sábado, 29 de mayo de 2021

 La paella en el BOE


¿Nos tomamos un respiro?


Hay días en los que uno no se siente con vocación de Savonarola. Días en los que el peso de la trascendencia, la búsqueda de lo esencial se nos antojan tareas demasiado arduas para ocupar nuestro quehacer.

Hoy es uno de esos días. No faltan materias dignas de ser examinadas con la lupa que reservamos para escudriñar los episodios con vocación de cruciales, como los tejemanejes monclovitas a propósito de los posibles indultos a políticos catalanes huidos o en prisión.

Como no creo que el asunto que acabo de citar haya de perder actualidad por dejarlo una semana en la nevera, permítanme dejarme llevar por mis más frívolos impulsos y lean, si a bien lo tienen, lo que se me ha ocurrido cuando he visto a nuestra sin par paella, la joya de nuestra gastronomía, acogida en las solemnes páginas del Boletín Oficial del Estado.


Como lo están leyendo

Andaba yo zascandileando en mi ordenador cuando salta en la pantalla ante mis ojos la noticia publicada en el diario "Levante" de que, en efecto, el B.O.E. había publicado la receta del más popular de los platos de nuestra cocina.

Acudí a la fuente, busqué el ejemplar del Boletín y allí estaba: el órgano que da vida a toda disposición de carácter oficial, ya sea una Ley Orgánica o el resultado de las Oposiciones al Cuerpo de Archiveros, publicaba una Resolución de la Generalitat Valenciana incoando el expediente que abre la vía para que algún día la UNESCO declare la paella "patrimonio inmaterial de la humanidad". 

Al hilo de esta pretensión, incluye la Resolución que comento nada más y nada menos que la receta del plato que pretende ser la única auténtica. Y es a partir de ese punto en el que me surgen multitud de posibles comentarios.


La paella y su circunstancia

Vaya por delante mi apoyo incondicional a la pretensión de la Generalitat Valenciana: pocos platos españoles, aunque no el único, tan acreedores a tan honorífico pedestal. No quisiera desmerecer con este declarado apoyo a cocidos, fabadas, bacalaos al pil pil, gazpachos, migas y salmorejos, pongo por caso, pero, insisto: bienvenida la idea y venturoso espero que sea el camino hasta la meta.

A partir de ahí, se me abre un  abanico de comentarios:

  • ¿Habrá de dejar constancia en algún punto que "paella", lo que se dice "paella" es nombre que mejor le cuadra al recipiente que a su contenido? Quiero decir, que si la paella era en origen la sartén de poco de poco fondo y dos asas, a lo que llega a la mesa deberíamos llamarlo "arroz en paella". 
  • Ya sé que la RAE dedica la primera acepción al plato y la segunda al recipiente, pero como la Academia cita entre los ingredientes del guiso algunos no admitidos por la Resolución de la Generalitat ¿por qué no rendir tributo a la tradición también en la forma de denominar al plato?
  • Más enjundia, no obstante tiene la duda que me suscita el intento, por loable que sea, de fijar por Resolución Administrativa los ingredientes del referido monumento nacional gastronómico. ¿Una receta oficial de un plato popular? Tal como yo lo veo me parece un intento inútil. Ni la paella, ni el cocido, ni el gazpacho, ni las migas tienen ni pueden tener tan rígidos corsés. En su origen fueron platos pensados para solucionar el alimento familiar con lo que se tuviera a mano, así que dependiendo de que quien hacía la paella estuviera en la huerta o en la orilla del agua añadiría al arroz, más o menos verduras, pollo, conejo y caracoles, o gambas, sepia y clóchinas. Trasladen el ejemplo al cocido o al gazpacho y llegarán a la misma conclusión: mi receta y la de Don Genaro sólo se parecen en dos o tres ingredientes "sine qua non"; el resto depende de nuestras particulares tradiciones, posibilidades y manías.

Al hilo de estas cavilaciones, recuerdo una "Paella castellana" degustada hace casi  medio siglo en Segovia en la que el simpar Cándido cocinaba en el recipiente correcto un guiso cuyos ingredientes añadidos al arroz eran el chorizo de Cantimpalo, el magro de cerdo ibérico y los cangrejos de río, autóctonos, por supuesto. Poco imaginaba el gran cocinero segoviano lo cerca que estaba de la más flagrante herejía. 


¿Y qué puede pasarme si se me ocurre guisar una paella heterodoxa?

En esas andaba yo cuando se me vino a las mientes otra cuestión de no menor calado: a partir de la publicación en el BOE de la receta "oficial", tan oficial como el medio impreso en el que  ha visto la luz, ¿corre algún riesgo el ciudadano, sea mero cocinilla amateur o concienzudo menestral, que ose meter en la paella ingredientes no previstos en la norma?

Porque digo yo que si hay una receta oficial del plato, el resto ¿qué son? imitaciones o tergiversaciones espúreas, incluseras, clandestinas, heréticas o directa e irremediablemente ilegales, o sea prohibidas.

