sábado, 16 de octubre de 2021

 El buen camino: renovación de órganos institucionales

La actualidad manda

Hasta hace un par de días pensaba haber dedicado este post al examen de la nonata Ley de la Vivienda. Me parecía que no era mala cosa dar alguna pista sobre qué opinar a propósito una Ley que no parece que vaya a dejar indiferente a nadie. 

No obstante, como no suelo hablar de lo que no conozco, me puse a buscar el texto del proyecto. ¿Resultado? Aún no se ha publicado. Hablan las tertulias, pontifican los portavoces, polemizan los medios, pero calla el BOE, así que esperaré a leer el proyecto antes de opinar sobre futuribles. 

Hay dos cosas, sin embargo que sí puedo adelantar

  • Si la portavoz del Gobierno dice que el Consejo de Ministros ha aprobado un proyecto y el BOE no lo publica ¿cómo interpretarlo? Descartado que el Director del BOE se haya echado al monte y esté en busca y captura, dando por supuesto que habría más de una copia del texto, o sea que no se ha perdido ¿podríamos pensar que los socios del Gobierno no han terminado de ponerse de acuerdo? Ustedes, no sé: yo me apunto a esta posibilidad. Lo que sea sonará, si es que llega a sonar algo.  Dicho de otra manera ¿seguro que ya hay acuerdo entre PSOE y UP?
  • ¿Y no les parece una exageración que esa Ley, el texto de cuyo proyecto sigue sin conocerse, haya sido ya tan elocuente, tajante y escandalosamente descalificado? ¿No? Pues a mí, sí, qué quieren que les diga. Aunque de lo que estoy seguro es de que si, al final, todo queda en agua de borrajas no faltará quien se cuelgue la medalla del aborto del proyecto.

Pensé luego hablar del proyecto de los próximos Presupuestos, pero me dije que en tanto los portavoces parlamentarios se despachaban a gusto, tiempo tendría para ir madurando mis comentarios, que aún falta tanta tela por cortar que no a va ser tiempo lo que me falte para pergeñar lo que quiera decir. 


De repente, el último verano

Visto y oído que estamos a punto de presenciar un acuerdo PSOE/PP para la renovación de casi todos los órganos constitucionales que siguen en funciones, me ha venido a la cabeza, sin ninguna razón que lo justifique, el título de la soberbia película de Joseph L. Mankiewicz que Elizabeth Taylor, Montgomery Clift y Katharine Hepburn nos regalaron en 1959. 

Quizás se deba a que apenas ha concluido el verano, "de repente" nos hemos encontrado con una espléndida noticia: órganos que llevaban en funciones períodos de tiempo más o menos largos, eso depende de cada uno de los casos, están a punto de volver al buen camino. Sólo nos queda en el limbo el Consejo General del Poder Judicial, de momento, al menos.

Visto y no visto: Pablo Casado lo ofrece en el Congreso, Pedro Sánchez recoge el guante, García Egea y Bolaños se ponen a la tarea y al día siguiente… ¡Fumata bianca! No era tan difícil. Pese a la aparente facilidad de lo conseguido, permítanme unas reflexiones que, como casi siempre terminan siendo preguntas.

  • ¿Por qué ahora y no antes? ¿Qué ha pasado desde la última vez que ambos líderes se tiraron los trastos a la cabeza? ¿Tan fácil era pasar del insulto mutuo al apretón de manos? Parece como si Casado, que es quien ha tenido la iniciativa, perciba ahora una cierta seguridad interna que le permita dedicar su tiempo a otras cosas. ¿O será que necesita volver a mirar al centro, olvidar algunos de los dislates oídos en la Convención trashumante, y ganar protagonismo en busca de una interesante franja de votantes que podrían escapársele?
  • Algo de eso podría haber si uno analiza los disparates que casi sin tiempo para terminar de oír la noticia, buena se mire por donde se mire, han salido de los portavoces de Vox (llegar a acuerdos con los cómplices de terroristas, independentistas, golpistas y no sé que "istas" más) y Ciudadanos (repartirse España entre dos, como si los demás no existieran).

