Telefónica contrata a Rodrigo Rato como asesor para Latinoamérica y Europa

    Por 200.000 € al año, nada más, que, como aclara la entidad contratante, no tendrá funciones ejecutivas. O sea, que asesorará nada más, por lo que, si no se le hace caso, tampoco es tan grave. No se escandalicen: Rato estaba en el paro desde que dimitió en Bankia.

    No crean que me sorprende. No en una Compañía que ha venido incorporando a su nómina, Consejeros y Asesores tan versados en el mundo de las telecomunicaciones, como Eduardo Zaplana, ya saben quién es, Javier de Paz, exsecretario general de las Juventudes Socialistas (una vela a Dios y otra al diablo), dos exjefes de la Casa del Rey, un exjefe de Gabinete de Aznar, un tal Iñaki Urdangarín, exjugador de balonmano del que igual han oído hablar por otros motivos extradeportivos, y, más recientemente, al marido de la Vicepresidenta del Gobierno y a la esposa del dirigente socialista Eduardo Madina (de nuevo, una de cal y otra de arena). ¿Por qué no dotar un premio en metálico para el primer contribuyente que encuentre algún conocimiento en telecomunicaciones en alguno de los citados?
    “No es necesario -se me podrá decir- Los conocimientos técnicos quedan para los Ingenieros. Basta con se sepa qué es una empresa, cómo funciona y cómo lograr que mejore los resultados”.
    Estoy de acuerdo: con eso sería suficiente. En el caso de Don Rodrigo Rato, ¿qué se ha valorado más? ¿Su capacidad de abandonar puestos que mejoraban la imagen de España, como cuando dimitió del Fondo Monetario Internacional, o su brillante gestión al frente de Bankia que ha dado con su nombre entre la lista de imputados?
    Me atrevería a pedir a Telefónica que hiciera públicos el lugar y horarios de las reuniones en las que estos prendas estén presentes, para dar un rodeo y no pasar a menos de tres calles de distancia. Para no molestarles mientras asesoran, aconsejan o lo que diablos sea lo que hagan, no me malinterpreten.