Y, siguiendo el argumento, si son ilegales, lo que equivale a prohibidas, ¿qué sanción espera al infractor?

¡Tiempos extraños estos, en los que la gloriosa paella salta de los fogones, de las huertas, del borde del mar, de las cocinas domésticas a las páginas de la vieja Gaceta de Madrid! 

Y es que las disposiciones legales las carga el diablo. No descarto, es más: espero, la inminente aparición de una addenda a la Resolución que comento en la que figure en cuerpo separado tanto el cuadro de infracciones (no ha de ser lo mismo añadirle a la paella gambas rojas de Denia que higadillos de esturión iraní, me parece a mí) la correlativa tabla de sanciones, así como el modelo de certificaciones de origen que validen y consagren la autenticidad de las únicas y verdaderas paellas.

Para redondear la tarea sugiero, si ello ha escapado a la fértil imaginación de los funcionarios autonómicos valencianos, la creación del Cuerpo de Inspectores Técnicos de Paellas, que con sede en la Malvarrosa o en la ribera de La Albufera, se ocupe de la correcta aplicación de la norma madre.


Así que…

A partir de ahora

  • ¿Podrán los guisantines aficionados como alguno de mis mejores amigos arriesgarse a ofrecer a familiares y amistades suculentas paellas que no se hagan de acuerdo con los cánones ya establecidos vía BOE?
  • ¿Cabría, al menos, la esperanza de la pronta edición de una nomenclátor alternativo para denominar sin infracción legal alguna cualquier variante de la única e inimitable paella oficial?
  • ¿Servirá como circunstancia atenuante a la hora de valorar la eventual infracción el que sean turistas foráneos los destinatarios de esas aberraciones amarillas que se insiste temerariamente en calificar de paellas por el mero hecho, accidental desde luego, de llevar arroz y ser amarillas?









     



sábado, 22 de mayo de 2021

 Marruecos volvió a las andadas 

Algo más que una costumbre

Hay comportamientos predecibles derivados de la observación del pasado y de las características de ciertos regímenes que no se caracterizan, precisamente, por su respeto a las reglas básicas de la democracia y del derecho internacional.

Hace algún tiempo Turquía, país que desde la llegada de Erdogan ha abandonado el laicismo y ha retornado a prácticas lindantes con la dictadura, chantajeó sin ningún pudor a la Union Europea con su control sobre la presión migratoria en las fronteras comunitarias. Declaraciones solemnes al margen, obtuvo casi todo lo que se proponía con tan desvergonzada actuación.

Esta semana hemos visto el asalto a nuestras plazas norteafricanas de más de ocho mil intrusos en una operación planificada y ejecutada por la Administración alauita. No se ha tratado de una crisis migratoria sino de una maniobra política orquestada por la cúpula del poder marroquí. Dejo para otros desmenuzar los motivos de los migrantes, hambre, paro, sueños en falsos paraísos…

Los datos referentes al desmán, las circunstancias que determinaron el proceder de Marruecos, su evolución hora a hora los hemos conocido todos, así es que no vale la pena insistir sobre detalles de sobra conocidos, más allá de establecer sin ningún género de dudas la responsabilidad del Gobierno marroquí en los hechos y de calificar de exageración intoxicante la afirmación absurda de que nuestro vecino había invadido España con un ejercito de 8.000 soldados perfectamente entrenados (¿tan jóvenes son los guerreros marroquíes?¿Tantas mujeres tiene ese país sobre las armas?).

Prefiero dedicar mi tiempo a tratar de averiguar qué hemos hecho mal nosotros y cómo no hemos sido capaces de evitar algo que en nuestro vecino del sur es una insana costumbre: sacar ventaja de cualquier situación en el que la debilidad de nuestro sistema sea una evidencia.


Lo que importa: en qué nos hemos equivocado.

Hemos olvidado, para empezar, el testamento de Isabel la Católica, aquella encomienda sobre política exterior, vigente desde entonces, según la cual los tres ejes prioritarios de nuestras relaciones internacionales, tenían que ser el norte de África, América hispana y Europa. Eso escribió Isabel I, y por ese orden.

Cuando uno tiene de vecino a alguien que puede complicarte la vida, alguien que no duda en poner en riesgo las vidas de miles de sus propios ciudadanos en aras de sus planes, alguien con quien, te guste o no, no tienes más remedio que llevarte lo mejor posible, alguien que puede padecer un cierto complejo de inferioridad contigo, alguien que tiene en su mano estrangularte algunas de tus partes sensibles, tienes la obligación de extremar tus muestras de deferencia y aprecio. Eso no es ni hipocresía ni sumisión: es sentido común, elegancia y eficiencia.

En relaciones internacionales, no hay amigos, hay intereses, pero los detalles, los símbolos y las formas son esenciales: Pedro Sánchez debió estrenar su mandato visitando Marruecos antes que Bruselas. No es posible deshacer lo hecho, pero habrá que buscar la manera de ser percibidos por Marruecos como un vecino atento y educado.

