viernes, 14 de noviembre de 2014

Mis diculpas, Sr. Monago
 
Nos hemos precipitado.
 
Me temo que así es. Todo empezó cuando el diario digital Público.es, difundió abundante información sobre las frecuentes andanzas, venturas y desventuras del Presidente extremeño por tierras canarias, que, según el diario, habrían sido pagados con dinero público -del Senado para ser precisos- cuando el motivo de los viajes era, se decía, privado y sentimental.
 
Acabo de ver y oír al Sr. Monago en rueda de prensa explicando con muy gran lujo de detalles que 16 de los viajes fueron oficiales (ofrece al respecto certificaciones de Letrados del Senado, declaraciones de sus interlocutores canarios, motivos de los viajes, recortes de prensa dando cuenta de su estancia  oficial en la isla, etc., etc.) y el resto, otros 22de carácter privado, sobre los que también presenta pruebas documentales de haber sido pagados por él.
 
Es evidente que ni cuando leí la noticia inicial, ni ahora, he llevado a cabo, ni pienso hacerlo, mi propia investigación personal sobre la veracidad y fiabilidad de las fuentes. No es mi misión, que ni soy periodista, ni Juez. Por no ser, ni siquiera soy político en activo ni del Gobierno, ni de la oposición.
 
No obstante, la contundencia y, al mismo tiempo, la mesura, dicho sea de paso, con la que se ha producido el Sr. Monago, me han hecho inclinarme más por su versión que por la de Público.es.
 
Lo importante, sin embargo, no es quién de los dos tiene razón. Quiero pasar de la anécdota a la categoría.
 
Calumnia, que algo queda.
 
Lo que me gustaría que cambiara de una vez y para siempre, es nuestra tendencia a publicar, difundir y creer en noticias escandalosas, sin haber sido previamente contrastadas.
 
Lo que desearía es que cuando las cosas se hagan de otra manera, el responsable de la calumnia, de la difamación, del daño, en definitiva, no se vaya de rositas. Se habla de la impunidad de los corruptos por la ineficacia de la Justicia, pero mucho menos de la frescura con la que se pueden destrozar la honra y el buen nombre de quien se cruce en el camino de según qué medio de comunicación, sin que al autor de la felonía le pase nada.
 
A estas lo cierto es que me queda el mal sabor de boca de haber deslizado algún comentario en Facebook del que se desprendía, sin lugar a dudas, que me inclinaba más por la información escandalosa, que por conceder al Sr. Monago no ya la presunción de inocencia, sino, ni siquiera, el beneficio de la duda. Y eso me alarma porque me indica que no soy tan independiente, tan perspicaz, tan imparcial, tan libre, tan ecuánime como creía. (Otro caso más de sujeto cuya alta opinión sobre sí mismo, es excesiva)
 
Algunas preguntas
 
- ¿Quién suministró al diario digital la materia prima de la noticia? Como en las viejas novelas de Agatha Christie, la contestación quizás se encuentre si nos hacemos otra pregunta primero ¿Quién sale ganando con esta campaña? Dejo las contestaciones al gusto del lector.
 
- De haber sido cierta la información ¿Qué era inadmisible y qué otros aspectos quedaban en segundo plano?. Lo importante, lo único importante, era saber si los viajes a Canarias del Sr. Monago de carácter privado se habían pagado con dinero público o no. Es decir, antes de publicar nada:
 
-  Debió de haberse empezado por desmenuzar los 38 viajes e investigar cuáles eran privados y qué otros tenían carácter oficial.
 
Cómo se pagaron los primeros. No se me diga que es complicado averiguarlo. Por supuesto que lo es, pero más cuestionable es el derecho de un medio de comunicación a entrar a saco en la vida privada de un ciudadano, aunque sea un político, para destrozar su carrera profesional y puede ser que su estabilidad familiar.
 
Los motivos concretos de los viajes privados, en cuanto que privados, no debieron de airearse. El morbo de la noticia estaba ahí, -comentarios insidiosos, fotografías sugerentes- y por eso se entró sin ningún género de miramientos en un territorio que a nadie debió de habernos importado.
 
- Antes de publicar la noticia ¿Se intentó conocer la versión del implicado? No me consta ni una cosa, ni su contraria, por lo que no quiero caer en el vicio que pretendo denunciar. Lo que sí puedo asegurar es que no he visto ninguna afirmación de que se intentara obtener la versión del Sr. Monago antes de empezar a escribir.
 
- En Política no todo vale. Ni en la guerra ni en el amor, pero esas son otras historias. No al menos cuando la Política intenta desenvolverse en un sistema democrático que ni el fin justifica los medios, ni puede olvidarse que en democracia los derechos de cada uno terminan donde empiezan los de los demás, y entre estos derechos están el del respeto a la intimidad, y el de la presunción de inocencia.
 
Pensando en el futuro.
 
Creo que el caso del Sr. Monago y cualquier otro que en el pasado podamos haber conocido de características similares, y los que puedan llegar en el futuro, podrían evitarse a partir del desarrollo de dos principios:
 
- Principio de responsabilidad de los medios de comunicación social. La libertad de prensa no sólo es consustancial con el concepto mismo de democracia, sino que debe sustentarse sobre el principio de responsabilidad cuya inobservancia ha de ser perseguible jurídicamente. 
 
- Principio de transparencia de las cuentas públicas. No estoy en contra del abono por el Estado, sea de la cuenta que sea, de los gastos de viaje y estancia de los parlamentarios en desplazamientos oficiales. Pero ¿Qué problema hay en que estos gastos sean controlados por las Instituciones y conocibles por los contribuyentes? Viajan con nuestro dinero y tenemos derecho a saber cómo se utiliza.
 
Mis conclusiones:
 
- Necesitamos unos medios de comunicación libres. Es una condición indispensable para el mantenimiento del sistema democrático. Su credibilidad depende de su honradez y de las consecuencias, hoy inexistentes, que podría acarrearles su falta de profesionalidad.
 
-  El daño, en este caso, está hecho y será irreparable en su totalidad. Siempre habrá quien, pese a todo, siga pensando que Público.es había dicho la verdad. El buen nombre del Sr. Monago, la percepción pública de su figura, la forma en que su familia se moverá a partir de ahora, han quedado dañados, y no hay forma de borrarlo del todo.
 
-  Por lo que a mí respecta, me acuso de haber sido demasiado crédulo, de haber caído en la tentación de creer la opción escandalosa sin siquiera darme un tiempo para ver cómo evolucionaba el asunto.
 
-  En consecuencia, pido perdón al Presidente de la Junta Extremadura por haber deslizado comentarios sobre hechos que no estaban claros, sin haber oído su versión. Y lo hago aunque sea consciente de que el Sr. Monago no tenga noticia de mi existencia.
 
-  Me excuso, también ante cuantos leyeron mis aportaciones en Facebook sobre este tema. Olvídense de ellas, por favor.
 
 
 
 
 


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