en realidad, se han llevado dos o tres cientos millones, que están repartidos entre Panamá, Las Islas Vírgenes y la Banca Vaticana, que las bacanales se desarrollaban en fabulosos yates de tres cubiertas, y que, además, estaban implicados los servicios de inteligencia de Putin? Es lo menos que nos merecemos.

Aunque si le damos un cuarto de vuelta al punto de mira, como por arte de magia el bochorno se transforma en un episodio a medio camino entre el esperpento y el surrealismo; otro más de esa mugrienta saga celtíbera que suministra espectáculos vergonzantes de tanto en tanto: las aventuras erótico-festivas del mejor Roldán (o sea, el peor), las fotografías de Pedro J. en calzoncillos… Un nuevo capítulo del Celtiberia Show. 


¿Señor o Truhán?

Hay personas, personas que a veces acaban siendo personajes, que transitan por el mundo con la doble condición por la que pregunto, dependiendo de a quién interrogues. Don Ramón Tamames, es uno de ellos: no ha habido momento de su vida de ida y vuelta que no haya sido bendecido y maldecido al mismo tiempo. 

Activista universitario en los 50, militante del Partido Comunista desde el 56, miembro de su Comité Central desde el 76, diputado por el PCE en el 77 y candidato a la alcaldía de Madrid por su Partido a la muerte de Tierno Galván, abjuró del comunismo en el 81 y ocho años más tarde terminó recalando en el crepuscular CDS codeándose con los cariacontecidos huérfanos de Adolfo Suárez. En algún momento perdió la brújula y el olfato. Luego abandonó la política y se centró en sus negocios.

Ramón Tamames, alumno de Liceo Francés, técnico comercial y economista del Estado  y catedrático de Estructura Económica, fue el ensayista de cabecera de dos o tres generaciones de opositores que en su día devoramos su "Estructura económica de España" o "Los monopolios en España". Con el paso del tiempo, las cabeceras de los medios en los que escribía fueron escorando a estribor: "Triunfo", "Cuadernos para el diálogo", "El País", "ABC", "El Mundo".

Bien, pues este anciano de 91 años es el flamante candidato a la Presidencia del Gobierno de España que Vox ha presentado este 27 de febrero pasado, encabezando la segunda moción de censura que intenta Santiago Abascal.

Ninguna duda sobre la legalidad de la moción: cumple con los requisitos formales de la Constitución y, por tanto, Vox, su líder y el candidato a desbancar a Sánchez están en su derecho de presentarla y defenderla. 

Dejo para otras mentes más preclaras especular sobre qué pretende Vox, a quién beneficia y a quién perjudica este segundo intento, quién es el verdadero destinatario del ensayo, si el Gobierno o el PP, y hasta qué punto plantear una moción de censura cuando consta la absoluta imposibilidad de lograr su teórica razón de ser, tumbar al Gobierno, es ejercer un derecho o banalizar las instituciones de una Constitución que tanto presumen de abanderar.

Ni siquiera quiero extenderme sobre lo que el Presidente de Vox va diciendo por ahí de que Tamames, en el hipotético e improbable caso de que alcanzara La Moncloa, no gobernaría, sino que se limitaría a convocar elecciones generales. No habrá caso, así que nunca sabremos si don Ramón, llegado a la Moncloa habría sido tan obediente como parece suponer el sr. Abascal.

Mis comentarios sólo tratan de entretener en esta mañana de sábado a mis lectores a propósito de qué cuenta más en el saldo global de don Ramón, si su pasado o su presente. Repito la pregunta ¿Es un truhán o un señor? ¿Fue una cosa y ahora es otra? Es posible, pero ¿qué fue y qué es? 

Cuando corría delante de los grises, cuando entró en la cárcel por ser dirigente del PCE (salió muy pocos días después, por cierto, lo que en aquellos tiempos era un jalón en el currículo), cuando escribía sus críticas al franquismo, cuando hablaba en el Parlamento desde sus posiciones izquierdistas, era truhán para media España y señor para la otra media. Cuando entró y salió de Izquierda Unida, es posible que muchos de los que lo consideraban señor, lo tildaran de truhán, y viceversa. 

¿Y ahora? Creo que podría decirse lo mismo. Unos lo verán como un réprobo, un renegado y es posible que otros le den la bienvenida como el hijo pródigo que vuelve a casa.

No deja de ser llamativa la debilidad mutua de Vox por los conversos y de estos por la formación verde: eurodiputados como Herman Terch, simpatizantes como Sánchez Dragó, palmeros como Federico Jiménez Losantos, tuvieron alguna vez carnet del PCE. Luego cambiaron. Estaban en su derecho, pero ni ellos ni Vox, ni el señor Tamames deberían olvidar que todo converso es un apóstata, dependiendo del lado de la trinchera en la que esté el observador.