En cuanto al Polisario… todo empezó con mal pie. La descolonización del Sáhara no fue tal, sino una invasión de nuestro territorio por parte de Marruecos. ¿Recuerdan la esperpéntica "Marcha Verde"? Fue otra muestra de lo que antes comentaba: la capacidad de Marruecos de sacar ventaja de nuestros momentos de debilidad. El General Franco agonizaba, el país sufría una parálisis generalizada y ese fue el momento elegido para hacerse con el territorio que había sido español. El Polisario fue, en su origen, visto con simpatía por los sucesivos Gobiernos españoles. Más desde la izquierda que desde la derecha, bien cierto.

No supimos o no quisimos ser lo suficientemente cínicos como para poner en la balanza en qué nos afectaba lo que el Polisario decía defender y lo que nos jugábamos con Marruecos según las cosas fueran bien o mal. Ni siquiera ahora sabemos calibrar si hemos atendido en Logroño a un líder amigo o a un indeseable investigado por la Justicia, la nuestra, no la marroquí.

Esta ambigüedad, o ese halo romántico, nos ha llevado a un movimiento de nuevo erróneo: dar tratamiento médico en nuestro territorio al líder del Polisario, después de que Trump reconociera la soberanía marroquí del Sahara (sin que Biden haya cambiado las cosas), a petición del Gobierno de Argelia, sin haber, siquiera, advertido antes a Marruecos no parece un ejemplo de habilidad diplomática. Claro que somos un país soberano con derecho a recibir en nuestra casa a quien nos venga en gana. Otra cosa es cómo vean los demás el uso de ese derecho. No se trata de si la Ministra A debió de hacer caso al Ministro B; este tipo de asuntos afectan al Gobierno en pleno, encabezado por su Presidente, por supuesto.

Argelia es suministrador de gas, y tapón de la inmigración irregular. Marruecos es el país del que somos el primer socio comercial, por delante incluso de Francia, comparte con Argelia la capacidad de frenar o acelerar la llegada de inmigrantes, y puede hacer lo mismo en el espinoso asunto del tráfico de estupefacientes. Eso por no hablar de su papel en una u otra dirección en el terreno del terrorismo islámico. Vistas así las cosas ¿Era imprescindible ser tan obsequiosos con Argelia y tan displicentes con Marruecos?

Si hay algo que está al alcance de cualquier analista de la política del reino alauita, es que desde hace medio siglo su prioridad absoluta es conseguir el respaldo internacional de su soberanía sobre el antiguo Sáhara español. Todo lo demás, incluidas las reivindicaciones más o menos retóricas o histriónicas sobre islas e islotes más próximos a sus costas que a las nuestras (¿recuerdan el grotesco episodio de la invasión y reconquista del Islote Perejil?) o sobre Ceuta y Melilla, están en otra estantería.

Si admitimos que cualquier debilidad de nuestro país puede ser aprovechado por nuestro vecino del sur, más que escandalizarnos por chantajes más frecuentes de lo que creemos en el resto del mundo, también deberíamos advertir que convertir este desgraciado affaire en otro capítulo más del culebrón anti gobierno de coalición, tampoco ayuda nada. Airear la torpeza de Sanchez y, de paso, exagerar lo inimaginable a propósito de nuestro vecino, es cualquier cosa menos una ayuda, porque abunda en la idea de que el Gobierno español está en situación precaria. 

No me extraña que Vox considere a los migrantes soldados, forma parte de su catecismo, tampoco admite que tengamos un problema de violencia machista, pero que quien aspira a gobernar caiga en semejante trampa convierte su postura no en solución sino en parte el problema.


En resumen

  • No debemos tener duda alguna que el primer y más importante responsable del caos generado en Ceuta ha sido el Gobierno marroquí.
  • No importa lo inaceptable que haya sido la actuación de la Administración marroquí, es preciso acometer el ejercicio de autocrítica imprescindible para encontrar soluciones y evitar futuros errores.
  • Pese a todo lo ocurrido, no llegará la sangre al río. Creo que no ha sido más que un sonoro aviso de hasta dónde puede llegar un régimen dictatorial, carente de cortapisas internas, cuando se trata de relacionarse con su vecino si este da síntomas de debilidad.
  • Cuando llegue el momento, a no tardar si es posible, no estaría de más que  estableciéramos con mayor precisión nuestra posición en relación con el triángulo Marruecos, Polisario, Argelia. Si la definición fuera europea me parece que disminuiría nuestro riesgo.
  • Me gustaría saber hasta dónde está dispuesta a llegar la Unión Europea en su defensa de su frontera sur. Las declaraciones altisonantes de apoyo están muy bien, pero se me hacen insuficientes.






sábado, 15 de mayo de 2021

 Lo que tenemos delante

Cerrado el capítulo de las elecciones madrileñas, a la espera de si el fervor popular por el final del estado de alarma nos lleva o no a la quinta ola, con la situación de la pandemia en la incertidumbre de si está o no bajo control, nos enfrentamos a un futuro inquietante a corto y medio plazo.


