lunes, 4 de marzo de 2019

Las cosas por su nombre. Podemos (III)

Democracia social.

Parecía que habría de ser éste un capítulo en el que, dejando al margen el controvertido apartado de los costes, cabría esperar propuestas de amplia aceptación social. No obstante, como tendré ocasión de probar, en muchas, demasiadas, ocasiones, Podemos ha cerrado el campo de juego de tal manera que parece que su concepto de “La Gente” (ya saben, lo que antes era El Pueblo) se circunscribe a los grupos marginales o en riesgo de serlo, estrato social al que la formación morada pretende atribuir la totalidad del protagonismo político, como sujeto activo y como destinatario de sus desvelos.

Salud, sanidad y Seguridad Social.

Contradiciendo mi anterior afirmación, es lo cierto que la mayoría de las medidas propuestas en este capítulo, son bastante razonables, quizás, porque muchas de ellas se limitan a rehacer lo deshecho en el período más crudo de la crisis.

El acceso universal a la tarjeta sanitaria (M. 114), La ampliación de la cartera de medicamentos financiados (M. 116), el cambio de sistema de prescripción de medicinas, pasando de recetar cajas a hacerlo por dosis (M.117), es difícil que encuentren detractores entre quienes se inclinen por la existencia de una Sanidad Pública columna vertebral de la sanidad española

Supongo que el mero anuncio de la presentación futura de un proyecto de Ley para la libre disposición de la propia vida (M. 120), y de los debates ciudadanos que deberían precederla, encendería más de una alarma, pero, por el momento, no es más que el esbozo de una idea.

Como tampoco da para mucho más que para evaluar una tendencia, lo dicho en el punto 126, a la hora de hacer converger en un único régimen de Seguridad Social a la multiplicidad actual de sistemas.


Vivienda.

Es éste uno de los apartados donde la brújula de Podemos parece lastrada por algún imán oculto que la orienta en favor casi exclusivo de los grupos marginales y desprecia, ningunea y agravia a la siempre sufrida clase media, de la que los brillantes estrategas del Partido parecen desconfiar.

La medida 129 no tiene desperdicio. Anuncia el fin de los desahucios y la despenalización del uso (se supone que previa ocupación) de viviendas vacías y abandonadas. Para que no haya dudas: lo que Podemos propone es la impunidad, reconocida por Ley y obligatoria por tanto para los Tribunales, en supuestos de impago de alquileres y de la ocupación de viviendas, en tanto las Administraciones no encuentren alojamiento al moroso o al okupa. (No se entra en detalles de las opciones del interesado si la vivienda que se le ofrece le gustara menos que la que venía usando).

Para redondear la jugada, la propuesta 131 habla de garantizar suministro básico de energía y agua a las “personas vulnerables”, cargando el coste a las empresas suministradoras. ¿Ingenuidad o desfachatez? ¿Alguien duda de cuánto tiempo tardarían las Compañías afectadas en repercutir esos costes entre los pagadores puntuales de sus recibos? O sea, la clase media (y la burguesía, desde luego, y “La Casta” y “La Trama”)  pagaríamos las penurias o la falta de responsabilidad de quienes, amparados por Ley, sabrían el nulo efecto de sus imagos sobre los suministros de una electricidad, gas y agua a una vivienda que, quizás, estaba siendo “okupada” porque así le vino bien a su usuario.

Y algo parecido ocurre cuando las medidas 132 y 134 hablan de la nueva regulación ideada para los alquileres del futuro. Da la impresión de que el universo que contempla Podemos está distorsionado: sólo viven en él propietarios rapaces viviendo de la sangre de los depauperados inquilinos que se retuercen entre sus garras. En medio, no hay nada, ni nadie, así hay que proteger como sea a los más desfavorecidos de la rapiña de los que todo lo tienen y todo lo quieren.

¿Saben los sagaces Profesores cuántos pisos en alquiler pertenecen a propietarios de  clase media e incluso de clase trabajadora que han considerado la inversión en una segunda vivienda como su particular Plan de Pensiones? ¿Nadie les ha dicho que ese piso es, muchas veces, el fruto de los ahorros de toda una vida? Y lo peor de estos planteamientos es que, de ponerse en práctica, acaban produciendo el efecto contrario al que se busca: la brusca contracción del mercado de pisos en alquiler.

No me resisto a reproducirlo. Punto 132. Alquiler estable y asequible… “Se garantizará el alquiler social para las personas deudoras de buena fe y sus unidades familiares que, tras haber cedido o perdido en ejecución hipotecaria su vivienda única y habitual, no dispongan de alternativa habitacional. Los garantes de este alquiler social serán los grandes tenedores de vivienda, en especial las entidades financieras y filiales inmobiliarias, los fondos buitre y las entidades de gestión de activos en cuyas manos se encuentran pisos vacíos con los que se creará un parque público de vivienda en alquiler social”. ¿Los Fondos Buitres garantes del alquiler estable y asequible? ¡Vaya! Alguien aspira al Nobel de la Paz, al de Economía, o a ambos al mismo tiempo. (O alguien, lo más probable, da por supuesto que el lector es tan crédulo que hasta aplaudirá la idea)

Por último, para no extenderme más en este apartado, el Punto 134 propone definir el procedimiento sancionador en caso de incumplimiento de la función social de la vivienda por quienes sean propietarios más de diez viviendas, con especial agravante para las situaciones de abandono.

El procedimiento contemplaría la cesión obligatoria en los casos graves. ¿Es impresión mía se podría estar hablando de incautación?

Educación.

Las obsesiones de Podemos en esta materia, van por otro lado. Junto a puntos que ya deberían estar fuera del debate político hace años (enseñanza pública, laica y gratuita, como eje central del sistema educacional), se entra enseguida en un doble camino que me resulta, como mínimo, significativo.