Volviendo a nuestro enigmático candidato: ¿Senilidad, funambulismo político, narcisismo, humorada? ¿Y qué más da? Pasará la moción, la sexta desde que está en vigor la Constitución, sus efectos serán los que sean y, dadas las circunstancias, no será don Ramón el que pueda escribir sobre ella durante mucho tiempo.

En resumen: sigo dudando de qué apelativo, truhán o señor, señor o truhán, le cuadra mejor a Ramón Tamames.


Un caso claro: Don Rafael Del Pino es un señor

Rafael del Pino Calvo-Sotelo, además de sobrino del ex Presidente de Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo, es Ingeniero de Caminos por la Politécnica de Madrid, y máster MBA por el MIT de Massachusetts, Presidente Ejecutivo de Ferrovial, miembro de varios Consejos de Administración, Patrono de la Fundación Princesa de Girona, de la Fundación Caminos, miembro de la Real Academia Española de Ingeniería, del Hong Kong-Europe Business Council, y del World Economic Forum, entre otras cosas. 

Cuando uno es, además, Presidente Ejecutivo de Ferrovial y propietario del 43 % de las acciones de la Compañía que preside, con toda probabilidad se ha ganado el derecho a que lo llamen señor. 

Cuando según la revista Forbes, se trata de la tercera persona más rica de España con un patrimonio estimado de 3.800 millones de €, no cabe duda de que es un señor, un auténtico señor. Un señor de la cabeza a los pies. "Poderoso caballero es don dinero", que proclamaba Francisco de Quevedo.

Y cuando uno es un señor, puede hacer con su dinero lo que le venga en gana sin dar cuentas al paisanaje; por ejemplo llevárselo a los Países Bajos, porque, como digo, es suyo. Al fin y al cabo, este señor vive en un país cuya Constitución ampara la propiedad privada y la economía de mercado. 

Así las cosas, recordarle a un señor que buena parte de esa fortuna tiene su origen en los beneficios obtenidos durante varias décadas de la ejecución de obras públicas pagadas con el dinero de todos sus conciudadanos, es de dudoso gusto. Propio de gentes carentes de formas sociales. Característico de los mindundis que no saben mirar a lo alto, donde están los señores.

Echarle en cara a un señor que hasta el pasado ejercicio se ha estado beneficiando de las condescendencias de la legislación fiscal de su país, hacerle ver que su compañía tributa por sus beneficios menos que muchos jubilados por su pensión es una impertinencia rayana en el insulto.

Los señores, por definición, son patriotas. Lo sabe todo el mundo. Los que más. Tanto que, llegado el caso, son capaces de sacrificar sus sentimientos en aras del amor a su patria y exiliar su dinero para que no caiga en manos de un erario público manejado por gentecillas que resultan ser incapaces de entenderles. Su heroísmo llega a veces a financiar con sus dineros las acciones de quienes se meten a salvadores de la patria. No es este el caso; no al menos por el momento; sólo lo digo para ilustrar hasta dónde puede llegar a veces el patriotismo de los señores, de "las gentes de bien" de las que habla el Sr. Núñez Feijóo.

Así que si un señor dice que se va a Holanda con su empresa en busca de seguridad jurídica, no hay que rasgarse las vestiduras ni agobiarle con reproches que no se merece; hay que rogarle que nos ilumine con sus conocimientos para saber qué debemos cambiar, qué leyes tenemos que acomodar a sus intereses, qué impuestos quiere que se eliminen para seguir disfrutando de su compañía. Y pedirle disculpas en nombre de quienes le incomodan.

Porque un señor no tiene por qué soportar las críticas de gentecillas sin categoría, apenas un mero Presidente de Gobierno elegido por los representantes del pueblo, y sus corifeos, ministros y ministras de un Gobierno de dudosa catadura moral.

Como ya se han encargado de proclamar los que le entienden, no hay que preguntarse si poner en duda la seguridad jurídica española daña nuestra imagen en el mundo, ni especular con la posibilidad de que otros patriotas traten de emulare, sino por qué un señor como don Rafael del Pino no ha tenido más remedio que tomar tan dolorosa decisión. Que los beneficios empresariales tributen menos allí que aquí no es más que una mera coincidencia.


Se acabó

Por hoy ya está bien. Habrán visto que una semana, es tiempo suficiente para que la actualidad nos ofrezca ejemplos de truhanes, de señores y de personajes que pueden ser una cosa u otra, dependiendo de quién los juzgue. Como siempre.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta aquí lo que desees