sábado, 30 de enero de 2021

 La Cañada Real de Madrid

Todo empezó con  Alfonso X el Sabio


Corría ya el último tercio del siglo XIII, el año de gracia de 1723, cuando el Rey Sabio dio carta de naturaleza al Honrado Concejo de la Mesta y, con él, y entre sus privilegios, también a las Cañadas Reales.


Corredores de realengo para uso de los rebaños trashumantes que enlazaban las tierras secas y cálidas de la meseta sur de la Península con las frescas y húmedas de las tierras del norte.


Con el transcurso de los siglos, llegaron a ser vías de comunicación de trazado bastante generoso, de más de 500 kilómetros de longitud en ocasiones y con anchuras que podían superar el centenar de metros. 


Eran propiedad del Estado y, dada su finalidad, estaba terminantemente prohibido construir en ellas. Una de estas vías pecuarias es la Cañada Real Galiana, parte de cuyo recorrido transcurre por los alrededores de Madrid.


No obstante, la expresión "Cañada Real" tiene hoy un significado muy distinto. Desde hace  años, algo más de medio siglo, es el nombre de un asentamiento marginal donde malviven unos cuantos miles de personas muchas de ellas en condiciones deplorables.


Como es bien sabido, en los días más gélidos de este malhadado invierno, coincidiendo con la mayor nevada soportada por Madrid en 114 años, los habitantes de la Cañada Real no han tenido acceso al suministro eléctrico.


Es impensable que en la mente del Rey Sabio hubiera lugar para la pesadilla de que el privilegio que él otorgaba a la flor y nata de los ganaderos de su reino fuera a convertirse siete siglos y medio más tarde en un quebradero de cabeza para miles de españoles.


Los hechos

  • Durante los años 60 cambió la legislación y se permitió que en las Cañadas Reales se plantaran algunos huertos familiares y se levantaran pequeñas construcciones  para guarda de aperos y descanso de pastores.
  • Poco a poco, en el tramo de la Cañada Galiana próximo a Madrid fue proliferando otro tipo de construcción habitacional, más parecida a chabola de suburbio que a chozo campesino.
  • Según el censo de la Comunidad de Madrid, las cifras de 2017, hablaban ya de 8.628 habitantes, de los cuales, 2.500 son menores de edad. No obstante, es difícil saber a qué parte del total de las construcciones de La Cañada Real se refiere el censo de la Comunidad. 
  • Dentro del conjunto hay zonas que pueden considerarse guetos dentro del gueto, como el ocupado por lo gitanos rumanos o por los marroquíes; pero, por otra parte, hay edificaciones que es dudoso que puedan ser tenidas en cuenta en el censo de viviendas marginales, porque no lo son.
  • En todo caso, las edificaciones ilegales, desde chabolas hasta chalés y bloques de pisos, se extienden a lo largo de más de 15 kilómetros.
  • Este asentamiento toca territorios de los municipios de Madrid, Rivas Vaciamadrid y Cosalda, por orden de mayor a menor ocupación.
  • Se da por cierto que las interrupciones frecuentes del suministro eléctrico de que hablábamos se deben a la proliferación de tomas ilegales de fluido, motivadas en bastantes ocasiones por las necesidades energéticas del cultivo ilegal de marihuana en viviendas.
  • No obstante, mientras la responsable del suministro eléctrico de la zona Centro de Naturgy declaraba que en la Cañada Real sólo hay cuatro contratos legales y que el corte se ha producido por sobrecargas en la red de la zona, gente de la Cañada habla de instalaciones antediluvianas y de falta de inveterada de inversiones.
  • Dependiendo de qué se entienda por "Cañada Real", las afirmaciones anteriores de Naturgy son creíbles o no, porque dentro de su perímetro, hay desde talleres de reparación de automóviles hasta viviendas convencionales de cierta calidad. 
  • En cuanto a la relación entre consumo eléctrico y cultivo de marihuana en Cañada Real, el pasado 21 de enero el consejero de Vivienda de la Comunidad de Madrid, David Pérez, ha dicho en público que "el mismo día" que la Delegación del Gobierno en Madrid "cumpla con el plan de choque" de desmantelamiento de plantaciones de marihuana en la Cañada Real volverá la luz a este asentamiento. O sea, si éste hace eso, yo le doy la luz al poblado. ¿Aviso a navegantes? ¿Presión de la Comunidad al Gobierno Central? ¿Podría haberse restablecido el suministro o el Sr. Pérez no sabe lo que dice?

Qué podemos hacer


Cualquier cosa menos pasarse el problema unos a otros, porque, justos por pecadores, los que no son cultivadores de marihuana, los habitantes de La Cañada que tienen sus contratos en regla, los menores de cualquier categoría, tiritaban noche tras noche mientras Madrid estaba helada.


En junio de 2009, hace doce años, el Gobierno de la Comunidad de Madrid y el de España acordaron modificar la calificación de esa parte de la Cañada por considerarla no apto ya para el tránsito de ganado.