Un Gobierno entre la espada y la pared

Tal como yo lo veo, el Gobierno afronta un futuro inmediato incierto, en un estado de ánimo próximo a la perplejidad. Acciones que podrían haber proporcionado salidas válidas se han tornando imposibles por la concurrencia de circunstancias adversas.

  • El nada fiable socio minoritario de la coalición, después de la inusitada despedida de Pablo Iglesias, entra en un corredor de incierto final. ¿Bicefalia al modo PNV con Ione Belarra como Secretaria General de UP y Yolanda Díaz como cabecera de cartel electoral? La propuesta parece equilibrada, pero ¿qué dirán las bases, quién las manipulará y, sobre todo, cómo se entenderán las dos aspirantes? Y cuando el dilema se resuelva, ¿Cómo serán las relaciones UP/PSOE?
  • El problema para ambas formaciones es que es el peor momento para plantearse un divorcio ya sea amistoso o bronco: los efectos de las elecciones madrileñas les obligan a aguantarse y hacer como que todo va bien y que la legislatura llegará a su fin en las fechas previstas, sin adelantos que podrían resultarles letales.
  • Por si faltara algún ingrediente, el panorama catalán vuelve a los terrenos de la incertidumbre una vez que el fugado pretende gobernar Cataluña desde Waterloo, con lo que la fiabilidad de ERC como socio de investidura se torna impredecible, salvo que se apostara por la carambola de darle a Illa el trato que le corresponde como candidato más votado en Cataluña.
  • Con un PP al alza a punto de consumar la absorción de los restos de Ciudadanos, solo le faltaba al PSOE entrar ahora en batallitas internas en Andalucía, quizás su territorio más representativo.

¿Qué puede hacer Pedro Sánchez en este complejo tablero? Juega la baza del optimismo: la pandemia está a punto de ser derrotada (me vienen a la memoria los tristes "brotes verdes" de Zapatero), pasó la hora de restricciones y confinamientos, porque ha llegado el gran momento de la vacunación masiva que nos sacará del pozo negro de la desesperanza. ¡Qué más quisiéramos que esta vez acertara!

Hace no demasiado tiempo podría haber intentado la maniobra de adelantar elecciones, deshacerse de su socio cuando aún no se había cortado la coleta, intentar armar una nueva mayoría y seguir adelante. Ahora sería suicida.


Un Partido Popular creciente y crecido


Cada uno es muy dueño de ver la realidad a través del cristal que más le tranquilice, pero la realidad suele terminar por imponerse: guste o disguste, el panorama político español ha cambiado partir de las elecciones madrileñas. Aun así, también es cierto que el futuro aún no esta escrito.

  • El efecto Ayuso está por ver cuánto dura y hasta dónde lleva al Partido. Por el momento ha invertido la tendencia y le ha colocado en cabeza de la intención de voto, según las encuestas. Cierto que estas no dan ni quitan Gobiernos, pero ahora es la izquierda la que dice que lo importante son los resultados electorales.
  • Subsisten algunos interrogantes. ¿El giro al centro que había diseñado Casado y sus fieles se mantiene o ha ido a parar al baúl de los recuerdos? Porque Ayuso, su gurú de cabecera y la FAES lo que están pidiendo es eliminar la frontera con Vox y reconvertir al PP en la casa común de la derecha (que seguirán llamando "centro derecha" como si hubiera algún resto de lo que un día aspiró a decidir quién gobernaba en España)
  • No obstante, salvo que Aznar sea un submarino de Vox, cosa difícil de creer sobre alguien con tan alto concepto de sí mismo y de su misión histórica, bien harían las mentes pensantes del conservadurismo democrático en no confundir la peripecia de Ciudadanos con lo que pueden esperar del hipotético declive de la formación que lidera Abascal. A diferencia de Ciudadanos, las bases teóricas, históricas y sociales de Vox no hacen suponer ninguna tendencia a la sumisión a supuestas mayorías lideradas por alguien que no sean ellos mismos. Unas veces se guardarán las formas y otras no, pero PP y Vox son rivales objetivos a medio plazo.   
  • Mientras tanto, Casado y sus palmeros seguirán aferrados al hueso de la pandemia para complicarle la vida a Pedro Sánchez, algo sencillo porque no ha habido gobernante en el mundo que no haya dado pie a ser criticado. Así que seguiremos viendo al PP pedir lo que tuvo y no quiso, lo que quiso y no tuvo y lo que ni tuvo ni quiso. Siempre, en resumen, lo contrario de lo que decidan los monclovitas.

