sábado, 11 de noviembre de 2023

 Fumata blanca  (¿o es negra)

¿Fin del camino o comienzo de lo desconocido?

El pasado jueves 9 de noviembre, fiesta en Madrid, se hizo oficial el acuerdo entre Junts y el Partido Socialista. El documento establece las bases para que el fugitivo de la justicia y sus seguidores permitan a Pedro Sánchez no sólo ser investido Presidente de Gobierno sino, bajo ciertas condiciones exigidas por Junts, mantenerse en La Moncloa los próximos cuatro años.

Me consta que no es más que un desahogo inútil, pero quiero que me devuelvan mi voto. Cuando este verano acudí a votar, creía que la posición del Presidente de Gobierno estaba muy clara. Una y otra vez había asegurado en prensa, radio y televisión, y lo habían repetido sus hombres de confianza, que la amnistía, mucho menos un referendum de autodeterminación, no cabía en la Constitución. En base a esta confianza traicionada, quiero que me devuelvan mi voto, que lo descuenten de los que apuntaron en la cuenta de Pedro Sánchez. Que se sepa, en resumen, que en ningún caso me representa, aunque esta ingenua manifestación no haya modo de articularla.

Retomo el hilo: el texto, cuatro folios cuyo contenido está al alcance de cualquiera que lo busque, es una construcción cuyo examen pormenorizado dejo para las docenas de tertulianos que ya están en ello. Más adelante comentaré los aspectos que a mí más me han escandalizado.


Fin de una semana convulsa

Lo que parecía al alcance de la mano, la firma del documento de marras, entró en pausa a partir de la escenificación del acuerdo previo con ERC. La satisfacción evidente de Oriol Junqueras por lo conseguido del PSOE llevó al ánimo del prófugo de Waterloo la convicción de que que necesitaba su propia puesta en escena, que , al fin y al cabo, las elecciones catalanas se acercan.  

Ha sido una semana en la que han ocurrido otras cosas dignas de mención. 

En nuestro más próximo vecino, la policía judicial lleva a cabo, entre otros registros, uno en el domicilio del Primer Ministro buscando pruebas de su posible implicación en un turbio asunto de corrupción. Unas horas después Antonio Acosta dimite. No sé que me provoca más envidia, si la evidencia de la independencia del Poder Judicial  portugués, (¿imaginan a nuestra Policía registrando La Moncloa?) o la reacción del Primer Ministro luso dimitiendo de inmediato. (El cargo de primer ministro no es compatible con la "sospecha de la práctica de cualquier acto criminal", dijo en una entrevista televisada. ¿Recuerdan algún caso parecido por estos pagos?).

Una marea creciente de manifestantes cerca cada anochecida la sede del Partido Socialista. No seré yo quien ponga en cuestión el derecho de la ciudadanía a mostrar su entusiasmo o su desesperación por las decisiones de sus representantes, ni mi rechazo a la frecuente conversión de un derecho en un abuso, por muy minoritario que éste sea. Verifico que, una vez más, los manifestantes contra lo que sea suelen coincidir en quejarse de "la brutalidad policial". No importa que sea el mismo cuerpo policial, sometido a la misma cadena de mando, cuando se enfrentan a manifestantes que han saltado los límites, siempre son "brutales", aunque resulte que en el recuento de daños se hable de 42 heridos, 39 de los cuales fueran agentes de la Ley.


Los cuatro folios ¿Concordia o discordia?

Traten de leer el documento del que hablo como si fuera un acuerdo entre independentistas y gobernantes lituanos, por ejemplo. Puede ser un buena manera de valorarlo sin entusiasmos, terrores ni bramidos de ira.

