jueves, 14 de febrero de 2019

Las cosas por su nombre. Podemos (I)

El nacimiento de Podemos

En plena crisis, con el país convulsionado por sus efectos y por la forma de darle solución que había emprendido el Gobierno del PP, nace Podemos.

Manifestaciones más o menos espontáneas reunían con inusitada frecuencia cientos, miles en ocasiones de “indignados” en espacios públicos significativos; gentes de diferentes orígenes que estaban en profundo desacuerdo con el reparto de costes de las soluciones al cataclismo que había desencadenado lo más granado de las élites financieras de ambos lados del Atlántico.

En un momento dado, un pequeño grupo de activistas, algunos Profesores y un par de docenas de personas que ya venían significándose por sus posicionamientos contra lo establecido, se dotaron de algún documento fundacional y de un primer atisbo de organización provisional a la espera de ver cómo evolucionaban los acontecimientos.

En el nacimiento de Podemos era más importante contra qué se estaba que cómo había que resolver los problemas pendientes. 

Enero de 2014. Una treintena de firmantes dan a luz el manifiesto Mover ficha: convertir la indignación en cambio político. Profesores, escritores, sindicalistas de organizaciones marginales, algún líder de la izquierda anticapitalista, hablan de socializar la riqueza de la nación, de educación y sanidad públicas, de vivienda, de revisar la regulación del mercado hipotecario, de abandonar la OTAN, de cambiar la legislación sobre extranjería y, no se olvide porque está en el origen, de reconocer “el derecho a decidir” de los catalanes.

Un mes después Podemos se registra como Partido Político para concurrir a las elecciones europeas. Los fundadores son Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa y Luis Alegre. En octubre de ese mismo año, en Vista Alegre (“Vista Alegre I”) el primero se alza con el santo y la peana y se convierte en Secretario General, aunque no estuviera entre los firmantes  del manifiesto inicial.

En la base de Podemos, ya dije, está el descontento y la indignación, elementos negativos de reacción frente a las políticas concretas del Gobierno de Mariano Rajoy. Cuando alguna vez, desde las filas del PSOE se acusa al PP de haber sido el ginecólogo que ayudó a nacer la nueva formación, se enuncia una media verdad: se confunde origen e intención. No creo que en la mente de Rajoy estuviera dar a luz a Podemos para hundir al PSOE, aunque su modo de hacer política fuera la placenta en la que se incubó el nuevo Partido.

A partir de ahí, las fechas están todas tan próximas que no vale la pena reseñarlas, se diseña y ejecuta una estrategia de alianzas y colaboraciones con movimientos afines a los que se denomina “confluencias”: en Cataluña En Comú Podem con Ada Colau, en Galicia En Marea, en Valencia Compromís, y más tarde la alianza global con la agonizante Izquierda Unida de la mano del titubeante Alberto Garzón, configuran un conglomerado que hay quien ve como el máximo riesgo para la democracia española, mientras otros lo saludan como un nuevo movimiento de izquierda capaz de recuperar pasados esplendores.

Y también desde el primer momento, dimisiones más o menos forzadas por desacuerdos con la línea oficial, es decir, con Pablo Iglesias y sus fieles, y destituciones por pérdida de la confianza han sido una constante en el nuevo Partido. Tiempo habrá de comentar la divergencia, la lucha por el poder entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón que se remonta a la primavera de 2015 y está por ver cómo terminará. Mientras tanto, Monedero, Bescansa y Errejón son sólo la parte más conocida de la consabida máxima de que la Revolución devora a sus hijos.

Para concluir este primer recuento de fechas, en febrero de 2017, en “Vista Alegre II”, todo el poder acaba en manos de Pablo Iglesias, que, de paso, afianza como número dos de la organización a su compañera sentimental. Un hecho que no acaba de ser bien asumido por una parte de la militancia y de miembros relevantes del Partido.

Características significativas del proceso
  • Rápido crecimiento numérico del Partido. La izquierda del PSOE, gentes venidas de movimientos que hasta ese momento eran marginales, como la izquierda anticapitalista y otros que, por el momento, confunden enemigo común con objetivos comunes, lo hacen crecer como la espuma.
  • Tacticismo oportunista. Oyendo a Pablo Iglesias, cuya presencia en medios de comunicación afines ha sido constante, muchos empiezan a dudar si Podemos es la versión pos moderna de la socialdemocracia, o la vuelta a las esencias marxista-leninistas. Todo depende del momento, el lugar y el público ante el que el Profesor se exprese.
  • Cambios frecuentes de rumbo. Juran que el enemigo es la derecha, pero como la llegada al poder pasa por lograr primero la hegemonía en la izquierda, no hay día en el que el PSOE no se lleve algún coscorrón de quienes se atribuyen la prerrogativa de repartir credenciales de progresía y democracia. No puede olvidarse el momento en el que Podemos tuvo en su mano darle el Gobierno de la nación al PSOE y no lo hizo.
  • Gérmenes evidentes de escisionismos que desangran la nueva formación casi desde su nacimiento. (El último episodio de la curiosa maniobra de Errejón que funda un Partido nuevo, se postula como candidato en la circunscripción autonómica de Madrid y sigue afirmando su pertenencia a Podemos, no es más que eso: el último capítulo de una sangría constante)   