 

Hoy, pues, desde el punto de vista legal, los terrenos de los que hablamos ya no son una Cañada protegida sino que se consideran, simplemente, otro de tantos casos de terrenos urbanizados ilegalmente. 


A renglón seguido la Comunidad de Madrid cede la administración de estos terrenos a los ayuntamientos afectados. Un problema menos para la Comunidad.


Actualmente los tres municipios implicados han acordado elaborar un censo para contabilizar con exactitud el número de habitantes en la zona y las características de cada vivienda para decidir, después, qué solución adoptar.


A partir de ahí, los Ayuntamientos de Madrid, Rivas Vaciamadrid y Coslada siguen o han dicho que van a seguir caminos diferentes. Sólo hay algo en común entre lo que dicen y hacen unos y otros: ninguno ha resuelto la parte del problema que le corresponde. 


Por último, en marzo de 2017 grupos de trabajo de la Asamblea de Madrid y los Ayuntamientos de las tres localidades afectadas alcanzaron un acuerdo para acabar con la situación de la Cañada de una vez por todas. Habrá que dar por supuesto que el Pacto Institucional cumplió con la finalidad de proporcionar una bonita fotografía a los firmantes y poco más, porque han pasado ya casi cuatro años y las cosas no han cambiado.


Cierto que todo empezó en el siglo XIII ¿Habrá que esperar hasta el XXVI?


Lo urgente y lo importante


Volvamos al origen de este post: durante las Navidades, mientras Madrid se helaba bajo la nieve, no ha habido suministro eléctrico en Cañada Real. Miles de personas tiritaban en sus habitáculos. Ha habido incluso alguna muerte ¿Es que no se pudo hacer nada? ¿Qué importa de quién sean las competencias? ¿Para qué están los teléfonos? ¿Cuántos generadores habrían bastado para suplir la insuficiencia de los tendidos, las subestaciones, los cien mil chirimbolos de Naturgy? ¿Por qué no se utilizaron? ¿Quiénes fueron los responsables?


Eso era lo urgente, conseguir paliar el frío de cerca de diez mil personas, en vez de perder el tiempo echando la culpa, como siempre, al que tienes al lado, sobre todo si no es de tu Partido. Eso fue lo que no se hizo. Ahora el frío ha disminuido y nadie habla ya del problema.


¿Lo importante? Tener las ideas claras y actuar en consecuencia

  • Si las edificaciones son ilegales, o se legalizan o se derriban. Sin ocupantes dentro pero sin excesivas contemplaciones. Habrá quien tenga derecho a realojamiento y habrá quien no, dependerá de sus circunstancias. Que cada palo aguante su vela.
  • Y quien se ocupe de la cuestión, que tendrá que ser el que por Ley tenga encomendada la aplicación de las normas que determinan si la vivienda es legal o ilegal, deberá saber que una cosa es el derecho del ciudadano a elegir y otra la pretensión de negarse a cumplir la Ley. 
  • Quiero decir que la negativa sistemática a cualquier realojamiento, no importa lo que diga ese Partido que usted se imagina, tendrá que ser tratado con el miramiento debido y la contundencia necesaria para que la legalidad prevalezca.
  • Saber desde hace años que en la Cañada Real se consume ilegalmente energía eléctrica para cultivar marihuana y escuchárselo a un cargo público roza el esperpento, linda con la connivencia, se acerca a la complicidad. 
  • Como no creo que se trate de cultivo de marihuana para fines terapéuticos, tengo que suponer que hablamos de cultivo de productos estupefacientes. O sea, de delitos contra la salud pública, que resulta que conocen esa compañía que de una u otra forma deja que sus tendidos sean pirateados, que las fuerzas de orden público saben en qué territorio se cultivan las plantas, sucesos todos de los que están al tanto los responsables políticos que ordenan la actuación de los agentes de la Ley. ¿Alguien recuerda que hubo un día en que juraron "cumplir y hacer cumplir la Ley"?

Un par de cosas mías

  • Parte del problema, una de las explicaciones posibles de por qué el tumor sigue creciendo y la ciudadanía sigue asistiendo perpleja a la surrealista sarta de tonterías que oímos de tanto en tanto es que en ese territorio sin ley hay muchas personas pero muy pocos votantes. Desde el punto de vista electoral, La Cañada Real no tiene ningún valor.
  • No estaría mal empezar por no decir sandeces. Algunas de las cosas que he oído en los últimos días producen vergüenza ajena. Apestan a aporofobia. Cierta dama declaraba en su Asamblea, tan pimpante como acostumbra, que "cuando intentamos ayudarles fuimos recibidos a pedradas porque no querían nuestra ayuda; se negaban abandonar sus chabolas por miedo a que se las ocuparan y los que les animan a ocuparlas se sientan detrás de usted". Ingeniosa la doña ¿Verdad? Si es que con los pobres no puede uno ir a ningún sitio. Igual les ofrece usted alojamiento en un hotel de esos del Sr. Sarasola y prefieren quedarse en su zahurda.








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