sábado, 17 de octubre de 2020

 Dos personajes y un estrambote

Vidas para lelos


Plutarco escribió "Vidas paralelas", dos milenios más tarde, decenio arriba o abajo, Guillermo Cabrera Infante, tan aficionado a los juegos de palabras, parafraseó al romano y editó "Vidas para leerlas". ¿Me tomarán por pretencioso si titulo este párrafo con otra paráfrasis? "Vidas para lelos".

 

Quiero dejar claro que los lelos no son los personajes de los que quiero escribir sino los que tratamos de reducirlos a simplificaciones improcedentes. Ni uno ni otra son los payasos de los que hablan algunos de sus detractores ¡Qué más quisieran!


Las dos figuras de las que les hablaré son Donald Trump y Esperanza Aguirre, cuyas vidas algo tienen de paralelas y cuentan, por otro lado, con elementos suficientes para leerlas si alguna vez les da por escribir sus memorias.


Dos políticos, uno en activo, otra en quién sabe qué estado, inteligentes, audaces, carismáticos, capaces de encandilar a los suyos y desesperar al contrario, inmunes a las críticas, dominadores de la escena, coriáceos, parlanchines… Y algunas cosas más que iremos viendo


Quién es quién


Él, Donald Trump, es el Rey del Ladrillo, el Emperador del Occidente Occidental, ella, Esperanza Aguirre y Gil de Biedma es Condesa Consorte de Bornos y Grande de España.


D. Trump tiene 74 años, nació en Queens, Nueva York. Rico por casa (no self made man como alguno de sus hagiógrafos tratan de decirnos). En 1971  se hizo cargo de la empresa familiar Elizabeth Trump & Son, que más tarde pasaría a llamarse "Trump Organitation" . Con esta empresa ha construido y gestionado oficinas, hoteles, casinos y campos de golf. 


Polifacético emprendedor, fue propietario de los concursos de belleza Miss USA y Miss Universo e incluso participó en un  reality show de la NBC.


Según las estimaciones de Forbes en febrero de 2018, aparece entre las personas más ricas del mundo en el puesto 766, con un patrimonio cuyo valor neto es de 3.100 millones de dólares.


Dª Esperanza Aguirre, madrileña nacida en el 52, no es multimillonaria ni ha gestionado ningún concurso de belleza, pero fue Ministra de Educación y Cultura con Aznar, Presidenta del Senado, de la Comunidad de Madrid y del  Partido Popular de Madrid.


Hoy Mr. Trump está metido de lleno en la campaña para lograr su reelección presidencial, mientras Dª Esperanza se ha marchado, pero quién sabe si está volviendo, está pero no está, ni dentro ni fuera de la política sino todo lo contrario. Tampoco es de extrañar: quien ha contraído el virus del disfrute del poder jamás se librará de él por completo.


Puntos comunes


Donald Trump ha vuelto del hospital donde dicen que ingresó por mor de la Covid 19 (hay negacionistas a la inversa que sostienen que todo ha sido un truco electoral, pero yo soy más cándido y doy por buena la versión de que el magnate contrajo la enfermedad). Sale y considera su contagio ¡una bendición de Dios! Me pregunto si las familias de los 218.000 muertos por la pandemia piensan como él. Sale y se ve a sí mismo más joven, más fuerte y más invencible que nunca. Sale y se lamenta de no poder besar a todos sus seguidores y a las guapas de entre sus seguidoras (curiosa la distinción ¿verdad? besar a "todos" y a "las guapas". Él sabrá por qué)Tan convencido ha vuelto de que la Covid es una filfa que ha suspendido abruptamente las negociaciones para un nuevo plan de ayuda en EEUU.


Dª Esperanza donde ha vuelto es a TVE 1. No es lo mismo, pero también es una vuelta. El programa de TVE 1 "La hora de la 1" la ha tenido como invitada hace unas mañanas y, como siempre, su actuación ha sido memorable. ¿Algunas perlas? Helas aquí:

  • "Vox es de centroderecha, por supuesto. Es un partido, a mi juicio, totalmente constitucionalista, todo lo contrario que el Gobierno". 
  • "El Gobierno está acabado"… "habría que pensar en un Gobierno de concentración nacional"
  • "Si no llego a inaugurar doce hospitales públicos, imagínese dónde estaríamos ahora".

La magnitud de las tergiversaciones, modo educado de nombrar lo que no se corresponde con la verdad, me ahorra varios párrafos de puntualizaciones.