El remedio de todos los males, que no tendremos


Si fuera un ingenuo tendría  que hablar de la ocasión histórica que se le brinda a los dos grandes de nuestra política: la firma del gran pacto nacional que partiendo del consenso sobre el mejor modo de utilizar el inmenso caudal de los Fondos de Recuperación, y fijada la fecha de elecciones anticipadas, sentara las bases para dejar fuera del debate político durante un largo período, cuestiones tales como la forma de afrontar el reto del secesionismo, el mejor modo de organizar la sanidad pública, la educación, la cobertura de los órganos institucionales pendientes de renovar…

No lo esperen: eso sería una bendición para España, por razones obvias, y para los dos Partidos porque restablecería un bipartidismo que a veces echamos de menos… Pero no garantizaría la llegada a la Moncloa de Pablo Casado ni mucho menos sería un seguro a todo riesgo para la permanencia de Don Pedro al frente del Gobierno.

Así que mucho me temo que nos esperan tiempos dedicados al insulto, la desmesura, la destemplanza utilizando hasta la náusea un argumento que, pese a su grosera formulación suele tener tantos fervientes adoradores como creyentes en el orador había antes de que empezara a hablar: la culpa de todos los males pasados, presentes y futuros la tiene siempre, siempre siempre EL. ¿Quién es EL? El adversario del que brama desde la tribuna, por supuesto.



sábado, 8 de mayo de 2021

 El día que votó Madrid


4 de mayo del 2021

Elecciones en una de las diecisiete Comunidades Autónomas. En apariencia, nada más. 

Muchos, casi todos, sospechábamos, no obstante, que estaba en juego mucho más: la supervivencia o no de un Partido que un día naciera en Cataluña como abanderado de la unidad de España, el peso real de quien dejaba la vicepresidencia del Gobierno para rearmar a su Partido que daba síntomas alarmantes de desfallecimiento, cuáles eran los límites entre la derecha y la ultraderecha, y, por encima de todo, qué modelo prefería el pueblo madrileño, el representado por el PSOE de Pedro Sánchez, o el propuesto por Isabel Díaz Ayuso.

La participación ciudadana ha sido tal que cualquiera que hubiera sido el resultado no habría quedado margen alguno para la duda sobre el respaldo que el pueblo ha dado a los ganadores.

El triunfo incontestable, indiscutible aunque quepa más de una interpretación sobre sus causas, viene avalado por una tan alta participación que aleja cualquier atisbo de duda sobre su legitimidad. Valga el símil, cuando un equipo gana un partido de fútbol por 6 a 0, no tiene sentido cuestionar al árbitro o al comportamiento del público.

Y, siguiendo con el ejemplo, cuando se dan este tipo de resultados,  suele deberse a la suma del buen juego del ganador y a la desastrosa actuación del contrario.

Para terminar esta especie de preámbulo, estas elecciones han desmentido la creencia generalizada de que la alta participación beneficia a la izquierda.

Verdades como puños

Isabel Díaz Ayuso arrasó a propios y a extraños

  • Por supuesto que el gran beneficiado del 4 de mayo ha sido el PP, pero nadie como la Presidenta puede presumir de haber sido el factor determinante. Jugó, arriesgó y ganó.  
  • A partir de ahí, el debate sobre si Casado gana o pierde cuota de pantalla, sobre si el resultado lleva al PP una cuarta más o menos a su derecha, sobre hasta dónde se ha incrementado el margen de maniobra del Partido respecto a Vox, son cuestiones tan secundarias que rozan la irrelevancia.
  • Isabel Díaz Ayuso ha recibido sus propios votos, casi todos los que ha perdido Ciudadanos, alguno de Vox y un buen puñado de los que hace dos años votaron socialista ¿Qué más puede pedirse?
  • La Presidenta apostó por un controvertido modo de gestionar la pandemia. La discusión sobre su validez puede continuar hasta el siglo que viene: los madrileños han dado su aprobación al modelo. El resto, a efectos políticos, es accesorio.
  • Y como efectos secundarios, otros dos daños colaterales de alta significación, Pablo Iglesias  ha dicho que abandona la política activa y se perciben los primeros síntomas de movimientos sísmicos en el socialismo.

El Partido Socialista ha soportado su mayor fracaso desde 1977

  • Que los porqués los averigüe quien tenga que hacerlo, pero los responsables de la campaña electoral madrileña sólo habiéndoselo tomado con más tiempo y más dedicación podrían haberlo hecho peor. 
  • Su errática trayectoria puede servir como catálogo de los errores que hay que evitar cuando se entra en campaña.
  • Optaron por un candidato que no quería serlo, cambiaron la estrategia en plena carrera, boicotearon los mensajes del cabeza de cartel desde el propio Gobierno, unas veces lo eclipsaron y otras lo dejaron solo ¿Tenía todo esto un hilo conductor o es que han sido incapaces de hacerlo mejor?
  • Es evidente que las elecciones del 4 de mayo eran autonómicas, pero la relevancia de Madrid (como la de Cataluña o la de Andalucía, por ejemplo), más la contundencia del resultado le dan al proceso una proyección mayor. No importa lo que diga el Sr. Ábalos, uno de los responsables de la debacle por cierto, él y todos sabemos que los efectos se van a sentir fuera de la Comunidad. Ya se están percibiendo.