Pese a quien pese, aunque disguste a los minoritarios, me siento entre quienes se alegran de cualquier paso que nos acerque a la normalidad más completa. Tengo la impresión de que somos mayoría.


¿Es que no podría hacerse mejor?

Siempre, no faltaría más. No hay obra humana que no sea susceptible de mejora, pero a mí el rasgado de vestiduras a duo de los compañeros habituales del PP en oposiciones  furibundas, y pronósticos catastrofistas, me suenan a desencantos más próximos a la envidia que a la enjundia.

Sólo una puntualización a la diatriba de cierto ejemplar de uno de los quejosos que criticaba que "el PP estuviera dispuesto a pactar con el Gobierno Socialcomunista". No señor, usted, pese al prestigioso cuerpo de la Adminstración al que pertenece, debería saber muy bien, que la Constitución no encomienda al Gobierno, sino al Parlamento la tarea de acordar estos asuntos. O sea, a los Partidos, es decir, Partido Socialista y Partido Popular en este caso ¿A que lo recuerda, ahora que se lo digo? ¿Que ya lo sabía? ¡Vaya!

Volviendo a si podría hacerse mejor las cosas, creo que hay dos que deberían y podrían mejorarse sin demasiados problemas:

  • Una sería "abrir el campo" para terminar con las minorías sordomudas. Es cierto que basta con lograr la mayoría de 2/3 (u otras, según qué casos), pero nada impide que en la negociación participen todos los grupos parlamentarios que se sientan con ánimo para ello. Después, ya podrán irse decantando las mayorías imprescindibles. Lo que se viene haciendo, reuniones a puerta cerrada entre dos Partidos, no es ilegal ni inconstitucional, pero me recuerda al conocido dicho de Juan Palomo.
  • Otra medida que tampoco sería difícil implementar, aunque ésta si exigiría alguna reforma legal (no constitucional, me parece a mí) consistiría en habilitar al Parlamento para examinar a los candidatos en los que acaban plasmándose estos acuerdos. Exigir antes de la aprobación en el Pleno, un examen de idoneidad de cada candidato por la Comisión competente según la materia.


La guinda del pastel: El Consejo General del Poder Judicial

Y digo yo, señores Casado y Sánchez: ahora que han cogido carrerilla ¿tan cuesta arriba se les hace rematar la faena, continuar con lo hecho y acordar lo que falta? Piensen

  • Señor Sánchez, no crea que nadie vaya a echarle en cara que si cede en alguna cosa (en alguna, no digo que en todas) ni que sus huestes vayan a recordarle alguna de sus agraciadas ocurrencias ("no es no", y cosas así). Al contrario: estaría usted en inmejorables condiciones para que se le creyera cuando dice, yo ya lo creo ahora, de verdad, que no es el más radical de los gobernantes del occidente cristiano. Al contrario: sería la fehaciente prueba de que usted, llegado el caso, es capaz de poner el interés de España por encima del suyo, del de su Partido y del de su Gobierno. 
  • Señor Casado, mírese al espejo y verá que después de estos acuerdos a punto de fructificar, está dejando de ponérsel, cara de Hernández Mancha, como hace un par de días le oí a un amigo mío. Usted necesita tener su propia trayectoria, diferente de la que marcan otros en nombre de principios que ellos no aplicaron. Le digo lo mismo que a Don Pedro: no aspire a ganar por goleada; céntrese en lo que España necesita, que es, entre otras cosas, que no sea Bruselas sino usted y sus colegas, no importa de qué Partidos, los que resuelvan nuestros problemas.

¡Ah, si todo terminara bien! Habría llegado el momento de recuperar el sosiego, la normalidad, la cortesía parlamentaria. No le pido a nadie que deje de gobernar, ni de oponerse; estoy demandando, como la inmensa mayoría de ciudadanos, razones para no avergonzarme de mis representantes. 

Añoro los tiempos en los que la defensa de las posiciones políticas de cada uno no necesitaban del insulto, sino que se resolvían en clave de ironía y buen humor. ¿O alguien cree que porque Fraga, Carrillo, Guerra, Trillo no vociferaran como hooligans borrachos habían perdido de vista qué ideologías defendían?



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