Un inciso: Antes y después de mis comentarios sobre la pareja Trump/Aguirre, quiero dejar constancia de  un par de cosas. La primera, que lo de "pareja" no es más que una figura retórica de mi exclusiva invención. La segunda, mi admiración por algunas de las sobresalientes aptitudes y capacidades de cualquiera de los dos. No por todas, desde luego, pero esa parcialidad de mi entusiasmo se aplicaría a cualquier ser humano presente, pasado o futuro que comentara.


La una y el otro son ejemplos vivos, contundentes, arquetípicos de aplomo y confianza en su forma de hacer las cosas. Hay quien habla de desfachatez, pero eso es un juicio partidista e interesado y, por tanto, cuestionable.


Parten ambos del convencimiento de que en los tiempos que corren hay que poner en su sitio el papel de "la verdad", tan sobrevalorada durante siglos cuando hay otros conceptos, verdades alternativas, posverdades, "fake news" (expresión cuyo valor político excede con mucho al significado de su traducción literal) mentiras, en definitiva, que permiten llegar antes al fin que uno persigue. Durante siglos hemos dado por bueno que "La verdad os hará libres" (Juan 8. 31-42) pero ¿a quién le interesa hoy una masa de votantes libres?

  • Trump dice ante sus multitudes que nadie ha hecho tanto por los negros como él desde Abraham Lincoln y ni éste ni Martin Luther King salen de su tumba a correrlo a gorrazos, lo que él, sin duda, interpreta como que va por el buen camino.
  • Dª Esperanza afirma sin pestañear que si dejamos al actual Gobierno tres años más, "esto será Venezuela". Para evitarlo clama por el Gobierno de concentración sin decir cómo piensa conseguirlo. ¿Estará pensando en el mismo tipo de Gobierno del que dicen que habló el General Armada aquella noche del 23 F?
  • Mr. Trump sigue insistiendo en que el coronavirus es como un catarro de nada; Dª Esperanza acusa de "podemita", término que en sus labios es un insulto, ¡a Telemadrid! O sea que para la condesa consorte no aplaudir al dictado del jefe de la clac es estalinismo.

Ambos simulan confundir conceptos políticos básicos. Los dos saben del asunto lo suficiente como para distinguir unas cosas de otras, pero hacen como que no, como que las cosas son sólo y siempre como ellos dicen, así que según el Presidente, Joe Biden es socialista y según la ex Presidenta, Vox es de centro derecha. Las dos afirmaciones son falsas pero ¿qué importa? Basta con repetirlo tantas cuantas veces sea necesario para que llegue el momento en que el votante de Wisconsin vea rojo a Biden, y el de Patones perciba como un apacible liberal centrista a Don Santiago Abascal. Creo innecesario citar el origen de la teoría que explica el efecto de la repetición constante de la mentira.


En qué se ocupan ahora


El renacido Mr. Trump, superada la enfermedad, si es que la tuvo y si es que la ha superado, quiere seguir en el Despacho Oval. No parece que le preocupe mandar en el país que más ciudadanos ha enterrado por culpa del virus, ése al que el Presidente dice ser inmune. Trata de seguir cuatro año más en la Casa Blanca, a costa de lo que sea; por ejemplo, convencer a sus ciudadanos de que si gana "el otro" es que  ha hecho trampa y, por tanto, no tiene por qué irse a su casa.


El empeño de la Srª Aguirre es más modesto: quiere unir a Vox y al Partido Popular, ofreciéndose ella misma como mediadora. De hecho, en la entrevista de "La hora de la 1" anunció que esa misma tarde iba a llamar a Abascal, para intentarlo. Por si fuera poco, añadió que el PP debería apoyar la moción de censura de Vox. Su Partido, si es que sigue siéndolo, piensa y dice lo contrario, y a mí me cabe la duda de si la Condesa Consorte habla de unión de las derechas o de la absorción del PP por Vox. Dicho de otra manera ¿No será la ex Presidenta un submarino de Vox? ¿Barrunta Dª Esperanza, uno de los cerebros más avispados de la derecha, que en un hipotético rifirrafe entre Casado y Abascal la única duda es en qué asalto pierde Casado por K.O.?



Cómo llegaron a sus despachos


Donald Trump llegó al poder después de la más bronca de las campañas electorales que se recuerdan en USA. Sigue sin estar claro si recibió, sufrió o se benefició de la ingerencia en el proceso electoral de personajes tan recomendables como Vladimir Putin, pero ahí sigue en la Casa Blanca.

 

Dª Esperanza, por mucha Grandeza de España conyugal que la adorne, ocupó su cargo de Presidente de la Comunidad de Madrid gracias al embrollo conocido por "El Tamayazo" ¿Recuerdan? Ha sido el más clamoroso caso de chaqueterismo de la historia de la democracia española. Nunca llegó a saberse qué fue lo que impulsó a dos diputados autonómicos del PSOE a actuar como lo hicieron.