Hay más detalles, pero estos son los que más me han llamado la atención

  • El relato histórico. Una especie de exposición de motivos, una fundamentación de la necesidad del acuerdo basado en causas recientes. No tiene valor jurídico pero sí político: es evidente que el PSOE da por bueno el discurso de Junts, así es que si el culpable es el Estado, con especial referencia al papel del PP y al Tribunal Constitucional, si ambos firmantes comparten la visión de una Cataluña sometida, perseguida y humillada, se quiera o no, las peticiones de Junts amplían la base de sus argumentos. Desde mi punto de vista ni el relato es cierto, ni era imprescindible suscribirlo. ¿Por qué entrega esa baza el PSOE?
  • Cuestiones económicas: no hay acuerdo pero queda constancia de cuál será alguna de las las exigencias de Junts: la gestión de la totalidad de los impuestos recaudados en territorio catalán, por ejemplo. ¿Solidaridad entre todas las CC.AA.? En absoluto, o, lo que es lo mismo, las Comunidades pobres, seguirán siendo cada vez más pobres. Lógico desde el punto de vista de quien quiere ser Estado independiente, pero inexplicable en un Partido que dice ser de izquierdas.
  • Mesa de Partidos con la presencia de un mediador. Alguien trata de justificarlo en la Carta de la ONU, Puigdemont insiste en que la falta de fiabilidad de su interlocutor lo hace imprescindible. Lo primero no tiene fundamento, porque esa clase de mediadores la Carta de Naciones Unidas los refiere a los conflicto internacionales. Lo segundo, no me extraña, no tanto porque entienda que alguien, aunque sea un prófugo, crea que Sánchez no es fiable, sino porque está en línea con una de los mantras del catecismo Puigdemont: la internacionalización del "procés". ¿Sabían los negociadores de Sánchez lo que hacían? Tiendo a creer que sí, aunque me cueste entenderlo.
  • Amnistía: No sabemos más una mínima parte del contenido del acuerdo. Conoceremos el resto en breve y podremos opinar con conocimiento de causa. Por el momento no hay duda de que cientos, quizás miles de imputados, condenados y prófugos quedarán limpios de cualquier asomo de culpa. Mi modo de pensar me lleva a creer que Pedro Sánchez tenía toda la razón cuando aseguraba que era una medida inconstitucional. Ha siso él quien ha cambiado, el pasado ya no hay modo de hacerlo.
  • "Desjudicialización" de la justicia. Uno de los contenidos más graves e inadmisibles del documento es crear una Comisión Parlamentaria que investigue y tome medidas en los posibles casos de lawfare (utilización del poder judicial como herramienta sometida al ejecutivo para ser empleada en la lucha política contra la oposición). O sea, admitir ¡Admitir! que este ataque frontal a la división de poderes podría haber sido usado durante el período a que se ciñe la amnistía. (Lawfare es un americanismo nacido en el seno de las pseudo democracias sudamericanas) ¿Se comprende que todo el mundo judicial, jueces, fiscales y hasta el caducado CGPJ haya cerrado filas, no importa qué creencias políticas dominen entre los firmantes? ¿Cómo es posible que el máximo representante del ejecutivo asuma este planteamiento? Alguien podría pensar que la simple admisión de esa posibilidad es altamente sospechosa.
  • Referendum de autodeterminación. En cierto modo, por asombroso que parezca, la encuentro la menos preocupante de las concesiones, porque, por una parte, lo que hace Junts es anunciar cuál será su posición durante la negociación, de la misma manera que el Partido Socialista contesta diciendo que su alternativa a contraponer al independentismo el desarrollo del Estatut; y, por otra, porque el Art. 92 de la Constitución no habla de referendum vinculante sino consultivo y, además, se refiere como votantes a "todos los ciudadanos" ¿Dónde está la trampa? Porque barrunto que el fugitivo no suele dar puntada sin hilo.

Por último, quiero señalar que el documento que tanto revuelo está ocasionando, no cierra prácticamente nada, y no porque, como los secesionistas proclaman el final sea la independencia, sino porque la mayor parte de los acuerdos (no el de la amnistía) son meros programas a desarrollar.


De aquellos polvos…

Hoy, sábado, confirmado el acuerdo con el PNV y la ambivalencia canaria cuando se trata de apoyar candidatos dispares, la investidura de Sánchez parece la opción más probable. Es el momento de recordar que pocas actitudes hay más democráticas que asumir el triunfo del rival.

Volviendo a las algaradas de Ferraz: no siempre las palabras se las lleva el viento.

  • Santiago Abascal invita a los miembros de las fuerzas del orden a desobedecer a sus mandos. ¿No es esto atizar la insurrección? (Por el bien de España, claro está).
  • "Felipe, masón, defiende la nación". No sé qué sabrán de la masonería los que así gritan, poco, me temo, pero desde luego del papel constitucional del Rey, no saben nada.
  • "Las lecheras a las fronteras". ¿Alguna pista sobre el papel de los inmigrantes en el conflicto catalán?
  • "España no es de porcelana: ni Sánchez, ni el fugitivo, ni los que se desgañitan cada noche mientras apedrean a los agentes del orden, podrán romperla". Esto no es ningún grito callejero, es, nada más, es mi opinión.














1 comentario:

  1. Sánchez es siempre un mentiroso. Ahora puede que también. Una vez conseguido el gobierno solo lo perderá con una moción de censura y calcula que no habrá mayoría en su contra

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