jueves, 20 de noviembre de 2014

Sindicatos y Consejos de Administración.

¿Es útil la medida?

Es difícil afirmar una cosa o su contraria. En el terreno de los principios habría que suponer que esta presencia, establecida por Ley (como en su día lo estuvo para cierto tipo de empresas) o fruto de acuerdos entre partes, debería aumentar el grado de información de los trabajadores sobre las interioridades de su empresa, y de una u otra manera, alcanzar una cierta influencia de la clase obrera en las grandes decisiones que les afectan.

Por otro lado, conocer de primera mano la situación real de la empresa habría de facilitar el proceso de negociación entre partes, tanto en situaciones de bonanza, como cuando la realidad pueda hacer inevitable la adopción de medidas impopulares.

Sin embargo, se me ocurren al menos las siguientes razones, si no para rechazar frontalmente la presencia de representantes obreros en los Consejos de Administración, sí, al menos, para que quien deba hacerlo reflexione sobre qué medidas, cautelas y garantías habría que adoptar para evitar los riesgos de los que quiero hablar:

1.- En la mayoría de las Empresas no es en el Consejo de Administración, sino en el Comité de Dirección donde se toman las decisiones vitales.

- Cada vez más, la presencia de buena parte de los miembros de los Consejos no obedece a razones técnicas, sino a servidumbres políticas o a compromisos del propio Comité de Dirección.

-  Los Consejeros que de verdad cuentan, suelen ser informados fuera del Consejo de las razones que motivan las propuestas de los Ejecutivos, de manera que con frecuencia, la decisión real del Consejo está tomada antes de comenzar la sesión.

-  No todas las informaciones vitales se exponen en el Pleno del Consejo, sino en grupos reducidos, casi siempre informales, a los que son los verdaderos Administradores de la Sociedad, aunque la Ley, llegado el caso, exija a todos los Consejeros el mismo grado de responsabilidad. 

2.- Dando por supuesto la buena fe de los Consejeros representantes de los trabajadores, es un juego de niños apartarlos de la toma real de decisiones. 

Lo dicho hasta ahora basta para avalar esta afirmación. Por otra parte, no es fácil improvisar la elección de quienes deberían representar a los trabajadores, en cuanto a conocimientos técnicos, económicos, fiscales o jurídicos, sobre todo, si han sido admitidos sólo y exclusivamente por mandato legal. 

3.- No se pueden descartar maniobras torticeras para desvirtuar el papel de los Consejeros sindicalistas y torcer su voluntad.

¿Hace falta recordar el reciente bochorno de ver a representantes de los trabajadores en el mismo lamentable trance que sus compañeros del Consejo de Bankia (todos menos dos, por cierto) cuando se ha descubierto el escándalo de las tarjetas opacas? 

¿Alguna alternativa?

Sí, sobre la base de la buena fe por ambas partes: algo así como los Comités de Vigilancia alemanes.

Que también han tenido alguna versión española. Hace ya bastantes años, mediados los años 80, en cierta Empresa que entonces era pública cuyo nombre no viene al caso, se acordó entre Sindicatos y Dirección, la creación de una Comisión de Información y Control, que estuvo funcionando al menos hasta que yo abandoné la Empresa.

Antes de que nadie saque conclusiones precipitadas, la empresa de la que hablo, mientras fue pública saldó todos sus ejercicios con beneficios muy, muy sustanciosos. Ahora sigue siendo rentable, pero esa es otra historia. Lo que quiero decir es que la Comisión de marras no llevó la Empresa a la ruina 

Sus regalas básicas de funcionamiento eran las siguientes:

- Estaba formada por miembros del Comité de Dirección (fijos Dirección Financiera y Recursos Humanos y "volantes" los demás en función del temario) y representantes de los dos Sindicatos mayoritarios, únicos, por otra parte, con presencia en la Empresa.

-  Se reunía, siempre y todas las veces, una semana después de cada sesión del Consejo de Administración. En alguna ocasión, la Comisión contó, incluso, con la presencia de algún Consejero. (Yo creo que más movido por la curiosidad de conocer de cerca el experimento, que por otra cosa)

- Se iba siguiendo el Orden del Día del Consejo, se informaba sobre las decisiones que se habían adoptado y se adjuntaban los mismos documentos que se habían distribuido en el Consejo.

- La Comisión no tenía capacidad ejecutiva, pero si de información (incluyendo la posibilidad de exigir ampliación de datos) y de propuesta.

- Se había establecido un código de confidencialidad, según el cual, determinados datos (la composición interna de los precios, por ejemplo, la localización geográfica de futuras inversiones, y no recuerdo si algún otro) eran de reserva obligada.

- Ninguno de los miembros de la Comisión tenía ninguna remuneración extra ni beneficio económico alguno por su pertenencia a ella. Unos y otros entendíamos que formaba parte de nuestras obligaciones.

¿Dio resultado?

- Sólo es mi opinión, ya digo, como todo lo que aparece en esta página del blog, pero sí, rotundamente.

- Jamás se rompió el compromiso de silencio sobre temas reservados, por "apetitosos" que fueran algunos.

- Ninguna cuestión quedó nunca sin contestar. y ninguna ampliación de información solicitada fue desatendida.

- La Dirección no hizo trampas, atendió en bastantes ocasiones las sugerencias de la Comisión y ésta se dio por satisfecha con el funcionamiento del organismo en la inmensa mayoría de las ocasiones.

- Como algunos dábamos por supuesto, los representantes de los trabajadores, honraron su papel en la Comisión y se ganaron el respeto de los representantes de la Dirección. Ganas me dan de decir que eran otros tiempos.

- No fue lo más importante, pero la coincidencia en el organismo que comento de tres o cuatro componentes con un acusado sentido del humor hizo de la mayoría de las sesiones, una verdadera delicia

Algún tiempo después, alguien, desmanteló el invento con el peregrino argumento de que "La Ley no le obligaba a dar tanta información". Se podría haber discutido su sentido de las relaciones laborales en la empresa, pero no su condición de Presidente.

Muchos años más tarde sigo conservando una muy buena amistad con algún miembro de aquella Comisión, sindicalista entonces, por supuesto.




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2 comentarios:

  1. Para algunos de los que tuvimos la oportunidad de participar en esa Comisión fue una experiencia increíble y, ahora, con el paso de bastantes años, nos preguntamos como han podido cambiar tanto, y a peor, las relaciones laborales en este país, cuando estaba demostrado que modelos como este eran útiles y viables, sólo baste recordar, a los que conocemos la empresa de la que hablas, los magníficos resultados que cosechaban año tras año, el nivel de satisfacción de los empleados y el increíble resultado de un proceso de fusión, complicado y laborioso, pero tremendamente satisfactorio para todos los que participamos en él.

    Un abrazo.

    Pepe P

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    1. Gracias por tu comentario, Pepe. Han pasado los años y con la perspectiva de la lejanía, creo ahora que la base de buena parte de los éxitos estuvo en la mutua confianza que ambas partes, Sindicatos y Dirección, lograron inspirarse, sin abdicar ninguno de sus propios principos.

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