Por un lado el derecho a estudiar en lenguas vernáculas cooficiales, no parece regularse en consonancia con el absoluto silencio que se muestra en el polo opuesto: el derecho a estudiar en español en cualquier punto de nuestro país. (M. 139) Antes al contrario, se hace gala de una notable complacencia con lo que el programa llama “el respeto a las decisiones culturales y pedagógicas que han adoptado las diferentes comunidades autónomas”.

Por otro, la intención de dotar de más competencias a los Consejos Escolares, (¿pretende conseguir la autogestión educativa pagada por terceros?), podría facultarles para elaborar los reglamentos orgánicos de cada centro con la participación de la comunidad educativa, y serían garantizados por una Inspección de Educación “totalmente independiente”. Me pegunto cómo garantizar estándares de calidad con semejantes capacidades de auto regulación, y, por otra parte, ¿independientes de quién tienen que ser los Inspectores? ¿No sería lógico que fueran dependientes del Estado o ésa es palabra tabú? ¿Dependientes, quizás, de “La Gente”?

El falso derecho a estudiar la carrera que me dé la gana.

Puede que lo que estoy a punto de decir no me haga el más popular de los bloggeros del mes, pero me es igual. Por muchas veces que lo proclame Podemos, o el sursum corda, no existe un derecho universal a cursar estudios superiores. Busquen y se convencerán.

Una cosa es garantizar que la carencia de medios no pueda ser jamás un obstáculo para ser universitario, y otra cosa es que la pobreza sea mérito suficiente para acceder a la Universidad. Aquí y en todos los países del mundo, la enseñanza Universitaria es cara, muy cara (cuestión distinta es quién la paga) y lo sensato es configurarla sobre dos parámetros básicos: qué necesidades concretas tiene el país de profesionales superiores y de qué tipo y cómo nos las arreglamos para no dejar por el camino a nadie con capacidad y voluntad, sea cual sea su fortuna o su falta de ella.

Podemos lo ve de otra manera: (M. 151) El juego combinado de reducción de las tasas e incremento de las becas, debe garantizar el acceso a cualquier nivel de estudios superiores a quien así lo decida. Como decía, yo lo veo de otra forma: hijo de rico o hijo de pobre sin capacidad intelectual o sin fuerza de voluntad para cursar estudios superiores, debe abandonar la Universidad cuanto antes; sin excepciones.

Dejo para otro momento el mareante baile de millones de euros que esta política consumiría, pero ya se sabe: nada es suficiente cuando se trata de la educación de “La Gente”.

La mujer, la familia.

De nuevo tengo la sensación de que Podemos, cuando piensa en política, piensa en minorías. Es realmente difícil encontrar medidas que estén pensadas para satisfacer necesidades sentidas para la mayoría de la población. Priman otros valores: inclusividad y diversidad. Y si no se tienen, se buscan.

Una fruslería para abrir boca. El punto 186, el que habla de la implementación de la perspectiva de género en las instituciones de la Administración General del Estado para eliminar la discriminación establece como una de sus medidas concretas, la creación de informes de género vinculantes con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. Doy por supuesto que los redactores del programa saben lo que es un Informe de género. Yo no. Lo que sí sé es qué es un informe vinculante y lo que supone cargarlos a los Presupuestos Generales del Estado. Tampoco sé quién habrá de redactarlos, por orden de quién, para presentarlos dónde, seleccionados cómo, etc., etc.

P. 191: Planes de Empleo Público y aplicación de sistemas de cuotas para el colectivo LGTBI. Se ve que el tiempo no pasa en balde. Yo creía, de buena fe, lo aseguro, que la idea era la igualdad de oportunidades.

P. 193: Familias monoparentales. Más de lo mismo: prestaciones a las que se tendría derecho sólo si eres eso, una familia monoparental, y no si formas parte de algo tan manido como la aburrida familia con padre, madre, abuelete, abuelita y todos los requisitos clásicos. Para los monoparentales, prestación no contributiva de maternidad, prioridad en alquileres protegidos y en asignación de plazas de educación infantil, por ejemplo.

Hay más medidas, pero creo que, por hoy son suficientes. Y de nuevo la misma pregunta: a la luz de lo expuesto,

¿Puede calificarse a Podemos de Partido Marxista Leninista, Estalinista o trotstkista?

Rotundamente, no. En modo alguno. Desde los más clásicos de los textos hasta sus más recientes interpretaciones, está fuera de toda duda que el marxismo ortodoxo nunca consideró fiable al lumpenproletariat.  Más bien, al contrario: lo vio como el caldo de cultivo ideal para el florecimiento de los populismos de derechas. En consecuencia, no le dedicó la menor atención, antes al contrario, ejerció sobre él una nada disimulada vigilancia.

En cuanto a las dificultades de los homosexuales en regímenes totalitarios comunistas… No creo que sea necesario argumentar demasiado: fueron considerados poco fiables, precisamente por su vulnerabilidad. 

Así pues, estas veleidades marginalistas de Podemos podrán ser interpretadas como el efecto de la influencia de la corriente anticapitalista (admitiendo, por descontado, que antisistema y comunismo tienen muy poco que ver entre sí), habrá quien opine que es el resultado de haber dejado en manos de media docena de Profesores tareas que habitualmente se encomiendan a otro tipo de actores, pero ni en un caso ni en otro estamos en presencia de un movimiento revolucionario de corte comunista.

En resumen, seguimos moviéndonos en el cambiante e inseguro mundillo del populismo oportunista nadando a favor de las versiones más radicales de movimientos sociales casi siempre encontrados fuera de nuestras fronteras



  



















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