Más Madrid levanta el vuelo

  • Mónica García, la gran desconocida el día que comenzó la campaña, ha sido la otra triunfadora. También en este caso carece de importancia, al menos por el momento, deslindar dónde termina Más Madrid y dónde empieza la apuesta estatal de Íñigo Errejón: adelantar en votos al PSOE, el sueño imposible del Profesor Iglesias, ha sido una hazaña. ¡Con razón trató el ex vicepresidente de seducir a su antiguo colega! (Y con más razón se negó Errejón)
  • Ya veremos hasta dónde llega la capacidad de la formación para explotar el éxito, pero lo hecho, hecho está. Oyendo a resentidos profesionales como el Sr. Monedero, está claro que los resultados les han olido a cuerno quemado. No seré yo quien lamente el disgusto de los corifeos de Iglesias.
  • Examinada la ejecutoria de Mónica García durante la campaña, me atrevo a decir que su cosecha de votos ha sido un premio a la sencillez, la moderación, la capacidad de conectar con la gente normal. Ha sido la respuesta de la calle ante propuestas que no impiden dormir.   

Ciudadanos entra en fase de liquidación por derribo

  • Como dicen que dijo "El Guerra", "Lo que no pu’é ser, no pu’é ser y, además, es imposible". Lo  de menos es la posible ineficacia de una campaña basada en un par de puntos nada más (somos el centro imprescindible, y dejémonos de insultos y vamos a hablar de cosas serias): el mensaje llegaba tarde, demasiado tarde para invertir la tendencia.
  • Soy de los que lamentan la desaparición de un Partido que estaba llamado a ser un factor limitador de los excesos que puedan intentarse a su derecha o a su izquierda. La cuestión es que Ciudadanos no ha podido superar el monumental error de Albert Rivera cuando pretendió ser al mismo tiempo el fiel de la balanza y el líder de la derecha, hipotecando sin remedio su propia esencia.
  • El votante tenía esta vez una oferta demasiado diversificada como para entretenerse en echar un salvavidas al Partido que tantos tumbos había dado en los últimos tiempos. Ciudadanos no murió el 4 de mayo; ya había fallecido antes; ese día nada más se le ha practicado la autopsia: muerto por sobredosis de protagonismo de su fundador.   

El Profesor Iglesias dice que se marcha

  • Dejó la Vicepresidencia del Gobierno, dijo, para poner a UP en el lugar que se merecía. Logró evitar el colapso de su formación en Madrid, aunque el efecto de su presencia en la campaña tuviera un efecto más bien modesto. 
  • Si bien, mal que le pese, quizás haya logrado lo que se proponía: que el pueblo le diera su merecido.
  • Su presencia movilizó a la izquierda pero más todavía a la derecha, así que su efecto final sobre los resultados, es más que dudoso ¿Cómo interpretar, sino, que el incremento de participación en el otrora llamado "cinturón rojo" de Madrid, haya concluido con bastantes Municipios en los que Vox ha quedado por delante de UP?
  • Y se va. No sabemos dónde, ni hasta cuándo, pero se va. Unos lloran y otros aplauden. Hace poco más de un mes, el 20 de marzo, escribía yo en este mismo blog: "Así que si a don Pablo no le salen bien las cosas, igual no alcanza los escaños necesarios para tener grupo propio, igual se queda con su acta de Diputado e igual no puede volver a sentarse a la mesa con su antiguo colega de los tiempos felices de Vista Alegre I". 
  • Lo importante ahora no es dónde irá el Profesor, sino qué va a ser de UP. ¿Quién sucederá al fundador? ¿Sobrevivirá el Partido a su creador? ¿Soportarán los Monederos, Echeniques, Mayorales, a recién llegadas desde la periferia? ¿Tan difícil era ver hace un mes que Yolanda Díaz podría no ser la mejor opción, vista su militancia en el PCE? Mal oficio el de profeta pero auguro dificultades punto menos que insalvables, ahora que a la izquierda del PSOE parece afianzarse una opción menos agreste. 

Vox no ha perdido, pero tampoco ha ganado, o sea, ha perdido

  • La Srª Monasterio y su jefe han hecho campaña dando por descontado que sus resultados iban a estar muy lejos de los de la Srª Ayuso. Por eso han repetido una y otra vez que su objetivo no era ganar las elecciones, sino vetar la entrada de la izquierda en la Puerta del Sol. Visto así, objetivo cumplido; desde otro punto de vista, su peso específico en Madrid ha bajado muchos enteros: no son necesarios para gobernar.
  • Los resultados permiten a la Srª Ayuso no tener siquiera que pedir su voto. Cuestión distinta es que parte del triunfo de la ganadora se deba a que haya hecho suyos algunos de los postulados de Vox.
  • El papel de Vox en el proceso ha sido, como era de esperar, simétrico al de UP: ambos han sido los responsables más directos, aunque no los únicos, del clima irrespirable instalado durante la campaña. Al final, el votante, el pueblo, los ha dejado a ambos donde deben estar: lejos del Poder. 


