sábado, 3 de febrero de 2024

 Dentro y fuera de nuestras fronteras


Una mirada al mundo


Ucrania

A mediados de marzo del 2014, Putin anexionó Crimea al territorio ruso. Para algunos, yo entre ellos, es la fecha que marca el verdadero comienzo de un conflicto que casi ocho años más tarde (24 de febrero del 2022, fecha convencional de la invasión rusa )  ha adquirido una nueva dimensión. Una  vez más, la guerra abierta, por la aplicación de la vieja teoría geopolítica zarista de mantener a las potencias occidentales lejos de sus fronteras, esta vez se acerca peligrosamente. 

Mientras tanto la agresión a la economía de la UE, o las hambrunas en la zona subsahariana, son parte del precio a pagar a los fabricantes de armas o a los exportadores de gas, no importa de qué colores sean sus banderas. 

El o los conflictos Ucrania/Rusia han costado ya, amén de la destrucción de ciudades enteras algo más de 300.000 vidas, según fuentes americanas; bastantes más si sumamos las que cada contendiente presume de haberle arrebatado a su enemigo. 

No hay el menor indicio de que la paz esté próxima. ¿No les parece que éste es un verdadero problema que nos afecta y debería preocuparnos bastante? Todo esto está pasando a unos kilómetros de las fronteras de países miembros de la OTAN. Un error de cálculo podría traer consecuencias terribles.


Gaza

Nadie sabe cuándo empezó, en verdad, el conflicto árabe/Israelí. Y aunque se sepa, todos prefieren olvidar el papel de Francia y Reino Unido en los antecedentes de lo que ahora  pasa. Muertes por ambas partes (en proporción de mucho más de 10 palestinos por cada israelí) Hipocresía generalizada. Riesgos de contagio zonal. Primeras víctimas militares norteamericanas que el anciano Biden carga en el "debe" de Irán, lo que tampoco es nada tranquilizador. 

Ni judíos ni palestinos parecen dispuestos a hacer lo preciso para volver a convivir en buena vecindad como habían venido haciendo durante bastantes siglos. ¿El conflicto tiene entidad suficiente como para preocuparnos o lo razonable es creer que el asunto ni nos va ni nos viene?


Nueva crisis en el Mar Rojo

Como subproducto de la guerra de Gaza, rebeldes hutíes atacan sistemáticamente los barcos que navegan por el Mar Rojo sospechosos de transportar ayuda a Israel. Días y días perdidos en tratar de armar una fuerza multinacional capaz de parar los ataques. 

Dicen que los hutíes reciben ayuda iraní. Dicen que el coste de los fletes se ha disparado. Dicen que la industria europea, desde luego la española, está empezando a tener problemas de desabastecimiento Es tan sencillo estrangular unas economías tan vulnerables...

Biden sigue hablando, sólo eso. USA, pese a todo, depende muy poco del canal de Suez, Rusia menos, China casi nada. ¿Será éste otro de los problemas que deberían preocuparnos?


Meteorología adversa

Prefiero evitar expresiones polémicas, pero lo cierto es que la sequía es un problema que va mucho más allá de las restricciones del consumo de agua en una mano de ayuntamientos catalanes. De momento, porque las mismas medidas en el sur de España ya han comenzado también, pese a que cada día nos congratulemos de lo bueno que es para la hostelería el templado invierno que disfrutamos. 

Como sarcástica compensación, las inundaciones catastróficas son la otra cara de la moneda. En España y en cualquier país que examinemos (los muertos por las olas de frío de este invierno han sido estremecedoras, no en Pamplinistán, sino en los Estados Unidos de Norteamérica) ¿Debería preocuparnos le errática deriva de la naturaleza o preferimos centrarnos en algo más práctico?


El campo europeo

Francia en cabeza y cada día otro país más, arde literalmente. Exigencias crecientes impuestas a los agricultores, unas razonables, otras mera consecuencia de una burocracia que se retroalimenta hasta el infinito. Mayor tolerancia con los productos importados que con los que se producen en casa, y distancias abismales entre los precios en origen y los que se le piden al consumidor. Las protestas van contra Gobiernos de distintos colores, Francia, Italia, Bélgica, España. La ideología, en este caso, sólo sirve para que los Partidos de las oposiciones arrimen el ascua a su sardina y tachen de ineptos a sus Gobiernos.


La ley de Amnistía, por ejemplo

O sea,  que tal parece que así como los palestinos sufren lo que sufren en Gaza, o los ucranianos soportan la lluvia de drones putinescos, a nosotros, sufridos celtíberos, nos ha tocado bailar con la más fea: la Ley de Amnistía.

Antes de que alguien se rasgue las vestiduras, repito algo que no es nuevo en este blog: abomino de la citada Ley ya sea en su versión PSOE o en la que quiere Puigdemont, por razones que ya he dado en otras ocasiones, pero oyendo los disparates, las exageraciones, las mentiras puras y duras que nuestros políticos sueltan a diario y los no menos errabundos comentarios que provocan en tanto tertuliano, tiendo a pensar que hay quien quiere mantenernos aislados del mundo y hacernos creer que nuestros intereses concretos, los de ustedes y el mío, dependen de si el prófugo de Waterloo y el Presidente del Gobierno se ponen o no de acuerdo, y hay también quien parece dispuesto a convencernos de que nuestra felicidad, nuestro bienestar y hasta nuestra estabilidad matrimonial depende de que Pedro Sánchez abandone la Moncloa y Carlos Puigdemont, entre en prisión.