El Rey del Ladrillo no parece muy dispuesto a aceptar un resultado adverso en las urnas. No hace falta interpretar. Basta leer. Esto es lo que dice el personaje en su cuenta de twiter: “¡El mayor ESCÁNDALO en la historia ESTADOUNIDENSE! Los corruptos demócratas trataron de robarme la presidencia con la FRACASADA CAZA DE BRUJAS de Mueller. Trataron de robarme la presidencia con la fallida CAZA DE BRUJAS del ‘impeachment’. Ahora SLEEPY JOE y los demócratas CORRUPTOS intentan ROBARME estas elecciones del pueblo americano”. (Las mayúsculas son suyas).


Como Dª Esperanza "no está", es decir, no ocupa ningún cargo público, no está en vías de perder lo que no tiene, así es que omito cualquier referencia al respecto. Ya  ven que los paralelismos no son completos.


En resumen, El Presidente no quiere marcharse, y la ex Presidenta no se sabe si viene, si va, si vuelve o si se retira. ¿Tendrá algún ancestro galaico?


La fuga de colaboradores


Otra notable semejanza entre los protagonistas de este post: a una y otro sus colaboradores les duran poco, aunque hay matices distintivos en la forma de cambiar de aires de los que han sido sucesivas "manos derechas" de los mandatarios.


Los del norteamericano le dimiten, los cesan y, en alguna ocasión han llegado a tener algún tropiezo leve en los aledaños de la justicia. Algunos, incluso, han obtenido pingües beneficios posteriores con la publicación de volúmenes escandalosos que, por lo que a mí respecta, los deja en evidencia: ¿por qué no se fueron antes, si tan nefasto era el jefe?


La Doña ha tenido peor suerte con sus acólitos. No les da tiempo a dimitir: se los encarcelan. En todos, todos los casos, los que terminaron en el trullo disfrutaron de la confianza, el apoyo y la defensa de la jefa hasta que el juez de turno dictó sentencia. Honra a Dª Esperanza esa defensa cerrada de los que trabajaban para ella, pero desde otro punto de vista no la deja en el mejor lugar: los eligió ella y cometieron sus fechorías en el despacho de al lado; es decir, perdón por los latinajos, son casos flagrantes de "culpa in eligendo" y "culpa in vigilando". O sea, en castizo, eligió mal y vigiló peor, ella, la sin par Marquesa de Bornos.


En resumen


Permítanme apoyarme en tres citas.

  • Ya que por lo que he tratado de demostrar no siempre es cierto lo que proclamaba Sir Winston Churchill de que "para un Partido o un político es preferible perder el poder que poner en peligro a la nación".
  • Terminaremos por caer en lo que afirmaba Lichtnenberg: "Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto".
  • Así que sin meterme en lo que conviene o no a países que no son el mío, y ciñéndome por tanto a España, mucho me temo que más de uno termine pensando que, como decía Edward Langley "Lo que este país necesita es un mayor número de políticos en el paro".  

Vamos con el estrambote


Una vez más nuestra clase política nos pone al borde de la histeria.


El bochornos espectáculo del enfrentamiento entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno de la Nación es repugnante. 


Estoy convencido de que ni Isabel Díaz Ayuso ni Pedro Sánchez se han propuesto dañar la salud o la fortuna de los madrileños. Más aún: estoy seguro de que ambos querrían paliar los efectos de la pandemia en el terreno sanitario y en el económico. Que tengan dos puntos de vista diferentes sobre cómo conseguirlo es lo de menos: es natural porque representan formas de entender la política distintas.


Pero, al mismo tiempo, me resulta evidente que para ambos, acabar políticamente con el otro está por delante de combatir el virus. Se trata de tumbar al Gobierno, al del otro, ya sea el de España o el de Madrid. Y a ese objetivo se supedita todo lo demás.


Sólo así, se explica que seamos el único país del mundo capaz de orquestar el despropósito diario a que nos están sometiendo estos irresponsables, tan serios, tan solemnes, tan empeñados en barbarizar más que su contrincante, tan capaces de sacar sus huestes a la calle, tan dispuestos movilizar todos los medios a su alcance con tal de salirse con la suya.


Por eso, una y otro, permítanme: estoy harto de los dos y estoy seguro de que soy uno más entre millones de ciudadanos que piensan lo miso. Acaben ahora mismo con sus juegos porque ni siquiera son capaces de contar nuestros muertos. Ni uno, ni otra. 











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