Así que ahora, cuando ha vuelto la calma…

  • Bueno será recordar que estas elecciones solo valen para dos años; el tiempo que tiene por delante la Presidenta para demostrar para qué nos ha hecho ir a votar ahora.
  • Tampoco olvidemos que Madrid es importantísimo pero que España es más grande, más diversa y más compleja que cualquiera de sus partes. Ni tampoco que lo que pasa en Madrid afecta al resto del país, guste o no.
  • El Partido Socialista entra en una encrucijada de la que veremos cómo y cuándo sale. Mientras busca chivos expiatorios, tiene que gestionar un Gobierno de coalición con UP también a las puertas de la UVI, cuyas reacciones, por tanto, están por ver. ¿Y cuál será ahora el comportamiento de sus más que dudosos socios de investidura? Andalucía, su gran feudo, se alborota, la Federación de Madrid está sede vacante y por lo que se sabe de lo tratado en su Ejecutiva, no es posible imaginar hasta dónde ha llegado su ejercicio de autocrítica. ¿O con los niveles de participación del día 4 alguien puede pensar que el problema del PSOE es que el pueblo se ha equivocado? 

Por último, permítanme el resumen del resumen: ha ganado quien mejor lo ha hecho, y han perdido los que lo han hecho mal o peor. El resultado no solo es indiscutible sino tranquilizador: los extremos del arco parlamentario han perdido fuelle, así que el PP no tiene por qué tirarse al monte, y el PSOE va a tener tiempo por delante para reflexionar qué debe hacer para volver donde quiere estar.



sábado, 1 de mayo de 2021

 Balas, navajas y cordones sanitarios

El odio entró en campaña a banderas desplegadas


¿Qué Dios perverso ha maldecido al votante madrileño? Fue anunciarse la disolución de la Asamblea y mucho antes de comenzar la campaña se desataron todas las furias.

Insultos groseros, gestos intolerables, descalificaciones personales, mentiras flagrantes, calumnias infames, amenazas insidiosas… Todo ha valido y está siendo utilizado para robarnos nuestro voto. Digo robarnos, porque el uso de medios tan miserables como los que estamos viendo atenta de lleno contra el núcleo esencial de la democracia.

Fíjense que no hago distinciones. Podría, pero ni quiero ni debo. Hay matices, claro que sí, entre el comportamiento de unos y otros, pero, con la mano en el corazón ¿a quién dejaría usted fuera de la lista de sacamuelas que llevan todo este tiempo calentándonos la cabeza? Hasta quienes iniciaron la andadura desde la moderación acabaron contagiados por el virus de la maledicencia.

El miedo al otro se transformó en odio, y todos están actuando según uno de los principios básicos vigentes en cualquier guerra: para acabar con el enemigo es más eficaz el odio al que tienes enfrente que el amor por los tuyos.


Balas y navajas


Tres sobres con balas dentro. Tres destinatarios de la izquierda. Tres mensajes amenazantes. Tres clamorosos fallos de los sistemas de seguridad no solo de Correos, sino de los responsables de seguridad del Estado. Tres inquietantes casos pendientes de esclarecimiento. Tres tristes tigres de papel que han enfangado la campaña hasta límites intolerables.

Y una navaja pintada de rojo que también burla las medidas de protección y llega a su destino. Un esquizofrénico que no duda en dejar sus señas. Un perturbado que enseguida ha dado pie a que se airee su parentesco con un destacado político de Vox, como si cada uno de nosotros fuéramos responsables de lo que hace nuestra parentela.

Tronaron los cielos. La izquierda "identificó" a los culpables antes que la policía, satanizó a su oposición y exigió mucho más que la condena de los responsables, dando por hecho que estos, los responsables, o sea, los culpables, eran quienes ellos decían. La derecha se rasgó las vestiduras, cargó las culpas a los amenazados, insultó a sus oponentes y se mostró convencida de que todo era un puro fraude electoral, una añagaza artera, otro engaño más de los enemigos de la libertad.

Desmesurados los unos y los otros. Todo ciudadano notorio, no solo los políticos, recibe amenazas, y estas pueden responder a varios e imaginativos modelos. A partir de ahí, la denuncia de los hechos no solo hay que cursarla cuanto antes, sino que, por motivos de seguridad, conviene no darle publicidad, para evitar el contagio, el conocido efecto emulación.

Al conjuro de mis palabras (espero que no) la epidemia se extiende. Leo y oigo noticias de nuevas cartas, de más balas: Díaz Ayuso, el ex presidente Zapatero, de nuevo la Guardia Civil, eran destinatarios de más cartas, de más balas. Si seguimos así, se invertirán los términos: solo quien no reciba carta podrá presumir de algo.