Señas de identidad: nuevas formas.
  • El lenguaje sufre cambios clamorosos. Se trata de “empoderar” a quien corresponda, mujeres, pensionistas, desahuciados, personas, en suma “en riesgo de exclusión social”, porque que hay “dar visibilidad” -en vez de hacer visibles- a quienes lo necesiten; hay que acometer políticas “inclusivas”, porque eso es lo que quiere “La gente” -que es lo que durante un par de siglos se ha llamado “el pueblo soberano”-; lo que ocurre es que primero “La Casta”, o sea, tooodos los demás políticos excepto ellos, y luego “La Trama”, tenebrosa conjura en la que están toooodos los poderes que Podemos no controla, hacen lo imposible por impedirles llegar a la meta. Ocurrencias como la invención del despropósito “Portavoza” son jaleados como hallazgos lingüísticos, epígonos de la “Miembra” de la que hablaba la inefable Bibiana Aído. Así que en medio de tantas propuestas para asegurar el respeto a “la diversidad”, se trata de contar con todos y todas, compañeros y compañeras, Ministros y Ministras, Juezas, Presidentas y demás insufribles perversiones de la lengua que antes conocíamos y que ahora nos confunde.
  • Las formas se subvierten. Vestir con un mínimo de respeto a la institución a la que se pertenece es ya un símbolo de asunción de políticas retrógradas. Da lo mismo que se trate de amamantar al recién nacido en el Hemiciclo, de convocar una rueda de prensa sentado en el suelo de un pasillo del Congreso, o de besar en la boca a otro parlamentario afín saliendo del escaño a tal fin. No hay el menor reparo en convertir el juramento de aceptación de la Constitución en un micro mítin, porque, en todos los casos, de lo que se trata no es tanto de marcar la diferencia, sino de escandalizar al oponente y, antes que nada, de asegurarse la publicidad gratuita del hecho. ¿Erosiona eso las instituciones? No importa. ¿Cómo va a importar si no hay el menor empacho en abandonar el escaño para sumarse a una concentración callejera que trata de deslegitimar el mismo Parlamento que se aspira a controlar?
  • Dominio de la puesta en escena. Episodios como la presentación del cupo de futuros Ministros de Podemos en un Gobierno que ellos impidieron que se formara, son representativos de lo que digo. Hay quien creyó que aquello fue un error manifiesto. Yo lo veo al revés: dejó fuera de foco al PSOE que era de lo que se trataba. Los medios afines lo aplaudieron y los contrarios ya se daba por supuesto que, hiciera una cosa o su contraria, iban a descalificar al Partido.
  • Manejo eficiente de las redes sociales. Los demás Partidos han tardado algún tiempo en reaccionar. Ahora, cinco años después, hay grupos especializados que en todas las formaciones cuidan su presencia en las redes sociales, pero durante los primeros tiempos de la irrupción de Podemos en escena, fueron los únicos que vieron el enorme potencial de las redes sociales como vehículo de transmisión de ideas (¿?), mensajes, bulos, noticias unas ciertas y otras no. Su papel en los resultados de las primeras citas electorales, Europeas, Municipales, Autonómicas, fue determinante.  

Hasta dónde ha llegado Podemos

Bastante lejos en cinco años:
  • En cuanto a Las Cortes Generales, 67 Diputados, si sumamos los propios y los de las llamadas “confluencias” y 12 Senadores electos o designados.
  • En los Parlamentos autonómicos, preside los de Aragón, Baleares y Navarra y cuenta con 172 Diputados autonómicos.
  • Gobierna la Comunidad Valenciana en coalición.
  • Domina las alcaldías más importantes de España: Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Cádiz y La Coruña.
Es cierto que lo que acabo de escribir sólo es una foto fija reflejo de un tiempo que quizás haya pasado. ¡Se mueve tan rápido todo en los tiempos que corren! Es cierto también, que estos resultados esconden fallas geológicas en el subsuelo de Podemos. No sé hasta qué punto es fiable Ada Colau, nadie sabe si Compromís es un socio seguro, y es evidente que Carmena-Errejón son en este momento uno de los quebraderos de cabeza más lacerantes que pueden perturbar el sueño del Profesor mientras termina de disfrutar su permiso de paternidad a tiempo parcial.

Algunas de las contradicciones de Podemos
  • Nace como movimiento con vocación asamblearia, y termina en una organización en la que la disidencia, entendiendo por tal la falta de sintonía con Pablo Iglesias, se penaliza en el acto.
  • Las “Confluencias” aparentemente suman, pero ¿están bajo control?
  • No hay nada más contradictorio que querer hacerse pasar por profeta de la democracia directa y terminar cayendo en el nepotismo bananero. 

Todo esto, y la curiosa paradoja de la actitud del PSOE frente a la tendencia a la baja de las expectativas de Podemos -descartado el riesgo del sorpasso nada le vendría peor ahora al PSOE que un hundimiento catastrófico de los Profesores, porque se quedaría sin socio posible que pudiera apuntalar una eventual victoria insuficiente en las próximas Elecciones Generales- son sólo detalles que no conviene olvidar, pero que no nos dicen dónde colocar exactamente a Podemos en el universo político.

Qué trato de averiguar

Algo parecido a lo que he querido hacer examinando Vox a lo largo de cinco post: saber o demostrar qué es Podemos ¿Una organización ultra izquierdista con vocación revolucionaria marxista leninista o basta calificarla como movimiento populista de izquierdas? ¿Hasta dónde llega sus autoritarismo? ¿Su programa es revolucionario, reformista o utópico? ¿Está dentro o fuera de la Constitución? ¿Cómo encaja en la Unión Europea?

Habrá, por tanto, que establecer los límites entre unas y otras posiciones, como hice con Vox, utilizando un método más o menos igual al empleado con el Partido de la derecha: examinar los documentos producidos por Podemos y, en ocasione verificar qué ha hecho o dicho en casos puntuales.

Tengo a mi disposición material más que suficiente: el programa electoral para 2016 y las promesas para las pasadas elecciones autonómicas. Para facilitar la lectura, repetiré los apartados que utilicé con Vox.

Hasta pronto.































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