Creo que sería bueno, antes de entrar en el acertijo de qué va a pasar ahora que los siete votos del fugado no han apoyado a la Ley que parecía interesarles tanto, repasáramos algunas proposiciones que, al menos para mí, son evidentes:

  • El actual Gobierno es la legítima consecuencia de aplicar una de las posibles combinaciones que permitían los resultados de las últimas elecciones generales.  Había otras, pero no cuajaron. Por consiguiente, por poco que nos guste Pedro Sánchez, no vale cualquier procedimiento para desalojarlo de La Moncloa. Una somera lectura de la Constitución, por ejemplo, descarta como método, colgarlo por los pies.
  • La oposición está para oponerse al Gobierno. Nada más tonto que escandalizarse porque discrepe a diario de lo que haga el Presidente. Oponerse, ya digo, pero no porque sí, sino para alcanzar el Poder, si es posible solo, en caso contrario con ayudas. Y aquí es donde empiezan algunos de los problemas del actual líder alternativo. "Ni contigo, ni sin ti tienen mis males remedio" ¿recuerdan? Mientras las posiciones del socio obligatorio espanten lo suficiente a la ciudadanía, es más que probable que el PP siga siendo el Partido más votado… y no tenga más remedio que seguir clamando desde la bancada opositora.
  • ¿Por qué hay quien se extraña de que los jueces tengan opiniones políticas? Una cosa es que no puedan militar en un Partido y otra pretender que sean políticamente asexuados. La separación de poderes, o, si se prefiere, la independencia judicial, no consiste en esa imposible asepsia ideológica, sino en que ni el poder legislativo, ni el ejecutivo controlen al judicial hasta el punto de teledirigir su actuaciones. Y ahora, mis queridos lectores, pongan su mano en cada uno de sus corazones y díganme ¿No les parece que desde hace muchos, muchos años, eso, controlar a la judicatura, es lo que intentan por un camino o por otro los dos grandes Partidos?
  • Una cuestión muy relacionada con la anterior (tesis independentista) es que hay jueces, con nombres y apellidos, que hacen política desde sus pronunciamientos. Política carca, represiva y anti secesionista, por supuesto. Y digo yo: si tan seguros están de lo que dicen ¿por qué en vez de desgañitarse en el Parlamento no proceden judicialmente contra los prevaricadores? Dentro de España y fuera, si es preciso, porque no sería ni la primera ni la octava vez que llevan al Estado Español ante instancias judiciales europeas. 
  • ¿Sigue valiendo aquello de que "los trapos sucios se lavan en casa"? ¿Sí? ¿Sólo cuando se pacta un "relator" salvadoreño entre Junts y PSOE o también cuando se tira de un alto cargo comunitario, el Comisario de Justicia de la UE, pactado entre PSOE y PP?


Por lo tanto

No le demos demasiadas vueltas: el aparente acuerdo entre Puigdemont y Sánchez era, es y será un desvergonzado cambalache entre un prófugo que quería dejar de serlo y un aspirante a Presidente que necesitaba los siete votos siete del huido para seguir en su puesto. Uno que quiere entrar y otro que no quiere salir.

En cuanto al refugiado, conseguida la mayor, ¿por qué no seguir pidiendo? Pidiendo o más bien exigiendo sin ninguna necesidad de guardar las formas. En sede parlamentaria, hemos oído a las voceras de Puigdemont asegurar que la gobernabilidad de España e incluso la posible inconstitucionalidad de la Ley que buscan, les trae sin cuidado: no son cuestiones que, desde su punto de vista, sean de su incumbencia.

No sé si alguna vez llegaremos a conocer todos los claroscuros del caso, pero tal parece que a Puigdemont le pareció que podía seguir pidiendo y pidiendo hasta el día del juicio. Tampoco sé si al final va a resultar que sí que podía, pero, por el momento la moneda ha salido cruz.

¿Es eso tan malo? Releyendo los tres párrafos anteriores, no se extrañarán de que  haya ratos en los que me dé por pensar que si lo peor que pueda pasarnos es que volvamos a votar, pues votemos de nuevo. Váyase por las interminables décadas en las que votar era poco menos que sacrilegio.

Mientras tanto, recuerde la camarilla del fugado que las urnas las carga el diablo y haga sus cálculos sobre qué podría esperar de un Gobierno presido por Feijoo y vicepresidido por Abascal. En cuanto a los demás, incluyéndonos a ustedes y a mí, miremos a nuestro alrededor y preguntémosnos si de verdad creemos que vivimos en el peor de los países posibles.

 En resumen: no suframos tanto.





3 comentarios:

  1. Cómo siempre has analizado la situación de España de forma magistral. Me sorprende el gran conocimiento de los problemas de Ucrania e Israel que tienes. Me conforta tu opinión sobre la amnistía. Estoy de acuerdo que con el PP y Vox no vamos a ninguna parte. Descansa un poco JEFE. Un fuerte abrazo.

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  2. Más clarividente si cabe que antes del " susto "; te sigo con profundo interés y entusiasta admiración.

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  3. Esos trances por los que has pasado en las últimas semanas, y que afortunadamente vas superando, no te han hecho perder esa mirada critica y objetiva de los sábados, tan certera y afilada. Bienhallado.

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