Por otra parte, utilizar hechos tan lamentables en contra de quienes podrían ser sus víctimas no deja de ser una oportunista forma de dar la vuelta al episodio y convertir un problema de seguridad (ya veremos cómo de grande) en munición electoral.

En resumen, mucho más preocupante que las balas y la navaja me parece la fruición con que unos y otros se han esmerado en aprovechar los hechos, en calentarnos la cabeza, unos para decir "que vienen, que vienen" y otros para cargar las culpas del enredo a los receptores de las amenazas. ¿Cómo, por qué, qué sentido tiene? Intentan manipularnos a usted y a mí; los de ambas orillas sueñan con nuestros votos, eso es todo.


Cordones sanitarios


Así que, visto como está el patio, la izquierda se ha apresurado a "exigir" cordones sanitarios. Permítanme, antes de entrar en materia, que me comprometa a no volver a utilizar esa estúpida expresión, "cordón sanitario", ocurrencia afortunada un día, convertida ya en tópico manido de tanto uso y abuso.

Vamos a ello. En Francia, país donde funcionan segundas vueltas como método  para evitar componendas contra natura, es frecuente que haya acuerdos para dificultar el triunfo de la ultra derecha en segunda vuelta. Los acuerdos se limitan, no obstante, a recomendar el voto, pero al final, lo que decide son los votos de los ciudadanos. En Francia.

En Alemania, el nacionalsocialismo y el comunismo están fuera de la Ley, así que cuando se habla de vetos de la democracia cristiana a tal formación que está a su derecha, se está pensando en los riesgos que corre la propia CDU si se alía con alguien que tiene demasiado cerca. En Alemania.

En Italia, por el contrario, hemos visto recientemente un Gobierno de coalición entre la Liga Norte y el Movimiento Cinco estrellas. Ni el Coliseo, ni la cúpula de la Basílica de San Pedro se desmoronaron. Salvando las diferencias nacionales, es como si nuestro Gobierno de coalición no hubiera sido entre PSOE y UP sino entre Vox y UP. Ni unos ni otros piden encerrar a nadie en el calabozo. En Italia.

En España tenemos una Ley de Partidos que atribuye a los tribunales la facultad de dejar fuera del terreno de juego a las Formaciones Políticos que infrinjan la Ley. 

  • Herri Batasuna fue ilegalizada, pero no por independentista, sino por pertenencia a banda armada. ¿Alguien cree poder demostrar que Vox o Unidas Podemos podrían ser declaradas fuera de la Ley por los tribunales? ¿En base a qué? ¿A que restan votos respectivamente al PP o al PSOE?
  • El juego democrático cuenta con la implacable criba de las urnas, y estas siguen en manos de los ciudadanos. Tenemos pocas cosas más, pero, hoy por hoy, nuestro voto es la herramienta más eficaz para poner a cada uno en su sitio.
  • Así que lo que tienen que hacer los Partidos, los de esta trinchera y los de la de enfrente, es convencernos de que les votemos a ellos, no de que entre todos se pongan de acuerdo para expulsar a quien no solo piensa diferente a él sino que está a punto de dejarle malparado después del escrutinio, que es lo que me temo que más les preocupa.

Algunas conclusiones sobre lo que está a punto de terminar

  • Las encuestas siguen suministrando sus cifras. No pretendo desacreditar a nadie, o a todos, que tanto da, pero siempre me ha escamado la sintonía que suele haber entre la orientación del diario que paga la encuesta y sus resultados. Lo que no debemos olvidar es que la cifra que cuenta es la que salga de la suma de nuestras papeletas. 
  • Algunos partidos están haciendo buena campaña y otros no. Los que aciertan, según las encuestas, mejoran sus resultados; los que yerran, empeoran. Entre los primeros, Más Madrid, Unidas Podemos y, sobre todos, Partido Popular, o, más exactamente, Isabel Díaz Ayuso. Que quede claro que no valoro la ética de los mensajes ni la decencia de los mecanismos puestos en juego, sino la relación entre medios utilizados y resultados obtenidos.
  • Entre lo que se están equivocando, sin demasiado margen ya para corregir el rumbo, Vox que está siendo víctima de su desmesura, Ciudadanos, rehén de la foto de Colón no desmentida ahora por la insistencia de Edmundo del Val en hablar de pacto solo con su derecha y, por encima de todos el Partido Socialista, que ha cambiado de rumbo en mitad de la competición y se ha visto torpedeado desde su propio Partido en la cuestión fiscal.
  • Tampoco nos hagamos mala sangre si pierde el que se llevó nuestro voto, ni tiremos la casa por la ventana si nuestro apoyo ayudó al ganador: en dos años volveremos a las andadas. ¿Ven cómo para este viaje no se necesitaban tan pesadas alforjas?